“Todo el futuro del Perú está en el mar, pero
primero hay que
ocuparlo, no basta con decir que es nuestro”...
Luis Banchero Rossi
Luis Banchero Rossi fue el pionero de la pesca industrial de la anchoveta y
de la producción de harina y aceite de pescado. Sus comienzos fueron modestos.
En 1951, después de recibirse de ingeniero químico en la Universidad de
Trujillo distribuía azúcar, alcoholes y melaza, y era agente de ventas de
maquinaria agrícola y lubricantes.
“Un día llegó a Chimbote a venderle Lubricantes Kendall a su primo
Mario Rossi que trabajaba en la “Envasadora Coishco”, ubicada al
norte de la pujante ciudad. Estando allí visitó con él las instalaciones y
averiguó sobre el uso de cada maquinaria. Le interesó el negocio. Saliendo de
la planta y viendo hacia la gran bahía, se quedó maravillado de lo que vio,
llegando a decir: “Me gusta el mar, no hay que arar o sembrar en él, sólo
cosechar”.
Como vendedor de
lubricantes se vinculó con la pesquería y vislumbró el gran futuro de
esta industria. El gran ‘boom’ de la pesquería peruana que en 1958 iba a hacer
volar las líneas de crecimiento en las tablas estadísticas empezaba
a gestarse en 1955. Ese fue el año que Banchero entró en la
pesca. Con un socio instaló una fábrica de conserva de pescado en Pimentel; más
adelante, como lo asevera el cronista de la pesca, el ingeniero Alejandro
Bermejo, al comprar las acciones de su socio nació “el imperio Banchero”.
Trasladó la fábrica a Chimbote, donde estableció su base de operaciones,
e incursionaba en la industria harinera de pescado. En 1960 el Perú tenía
en Banchero Rossi un indiscutible líder de la industria pesquera, que en pocos
años se convertiría en el primer productor de harina de pescado del
mundo.
“El mismo “Lucho” Banchero que a su paso por Chimbote, vio que
todo su prometedor futuro estaría vinculado sólo con el mar y que todo lo que
hiciera para adelante no rompería nunca esa cerrada vinculación. Así lo
comprendió Daniel Santos Castro, curtido pescador chimbotano conocido como
“Cara de Papa”, el día que lo conoció y lo invitó a tomarse unos tragos para
enterarse de “cómo iba”, de “cómo se hacía” el negocio de la pesca…”.
Sin embargo, ese mismo
año 1960, por la caída de precios de la harina de pescado en el
mercado mundial, la industria harinera tuvo un momento
crítico. A principios de 1959 la tonelada métrica se cotizaba a 146
dólares y en 1960 bajaba a 60. Este precio raspaba los costos
peruanos de producción, pero estaba por debajo de los costos de los demás
países productores. Era “el caso de un país subdesarrollado que, sin
tener tradición industrial, empieza de repente a producir en cantidades tan
tremendas que provoca un caos en el mercado. La Conferencia de
Productores de Harina de Pescado reunida en París a fines de setiembre de 1960,
intentaba convencer a Banchero, uno de los primeros productores del mundo, a
limitar la súper producción peruana. Finalmente, se restringió la producción a
80 mil toneladas de harina para no derrumbar los precios mundiales, pero el
Perú abastecería el 60% de la importación mundial.
Banchero era el típico self-made man, el hombre que se hace de la nada, que
a la edad de treinta años, y con solo cinco años de experiencia en
la pesca, era ya un industrial de talla mundial. La dimensión de su
organización nacía de su profunda convicción de la necesidad de tecnificar la
pesquería. Con gran visión empresarial contrató en el extranjero los técnicos
que permitieron implementar modernos métodos de producción para la industria
pesquera. En 1971 tenía una numerosa flota pesquera y diez empresas de harina y
aceite de pescado ubicadas en Chicama, Chimbote, Supe, Callao y Pisco,
fábricas de conservas, de melaza para alimentar el ganado y varias flotas
pesqueras, todas ellas conectadas a sus oficinas por medio de equipos de radio.
Sus bolicheras eran guiadas por un avión busca peces conectado por radio con la
flota y con la superintendencia. Fundó también la empresa que editaba el diario
Correo.
Luis Banchero Rossi desapareció prematuramente de la escena nacional. El 1º de enero del año 1972 apareció alevosamente asesinado en su casa de Chaclacayo. El misterio aún rodea este crimen que privó al país de un empresario extraordinario, señalado para conducir al Perú en su destino marítimo.
Sus ideas respecto al papel que le correspondía al Perú eran bien definidas: “Al lado de una costa sin recursos, la naturaleza nos ha puesto un mar muy rico. El porvenir del Perú está en el mar. Por aquellos años la harina de pescado nos ha permitido entrar por la puerta grande del mercado mundial.
Luis Banchero Rossi desapareció prematuramente de la escena nacional. El 1º de enero del año 1972 apareció alevosamente asesinado en su casa de Chaclacayo. El misterio aún rodea este crimen que privó al país de un empresario extraordinario, señalado para conducir al Perú en su destino marítimo.
Sus ideas respecto al papel que le correspondía al Perú eran bien definidas: “Al lado de una costa sin recursos, la naturaleza nos ha puesto un mar muy rico. El porvenir del Perú está en el mar. Por aquellos años la harina de pescado nos ha permitido entrar por la puerta grande del mercado mundial.
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