lunes, 11 de enero de 2016

EL CARBAYÓN ÁRBOL EMBLEMÁTICO DE OVIEDO

El Carbayón  (aumentativo de carbayu, que significa roble  en asturiano). Árbol emblemático de Oviedo, era un enorme roble centenario quer estBA situado al principio de lo que hoy es la calle Uria, se dice que estaba enfermo y su tronco carcomido por lo que se tomo la decisión de derribarlo. Este árbol, debido a su porte y tamaño, fue de enorme importancia simbólica para la ciudad. La palabra carballón es el aumentativo de carbayu que en bable significa roble. Y así se llama a los pobladores de Oviedo, carballones y no sólo a los habitantes de Oviedo, también a un riquísimo pastel.
En el momento de su tala, el árbol medía 9 metros de circunferencia en su base, tenía dos troncos principales que alcanzaban una altura de 30 metros y su copa medía 38 metros de circunferencia.
Una de las razones esgrimidas para su tala fue su avanzado estado de carcoma interior, cosa que se comprobó como cierta una vez talado. Este hecho impidió su datación exacta aunque se le supusieron unos 500 años edad.
Historia.- Estaba situado en el extremo inferior del Campo de San Francisco, lugar de recreo y paseo de los ovetenses a lo largo de los años. En 1874 se había construido la estación del tren a una distancia de 1 km del centro de la ciudad y se proyectó un vial para unirlos. Este proyecto se tradujo en las actuales calles de Uría, abierta en el mismo año, y de Fruela, abierta en 1880, que bordeaban el extremo inferior del Campo de San Francisco dejando aislado al Carbayón del resto del Campo, molestando la circulación por la calle de Uría.
El 15 de septiembre de 1879 se reunió el ayuntamiento de Oviedo para discutir qué hacer con el árbol, tras el informe del jardinero municipal favorable a la tala. Los concejales se dividían en dos grupos opuestos: los progresistas, favorables a la tala, y los conservadores, contrarios a ella.
Tras dos votaciones nulas, en la tercera, la comisión de «paseos y arboledas» votó a favor de la tala por catorce votos a nueve. El Ayuntamiento sacó a subasta el derribo del árbol y fue otorgado por el montante de 192 pesetas. El 2 de octubre de 1879 se hizo efectiva la tala.
En esos días se creó el semanario primero y luego diario El Carbayon, el cual en su primera edición rememoró a El Carbayón de esta manera:
Aquí estuvo el Carbayón,
seiscientos años con vida
y cayó sin compasión
bajo el hacha fratricida
de nuestra corporación.
Este pasquín respetad,
si sois buenos ovetenses,
y en su memoria llorad
todos los aquí presentes
por el que honró a la ciudad
En marzo de 1949 se instaló por orden del Ayuntamiento una placa conmemorativa en la acera de la calle de Uría, en el mismo lugar en el que estaba situado el árbol. En la placa se lee la siguiente inscripción:
Aquí estuvo durante siglos el Carbayón, árbol simbólico de la ciudad, derribado el II de octubre de MDCCCLXXIX. La Corporación municipal acordó el XXIV de marzo de MCMXLIX la colocación de esta placa que perpetúe su memoria.
En 1950 se plantó un nuevo roble en los jardines del Teatro Campoamor, conocido popularmente como El Carbayín, en torno al cual se colocó una verja con una inscripción que reza:

«Como continuador de aquel árbol simbólico que nos dio el título de carbayones, el Ayuntamiento plantó este roble el día XI de febrero del año de gracia de MCML

domingo, 10 de enero de 2016

ORIGEN DEL NOMBRE DE OVIEDO

Uviéu o Uvieo es el nombre que recibe la ciudad en ast5uriano. La denominación en castellano, "Oviedo", es la oficial y más extendida. En las crónicas medievales del Reino de Asturias se la denomina alternativamente Ovetao u Oveto. Así, en el Testamento de Alfonso II se la denomina OvetdaoOvetao en la Crónica Albeldense yOveto en el Pacto monástico de San Vicente y en las Crónicas de Alfonso III, tanto en su versión rotense, como sebastianense.
Etimológicamente no está claro el origen del nombre de la ciudad.  Ramón Menéndez -Pidal le atribuyó al topónimo un origen celta. También se le han atribuido diversos significados en lengua vasca. Algunas teorías apuntan a que proviene del latín medieval Urbs Vetus, que significa «ciudad vieja». Para otros el origen se trataría de la unión de Ovis con el sufijo -etum, que significa «lugar abundante en ovejas», aunque esto no parece muy fundamentado. Otras explicaciones consideran que iovetano es adjetivo de Iove (que significa Júpiter, por lo que el lugar podría haber sido un lugar de veneración a Júpiter), o que proviene del idioma celta. Joaquín Manzanares propuso la explicación de que el nombre de la ciudad proviene del latín Albetum (blanquecino), debido al color del montículo donde se asentaba el núcleo original de la ciudad; esto coincide con la descripción que hizo del lugar el Padre Carvallo. Así, surge otra posible interpretación del origen del nombre de la ciudad, que indica que Oviedo proviene de Alvietum (de la unión de Alveum y la terminación -etum), que significa «lugar abundante en arroyos» y que también coincidiría con la descripción dada por Padre Carvallo. Pese a todo, aún no se tiene claro el origen etimológico de Oviedo y ninguna teoría es plenamente aceptada.
Así, surge otra posible interpretación del origen del nombre de la ciudad, que indica que Oviedo proviene de Alvietum (de la unión de Alveum y la terminación -etum), que significa «lugar abundante en arroyos» y que también coincidiría con la descripción dada por Padre Carvallo. Pese a todo, aún no se tiene claro el origen etimológico de Oviedo y ninguna teoría es plenamente aceptada.

La ciudad de Oviedo se sitúa sobre una zona oblonga y deprimida que avanza paralela a la costa y se extiende por el Este hasta Cangas de Onís, la denominada “Depresión de Oviedo”, sobre la que discurren las carreteras y vías férreas más importantes de la zona oriental de Asturias. Esta depresión se originó en el Terciario: en esa época el relieve era escaso y el mar, como se colige de la existencia de un amplio manto de sedimentos cretácicos, cubría la actual cuenca minera desde finales de la Era Secundaria; a lo largo del Terciario la región fue fracturándose, diferenciándose en varios bloques que durante este periodo experimentaron movimientos de ascenso, descenso y torsiones, dando lugar finalmente a la Cordillera Cantábrica y apareciendo una serie de sistemas lacustres en los que se produjo un depósito de arcillas rojas y margas blancas (en estas margas, en la zona de Llamaquique, se descubrieron en 1926 unos restos esqueléticos de vertebrados, la Fauna de Oviedo, que demostraron el origen cretácico de los sedimentos y su génesis lacustre) que da origen al actual subsuelo Ovetense. El contacto de estos sedimentos con los materiales previos de origen cretácico, areniscas, arenas y piedras calizas, fue muy discontinuo a consecuencia del relieve del terreno.
Para Truyols y Julivert el relieve actual de la zona de Oviedo se explica a partir de su constitución geológica, la cual ha sido acentuada por la acción erosiva de su sistema hídrico: los cauces del Nalón y el Caudal han generado hoces en la piedra caliza, ocasionando un notable desnivel entre su curso y la elevación donde se asienta Oviedo que oculta el carácter depresivo de la zona. La "Depresión de Oviedo" se hace evidente desde la cima del Naranco, al pie del cual discurre una línea de fractura que delimita su bloque de los materiales en que se ubica la zona urbana

El concejo de Oviedo se halla comprendido en casi su totalidad en lo que se conoce como la “Región de pliegues y mantos de la zona cantábrica”, a la que únicamente desborda en su sector sur, correspondiente a Olloniego, por donde se adentra en la cuenca carbonífera central.

EL MONTE NARANCO VIGÍA DE OVIEDO

Del monte Naranco, se puede decir que es un monte-tótem, desde sus alturas  se puede escuchar a lo lejos el murmullo de la ciudad. Es una sierra en cuya falda meridional se encuentra Oviedo, precisamente el barrio que coge su nombre, barrio de Ciudad Naranco. Forma un arco de unos 5 kilómetros cuyo extremo noroeste apunta a la parroquia de Villaperi y el extremo oeste a Lloriana. Al norte y al este de la sierra transcurre el río Nora. Su relieve es poco destacado con cotas de poca importancia entre las que destaca el Pico del Paisano con 634 msnm.
Coronando la cima de este conocido monte se encuentra el área recreativa del Naranco, una superficie a 600 metros de altura y con 31hectáreas de espacio libre; antiguamente, esta zona constituía un campo militar de prácticas de tiro -y en la que aún quedan restos en la pared situada más al fondo-, pero hoy día dispone de un merendero, zonas verdes y columpios para los niños, así como el repetidor que da señal de televisión y radio al concejo de Oviedo y a sus alrededores.
También en la cima se encuentra el monumento al Sagrado Corazón de Jesús, una descomunal escultura que data del año 1950 en la que se refleja la figura de Jesús abrazando y protegiendo simbólicamente la ciudad de Oviedo. Está iluminada desde el año 1992 y en su pedestal figura encastrada la Cruz de la Victoria (de 35 metros de altura), símbolo de la historia ovetense y asturiana; dicha cruz se encontraba antes de 1990 coronando la escultura, pero el fuente viento desaconsejó su ubicación original en favor de su emplazamiento actual.
El Naranco tiene muchos rincones cuyo solo nombre guarda mil ecos del pasado, El Pevidal, Ules, El Boquerón de Brañes, las fuentes de los Pastores, del Boo, de la Catalana, bosques de Castaños, plantaciones de Eucaliptos y otros árboles que crecen en sus laderas.
Por la falda del monte discurre además una senda peatonal muy concurrida por numerosos ovetenses diariamente, conocida como "Pista Finlandesa", la cual parte del barrio de Ciudad Naranco y transcurre oficialmente por el monte durante aproximadamente 2.5 km hasta Fitoria, aunque es posible continuar por la carretera. Está equipada con asientos, fuentes, y complementos deportivos.
Existieron en esta sierra asentamientos castrenses como lo demuestran los diversos castros  encontrados en las estribaciones del Naranco, así como hubo, sin duda, asentamientos romanos como indican las monedas y tumbas allí descubiertas. En la cara norte del Pico del Paisano se conservan todavía los restos de dos pozos de nieve. Asimismo en su falda se encuentran importantes monumentos prerrománicos  como Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo.
Santa María del Naranco.- Es uno de las principales muestras de prerrománico europeo que mejor se conserva. Pertenece al conjunto de monumentos de Oviedo y declarado también Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Fue ordenada construir por el rey Ramiro I hacia el año 848a modo de pabellón de caza, junto con la cercana capilla de San Miguel de Lillo en un entorno que en aquel entonces albergaba con abundantes presas para el deleite de la realeza.
Parece ser que un corrimiento de tierras destruyó gran parte de San Miguel de Lillo. Por ello, entonces, se trasladó el altar hasta Santa María y se colocó en el mirador oeste. Dicho altar se encuentra hoy en el Museo arqueológico de Asturias, por tanto el que se puede observar en Santa María del Naranco es una reproducción del mismo.
La edificación es de planta rectangular, con techo a dos aguas y dos pisos, cada uno con un cuerpo central y dos laterales.
El interior, en el primer piso, tenemos una sala con bóveda de cañón que podría haber sido una sala de reuniones, así lo afirman varios autores, debido a los bancos de piedra que rodean la sala. El segundo piso es  un salón abovedado, abierto al exterior mediante miradores en forma de arco tenía una decoración pictórica de la que hoy nada queda.
Como llegar.- Se encuentra a unos 3km del centro de Oviedo. Para llegar basta subir por la carretera del Naranco hacia los monumentos. El camino está bastante bien señalizado. Existe un aparcamiento cercano a los monumentos.
En las inmediaciones de los monumentos hay un par de establecimientos que ofrecen algo para comer y beber.
San Miguel de Lillo.- Hoy solo queda la tercera parte del edificio original, construido hacia el año 848 por orden de Ramiro I y declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
El vestíbulo y el comienzo de las tres naves es lo que queda de la primitiva planta después de que un corrimiento de tierras que tuvo lugar entre los siglos XIII y XV destrozara el resto.
Esta singular muestra del arte prerrománico sirvió de capilla real, por ello esta tan solo a 200m de Santa María del Naranco.
Diversos estudios apuntan a que el edificio original constaba de tres naves separadas mediante columnas.
Destaca la originalidad de su decoración escultórica con animales, figuras humanas, elementos geométricos, y las escenas de circo talladas en las jambas de la puerta de entrada.
Tiene también unas interesantes pinturas que se encuentran bastante deterioradas con el paso de los años.
La iglesia está situada en un entorno natural y agradable, por ello algunos ovetenses y visitantes aprovechan para darse un paseo por el monte Naranco desde el que se tiene una gran vista de la ciudad de Oviedo y la Sierra del Aramo.
Como llegar.- Para llegar hasta él basta con subir la carretera del Naranco, llamada Avenida de los Monumentos, a pie o en coche. El camino está bastante bien señalizado y existe un aparcamiento para coches y autobuses cercano a los monumentos.



sábado, 2 de enero de 2016

EL OLIVAR DE SAN ISIDRO

El Olivar, ubicado a 6 Km. de la Plaza Principal de Lima (Plaza de Armas) y con una extensión de 23 hectáreas, constituye hoy en día el centro de San Isidro y es el más característico de los elementos del distrito. No es solo uno de los principales pulmones de la ciudad sino un recuerdo viviente de nuestra historia pues simboliza la tradición virreinal y republicana de San Isidro. El Olivar alberga, además, la Municipalidad del distrito, la Biblioteca Municipal y su auditorio, una galería de arte y una hermosa laguna con piletas de agua y una atractiva iluminación nocturna.

El Olivar en el tiempo.- La historia del Olivar comienza hace siglos, específicamente en el año 1560 cuando fueron traídos los primeros olivos que dieron nacimiento al bosque actual. Durante la época, el propietario de las tierras fue Gonzalo Pizarro y su Procurador y Alcalde fue don Antonio de Rivera, este último, encargado principal de la importación de los numerosos olivos, de los cuales tan solo sobrevivieron tres al viaje y fueron los únicos en poder ser plantados.

Bastaron 3 pequeños árboles de olivo para que comenzara la propagación inmediata. A partir de este dato histórico, cuenta una leyenda que fueron 3 ramas sembradas por San Martín de las cuales nació el inmenso bosque de olivos que conocemos hoy en día. Para 1730 El Olivar ya se había convertido en un bosque con 2,000 árboles y para 1828 superaba los 2,828 árboles. Pronto la zona pasó a ser la preferida de los primero habitantes de la zona, quienes comenzaron a construir sus casas en lugares cercanos y en el mismo Olivar. La primera urbanización creció a lo largo de la avenida Conquistadores. En el año 1777 el Conde de San Isidro adquirió los terrenos y se convirtió en el propietario definitivo del lugar, naciendo entonces el distrito de San Isidro, nombre con el que lo conocemos hasta hoy en día. Por supuesto que San Isidro no quedó ahí, creció para convertirse en el inmenso y moderno distrito que es hoy en día, y para albergar definitivamente al Olivar.

El 16 de diciembre del año 1959, El Olivar fue declarado Monumento Nacional por Resolución Suprema N° 5773 del Ministerio de Educación, gracias a la importancia de su arquitectura, sus características ambientales y por supuesto su importante historia. Lamentablemente esto no ha servido de mucho para evitar la ambición expansionista de algunos vecinos del lugar quienes han invadido el bosque con rejas y cercos. Incluso en 1998 se creó una gran controversia con respecto a la construcción de un edificio (Esquina de Santa Cruz con Mariano José de Arce) cuya dimensión pudo haber creado una sombra suficientemente grande para interrumpir el proceso de fotosíntesis de los árboles. Felizmente, ante estos casos, la municipalidad de San Isidro ha iniciado ya un proceso para recuperar el terreno perdido y retirar cercos y rejas. Durante el año 2000 se realizó un censo de árboles en El Olivar, el cual considera 1519 árboles de olivo en la zona.

El Olivar como Ecosistema.- Existen más de 15 variedades de aves que habitan en El Olivar, (siendo las más comunes las palomas, las tortolitas y los cuculíes), convirtiéndolo en el parque con mayor variedad de aves en todo Lima. Frente a la laguna existe un kiosco donde pueden comprar bolsitas de maíz para el que desee alimentarlas, hay además bancas a lo largo de todo El Olivar sobre las cuales uno puede descansar y dar de comer a las Palomas Domesticas, a la Tortolita Orejuda, a las Cuculíes y Tortolitas, que son las especies mas confiadas y se acercaran a recibir el alimento.

Entre otras, y más coloridas, variedades se pueden encontrar al Turtupilín de pecho rojo, al Botón de Oro, de color amarillo y al Tangará de color celeste. Desviando nuestras miradas un poco más abajo encontraremos entre los arbustos al Mielero, de color amarillo y mascara negra, mientras que, más abajo aún, podremos observar al Cucarachero cuyo color es marrón y suele estar siempre en la base de los árboles buscando insectos para comer.

El encanto de El Olivar de San Isidro no sólo se limita al paisaje formado por sus señoriales árboles. En sus frondosas sopas anida el más variado microsistema de aves de Lima. En él encontramos palomas como la Rabiblanca, la Cuculí y su particular canto mañanero y la Tortolita de pico amarillo. Destacan por su colorido el Turtupilín de pecho rojo encendido, el amarillo intenso del Botón de Oro y el Violinista de color celeste. Otras especies que habitan el parque son la Mosqueta Silbadora, los gorriones Americanos y Europeos, el Mielero de panza amarilla y antifaz negro, el Cucarachero, el Saltapalito, el Tordo Parásito, el Colibrí Amazilia, el Gavilán Acanelado y otras bellas aves que completan un total de 30 especies.

viernes, 1 de enero de 2016

EL CAÑU DEL FONTÁN

De entre las antiguas fuentes de Oviedo pervive aún la del Cañu del Fontán que, datada en 1657 y con abrevadero desde 1671, se creó para suministrar agua potable en la zona de un pantano que se desecó y donde después se creó el popular y populoso mercado. La fuente, que en su tiempo se consideró un elemento que afeaba la hermosa fachada del vecino palacio del Duque del Parque, estaba por debajo del nivel de la calle y con sus caños, casi a ras de suelo, circunstancia que provocó los conocidos versos de Luis de Tapia:
Caño de tan bajo trazo
hacía al más alto ser
doblar el recio espinazo
al inclinarse a beber.
Y tan humilde ejercicio
iba quitando, en verdad,
a muchas gentes el vicio
de su altiva vanidad.
En Oviedo, cuando alguno,
por su abolengo o su prez
presumía, inoportuno,
de mal fundada altivez
la turba de gente nueva
decía de tal truhán
hay que llevalu a que beba
en el cañu del Fontán.
Enterrada durante mucho tiempo, durante el mandato del alcalde Antonio Masip, esta fuente del Fontán, que en realidad no tiene un caño sino dos, en el centro de dos sencillas rosetas labradas en la piedra de la pequeña y sólida construcción, fue «exhumada y restaurada rápidamente con notable acierto» en 1988 según señala José Ramón Tolivar Faes en Nombres y cosas de las calles de Oviedo (1992).
El nombre de la plaza proviene de la fuente o fontán que abastecía una laguna natural situada en sus orígenes a las afueras de la ciudad. A finales del siglo XVIII se desecó la laguna y se construye una plaza rectangular y porticada, abierta por cuatro entradas y con cuarenta departamentos para acomodo de comerciantes. "La plaza del mercado, en Pilares, está formada por un ruedo de casucas corcovadas, caducas, seniles. Vencidas ya de la edad, buscan una apoyatura sobre las columnas de los porches. La plaza es una tertulia de viejas tullidas que se apuntalan en sus muletas y muletillas y hacen el corrillo de la maledicencia. En este corrillo de viejas chismosas se vierten todas las murmuraciones y cuentos de la ciudad..." , así describía El Fontán Ramón Pérez de Ayala en su novela Tigre Juan.
En medio de la plaza antigua existía una fuente a la que se accedía bajando unos escalones. Para beber agua del caño había que arrodillarse o doblar el espinazo. Beber en el caño del Fontán suponía impregnarse del espíritu popular ovetense y despojaba al visitante de toda presunción y pedantería. Así, allá por el año de 1926, Luis de Tapia, otro ovetense ilustre, coetáneo de Pérez de Ayala, deja escrito:
Hubo en Oviedo (y mi abuelo// lo contaba con afán)// una fuente a ras de suelo// que era el "Cañu del Fontán"...
La Plaza del Fontán tal y como la conocemos hoy en día data de 1997, tras la polémica decisión del derribo y reconstrucción de la plaza antigua debido a su mal estado de conservación. Pero queda, en torno a ella, como testimonio de otra época, la iglesia de San Isidoro, la fachada principal de la antigua casa de comedias (hoy Biblioteca Pública Pérez de Ayala), el palacio del Marqués de San Feliz... y El Mercado; que remonta sus orígenes a principios del siglo XII, cuando los campesinos que vivían en las afueras de la ciudad  se congregaban en estos terrenos para ofrecer sus productos. Los jueves, sábados y domingos sigue habiendo mercado en las calles exteriores a la Plaza del Fontán y en la contigua de Daoiz y Velarde.
Como no podía ser menos, en la Plaza del Fontán y sus alrededores, se acomodan restaurantes, sidrerías y bares: unos calamares en Casa Ramón, los bocaditos de pixín en Les Forgaxes o la tortilla de merluza de Casa Amparo, dejan el cuerpo preparado para seguir disfrutando de la belleza del entorno.


LA ANTIGUA VILLA ROEL EN LA CALLE PÉREZ DE LA SALA DE OVIEDO

La villa Roel, propiedad de Faustino García Roel, médico, investigador y escritor, «uno de las más brillantes eminencias científicas asturianas», en opinión de Constantino Suárez (Españolito), y «sabio, soberbio y filántropo», según Saúl Torga, uno de los principales estudiosos de la vida de este eminente doctor.
En el plano de Oviedo de 1869 ya aparece dibujada la delimitación de la finca, con la grafía "Quinta de Roel", si bien no aparece reflejado el edificio.
La villa Roel era una hermosa casona-palacio, con jardín, estanque, gruta, fuente y árboles, se encontraba situada entre las calles Calvo Sotelo y Santa Susana de la que fue huésped el famoso músico Rimski Korsakov, autor del Capricho español.
Esta vivienda unifamiliar era un edificio extraño, sobre el que se dispone de muy poca información, más allá de la disponible sobre su propietario, el medico Faustino García Roel.

El estilo morisco con elementos góticos podría datar el edificio hacia 1875-1880, previo a la aparición de la arquitectura ecléctica,  en que estos elementos decorativos fueron usados en otros edificios de la ciudad.

Así por ejemplo existieron dos casas gemelas en la calle Uria, las números 30 y 32, con decoración tipo morisco, y proyecto de arquitecto Javier Aguirre, y se aprecia el uso de elementos decorativos góticos en decoraciones interiores de portales y escaleras.

Muchos años después tras la venta de la finca a los hermanos Menéndez, lo compran los jesuitas y fundan aquí un colegio. En el año 1931, cuando llega la República, se expulsa a los jesuitas de España y se les quita el colegio que tenían aquí. En el año 1932 se instaura el instituto en el edificio de los jesuitas. Pero con la Revolución de Octubre de 1934 se vuela el edificio, y hasta el año 1939 no se empieza el instituto con el edificio que conocemos ahora.
El doctor Faustino García Roel, nació de manera accidental en Ceceda   el 5 de mayo de 1821, (sus padres estaban de paso en el lugar). Siendo uno de sus principales benefactores. Tras estudiar Latinidad y Filosofía en la Universidad de Oviedo, se trasladó a Madrid para seguir la carrera de Medicina. Una vez acabada ésta, permaneció un tiempo en la capital española y pasó después a Oviedo, donde comenzó a ejercer la profesión que tanta fama le reportó enseguida. Con motivo de la invasión de cólera morbo en 1885, contraerá la terrible enfermedad.
Al mismo tiempo que desarrolló su actividad como médico particular, desempeñó numerosos puestos oficiales, como son los de médico e inspector de la Beneficencia Provincial, miembro de la Junta Provincial de Sanidad, médico de Prisiones y director del Hospital Militar de la provincia. Participó activamente en la fundación de entidades culturales, bancarias e industriales ovetenses, tales como el Casino, el Banco de Oviedo y la Fábrica de Gas.
Sin embargo, la faceta en la que más destaca fue en la de investigador de temas médicos. Los numerosos trabajos publicados en El Fomento de Asturias, El Carbayón y El Faro Asturiano, de Oviedo, y en Los Dos Mundos y El Siglo Médico,de Madrid, fueron asentando su fama, que llegó a la cumbre cuando la Academia de Medicina le otorgó el Premio Rubio por su obra Etiología de la pelagra, enfermedad endémica en Asturias sobre la que habían trabajado anteriormente los doctores Gaspar Casal y Martínez Fernández. En 1889 obtuvo el primer premio en el concurso celebrado en Valencia por el Instituto Médico para premiar a los mejores profesores de Medicina españoles. Fue miembro o estuvo en estrecho contacto con diversas sociedades médicas españolas y extranjeras.
Murió en Madrid, víctima de una parálisis, en 1895, cuando realizaba un viaje hacia Alicante, donde pasaba los inviernos.
Dejó una inmensa fortuna, de la que fueron herederos, entre otros, numerosas sociedades benéficas y culturales.
En 1909 se descubrió una lápida a su memoria en el Colegio de Médicos de Madrid, y en 1932 se le levantó un monumento --obra de A. Sordo y ubicada en el campo de la iglesia-- en su Ceceda natal, al que había también había dejado parte de su herencia (260.500 pesetas, «en 11 títulos de deuda perpetua interior» depositados en el Banco de España) a través de la Fundación Roel, creada en 1909, lo que permitió acometer la traída de agua, el alcantarillado y fomentar la educación, salud e higiene de los niños del lugar.
Publicó las siguientes obras: Etiología de la pelagra (Madrid, 1880); Colegiamiento médico (Oviedo, 1882); Tesis sobre la patogenia de las principales enfermedades que anticipan la muerte del género humano (Madrid, 1882).

En septiembre de 2009, en el transcurso de los actos conmemorativos del centenario de la fundación que lleva su nombre, ésta presentó un libro sobre García Roel, con textos de Alfonso Rodríguez y una tirada de 1.000 ejemplares para repartir entre los vecinos (conocidos como «escabecheros»).