Conozco al Príncipe
de Asturias desde hace treinta y cuatro años, cuando vino por primera vez
entregar los Premios Príncipe de Asturias y leyó por primera vez su discurso en
público. En estos días han vuelto a pasar por mi mente muchos recuerdos de
actividad intensa y fecunda mientras trabaje en nuestra Fundación.
Aún recuerdo
cuando, un año en que estaba en mi país de vacaciones, recibí una llamada de Graciano
García, para informarme que S.A.R el Príncipe de Asturias vendía a vernos a la
Fundación a una reunión de trabajo y que mis compañeros habían acordado de que
fuera yo quien se dirigiera a él para decirle unas palabras de saludo. Cuando
el director me dijo esto, primero pensé que era una broma, no dude en
preguntarle otra vez, y me lo volvió a decir, tal vez un poco más serio. Es
entonces cuando pensé que no era una broma.
Ese mismo día a diez mil kilómetros de España, de inmediato me puse a borronear
hojas en blanco, hasta que el mismo día en que volvía en el avión a Oviedo,
terminaba de escribir mis cuartillas de saludo a Don Felipe.
En otras muchas
ocasiones, con ocasión de la Entrega de los Premios, he tenido que dirigir la
palabra a S.A.R, en nombre de mis compañeros y siempre recibimos del Príncipe
de Asturias sus cariñosas palabras de aliento para seguir trabajando por
nuestra Fundación.
Cuando en el
mes de septiembre de 1980, cuando nadie daba crédito a lo que Graciano García,
estaba montando, y gracias a otro hombre bueno el general Sabino Fernández Campo, quien fue el encargado
de informar a Sus Majestades los Reyes de esta gran empresa que comenzaba su
andadura.
Ese mismo
mes, sus Majestades los Reyes acompañaron al Príncipe en el acto de
constitución de la Fundación, mostrando su esperanza en que aquel sencillo
acto, celebrado en la capilla del Hotel de la Reconquista, se convirtiera, con
el paso del tiempo, en el símbolo de lo que queríamos hacer: ofrecer al mundo los
mejores ejemplos de excelencia, de humanidad, de cultura.
Aunque ya
estoy jubilado, sigo con mucho interés las actividades de nuestra Institución,
y veo al Príncipe muy vinculado con la Fundación de forma intensa. Creo que Felipe
VI seguirá con la misma ilusión de apoyary trabajar para la concesión de los “Premios Príncipe de
Asturias”, para distinguir a quienes nos hacen mejores, a aquellos a quienes
merece la pena emular.
Desde
siempre año tras año Felipe VI, ha vivido año tras año, comprometido con la tarea
y los fines de nuestra Fundación.
Desde aquel
primer discurso inolvidable en el Teatro Campoamor ha dejado un recuerdo,
afirmando que llevabas y llevaría a Asturias siempre en lo más profundo de su
corazón. Y desde entonces, hasta ahora, cuando nos inspiraba a sobreponernos a
la adversidad, ha brillado con luz propia en sus intervenciones una sola
palabra: esperanza.
Afrontamos
tiempos nuevos, con decisión con la vista en el futuro y con la tranquilidad
que nos ha ofrecido siempre el impulso, el apoyo y el afecto de Sus Altezas
Reales los Príncipes de Asturias.
Alteza, sepa
que siempre este donde yo este, seré leal a su persona y a España.