martes, 16 de julio de 2013

LUIS BANCHERO ROSSI Y LA PESCA EN EL PERU


                                                                      
                                                                                         “Todo el futuro del Perú está en el mar, pero primero                      hay que ocuparlo, no basta con decir que es nuestro”... 

Luis Banchero Rossi
Luis Banchero Rossi fue el pionero de la pesca industrial de la anchoveta y de la producción de harina y aceite de pescado. Sus comienzos fueron modestos. En 1951, después de recibirse de ingeniero químico en la Universidad de Trujillo distribuía azúcar, alcoholes y melaza, y era agente de ventas de maquinaria agrícola y lubricantes. 

Un día llegó a Chimbote a venderle Lubricantes Kendall a su primo Mario Rossi que trabajaba en la “Envasadora Coishco”, ubicada al norte de la pujante ciudad. Estando allí visitó con él las instalaciones y averiguó sobre el uso de cada maquinaria. Le interesó el negocio. Saliendo de la planta y viendo hacia la gran bahía, se quedó maravillado de lo que vio, llegando a decir: “Me gusta el mar, no hay que arar o sembrar en él, sólo cosechar”.

Como vendedor de lubricantes se vinculó con la pesquería y vislumbró el  gran futuro de esta industria. El gran ‘boom’ de la pesquería peruana que en 1958 iba a hacer volar las líneas de crecimiento en las tablas estadísticas   empezaba a gestarse en 1955.  Ese fue el año que  Banchero entró en  la pesca. Con un socio instaló una fábrica de conserva de pescado en Pimentel; más adelante,  como lo asevera el cronista de la pesca, el ingeniero Alejandro Bermejo, al comprar  las acciones de su socio nació “el imperio Banchero”. Trasladó la fábrica a Chimbote, donde estableció su base de operaciones, e  incursionaba en la industria harinera de pescado. En 1960 el Perú tenía en Banchero Rossi un indiscutible líder de la industria pesquera, que en pocos años  se convertiría en el primer productor de harina de pescado del mundo. 
“El mismo “Lucho” Banchero que a su paso por Chimbote, vio que todo su prometedor futuro estaría vinculado sólo con el mar y que todo lo que hiciera para adelante no rompería nunca esa cerrada vinculación. Así lo comprendió Daniel Santos Castro, curtido pescador chimbotano conocido como “Cara de Papa”, el día que lo conoció y lo invitó a tomarse unos tragos para enterarse de “cómo iba”, de “cómo se hacía” el negocio de la pesca…”.

Sin embargo, ese mismo año 1960,  por la caída de precios de  la harina de pescado en el mercado mundial, la  industria harinera  tuvo un momento  crítico. A principios de 1959 la tonelada métrica se  cotizaba a 146 dólares  y en 1960 bajaba a 60.  Este precio raspaba los costos peruanos de producción, pero estaba por debajo de los costos de los demás países productores.  Era “el caso de un país subdesarrollado que, sin tener tradición industrial, empieza de repente a producir en cantidades tan tremendas que provoca un caos en el mercado.  La Conferencia de Productores de Harina de Pescado reunida en París a fines de setiembre de 1960, intentaba convencer a Banchero, uno de los primeros productores del mundo, a limitar la súper producción peruana. Finalmente, se restringió la producción a 80 mil toneladas de harina para no derrumbar los precios mundiales, pero el Perú abastecería el 60% de la importación mundial. 
Banchero era el típico self-made man, el hombre que se hace de la nada, que a la edad de treinta años,  y  con solo cinco años de experiencia en la pesca, era ya  un industrial de talla mundial. La dimensión de su organización nacía de su profunda convicción de la necesidad de tecnificar la pesquería. Con gran visión empresarial contrató en el extranjero los técnicos que permitieron implementar modernos métodos de producción para la industria pesquera. En 1971 tenía una numerosa flota pesquera y diez empresas de harina y aceite de pescado ubicadas en Chicama, Chimbote, Supe, Callao y Pisco, fábricas  de conservas, de melaza para alimentar el ganado y varias flotas pesqueras, todas ellas conectadas a sus oficinas por medio de equipos de radio. Sus bolicheras eran guiadas por un avión busca peces conectado por radio con la flota y con la superintendencia. Fundó también la empresa que editaba el diario Correo.
Luis Banchero Rossi desapareció prematuramente de la escena nacional. El 1º de enero del año 1972 apareció alevosamente asesinado en su casa de Chaclacayo.  El misterio aún rodea este crimen que privó al país de un empresario extraordinario, señalado para  conducir al Perú en su destino marítimo.

Sus ideas respecto al papel que le correspondía al Perú eran  bien definidas: “Al lado de una costa sin recursos, la naturaleza nos ha puesto un mar muy rico.  El porvenir del Perú está en el mar.  Por aquellos años la  harina de pescado nos ha permitido entrar por la puerta grande  del mercado mundial.        


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