Los incidentes
previos a la entrega de los Premios Príncipe de Asturias
"La entrada de
Invitados, premiados y de los Príncipes de Asturias –acompañados por la Reina
Sofía- se encontró hoy en Oviedo a varios centenares de personas dispuestos a
demostrar sus críticas al sistema, a los recortes y a la Monarquía, y mucho
mejor organizadas que en ediciones anteriores. Situados en la plaza de la
Escandalera se concentraron integrantes de una quincena de grupos y
asociaciones, rodeados de un imponente despliegue policial. Frente a ellos,
bajo el Teatro Campoamor, tres bandas de gaitas tocaban sin parar para evitar
el sonido de las protestas, con el apoyo ocasional de un helicóptero de la
Polícia Nacional. Los premiados se sorprendían del ruido y de recibir aplausos
por un lado y abucheos por otro. Algo incomprensibles los abucheos a Muñoz
Molina, que estos días ha sido crítico con las políticas cultural y educativa
de España. Pero es que había protestas de todo tipo. Desde los miembros de
APTA, despedido de la ONCE hace dos años, a las mareas verde (por los recortes
en Educación), blanca (por la Sanidad pública), amarilla (de empleados de
juzgados), la asociación cultural La Madreña, miembros de la Corriente Sindical
de Izquierdas (CSI), dirigentes como el coordinador regional de IU Manuel Orviz
–acompañado de varios de sus dirigentes y de la dirigente de esa organización
en Castilla La Mancha, Boris Benegas–, etcétera. A ellos se sumaron varios
colectivos vinculados al movimiento 15M, “La España real”, los desahuciados por
la Caja de Asturias (que hoy está integrada en Liberbank) y otros. La seguridad
que rodea a la Monarquía impedía los movimientos, pero de hecho la protesta era
pacífica, aunque ruidosa y bien organizada. Contaban con su propio equipo de
gaitas y tambores, que trataban de rivalizar con el sonido de las oficiales. La
llegada del ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, pasó
desapercibida para los manifestantes, porque entro a la carrera y tratando de
esconderse una hora antes del inicio del acto, para inmenso regocijo de la
tribuna de prensa, situada frente a él, y a quien no pasó desapercibido. No así
l responsable de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien
diplomáticamente entró por la puerta principal. Frente al glamour de
empresarios, esposas vestidas de todo tipo, políticos de cualquier rango (Rosa Díaz
nada discreta, Álvarez Cascos abucheado al grito de chorizo y el propio
presidente del Principado) se instaló el desencanto, el hastío y la necesidad
legítima de protesta pacífica. Cuando la televisión comenzó a transmitir la
llega de premiados, la pantalla gigante situada bajo la sede de Cajastur sirvió
de monitor de lujo para los manifestantes, dirigiendo hacia ella los abucheos.
Una demostración pacífica de muchos descontentos que confluyeron frente al
riguroso ceremonial. Cuando sonó “tiene la palabra Matías Rodríguez Inciarte
(presidente de la Fundación Príncipe y vicepresidente del Banco Santander), ya
con las puertas del teatro cerradas y las gaitas en silencio, los abucheos se
hicieron ensordeceros al grito de “no, no y no”, y “tu deberías acabar como
yo”. Dentro, mientras tanto asonaban ya las palabras comprometidas de Muñoz
Molina y Annie Leitbovitz. Contrastes de un día de otoño".
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