jueves, 16 de febrero de 2017

LA ZARZUELA: UNA DE MIS AFICIONES FAVORITAS Y EL MÍTICO TEATRO SEGURA


Cuando estudiaba en la facultad de Letras de la Universidad Católica, y llegaba la temporada de zarzuela que venía de la mano de mi amigo  Faustino García venía a Lima, solía asistir a las funciones que se personificaban en el teatro, y así pude ver casi todas las zarzuelas que  eran representadas y poder conocer a los diversos actores que venían a actuar a Lima. Como yo los conocía solíamos tomar un café cerca del teatro, allí conversábamos de todo y otras veces me contaban sobre España, patria de muchos de ellos.
Entre las muchas zarzuelas a las que asistí, puedo citar: Luisa Fernanda, del Maestro Moreno Torroba   Los Gavilanes, de Jacinto Guerrero, La Tabernera del Puerto de Pablo Sorozábal, La canción del olvido, de Serrano,  La verbena de la Paloma, de Bretón,  La alegría de la Huerta de Chueca, La Boda de Luis Alonso, de Giménez, La del Soto del Parral, de Soutillo, El gato Montes, de Penella, El Cantar del arriero de Díaz Giles, La del manojo de Rosas, de Sorozabal, La Rosa del Azafrán, de Jacinto Guerrer El rey que rabio de Chapi,  El Caserío de Guridi, el barberillo de Lavapiés y Jugar con fuego del maestro Barbieri, El Rey que rabio, la revoltosa de Chapi, La canción del olvido de Serrano, el dúo de la africana de Fernández Caballero, La gatita Blanca de Giménez y Vives, La calesera, de Francisco Alonso, las corsarias, de Enrique Parades, La revoltosa de Chapi y Joaquín Jiménez, y muchas otras que escapan de mi memoria.

Entre los cantantes que recuerdo puedo citar a l soprano Pepita Embil  madre de Placido Domingo Embil. Tras terminar una serie de turnés por la península con la agrupación Ases líricos, estrenando algún teatro como el Gran Vía de Salamanca en 1946), deciden embarcarse en una gira con la compañía del maestro Moreno Torroba, que artísticamente les va a alejar de España casi de por vida. Sus éxitos calan en los públicos americanos de Puerto Rico, donde actuó en 1950 en el Teatro Tapia con la compañía de Miguel de Grandy, Cuba, Méjico, Venezuela y Colombia. Esto sería determinante para que el matrimonio formara en 1948 una compañía propia para actuar en el  teatro Arbu y se estableciera definitivamente en Méjico. Los años siguientes actuarán una temporada por aquel escenario reponiendo obras como LuisaFernanda, La viuda alegre, Marina, La  tabernera del Puerto, El orgullo de Jalisco... Después recorrerán México asociados a la vedette RositaFornés (1951) y año tras año la pareja reaparecerá por los escenarios mexicanos, a veces como empresarios asociados a famosas voces de zarzuela española que recalaban allí y otras veces como simples cantantes.
El empresario de teatro Faustino García, el Quijote de la zarzuela  no falta a la verdad, el Quijote de la zarzuela vivió cincuenta años recorriendo los teatros de América Latina llevando el arte de la zarzuela como un verdadero embajador cultural.
Salió de España, como otros tantos, con la ilusión de conquistar América. Lo que para muchos fue un sueño, en él fue una realidad. Su primer puerto en este continente fue el de Buenos Aires, a nuestra ciudad llegó el 1 de enero de 1914 con muy pocos pesos y muchas ilusiones. A pocos días de llegar, por una de esas arbitrariedades del destino fue a dar a un café que por mal nombre le llamaban el Café de la Puñalada, al que también frecuentaban Roberto Arlt y Julián Centeya, en Boedo y Chiclana.  Allí se estaba formando una compañía para hacer zarzuelas de cuarteto cuyas obras se titulaban y titulan: "Para casa de los padres" "La nieta de su abuelo" "Ya somos tres" y "Música clásica", de las que participó Faustino García. Pocos años después, con sólo 19 de edad, Faustino ya formaba su propia compañía y a los 25 ya se había presentado con éxito en Paraguay, Uruguay, Chile y Argentina.
Cada vez que se presentaba en Buenos Aires, acudía al bar de Sarmiento y Paraná, conocido bar de artistas, donde alquilaba para los ensayos el sótano del bar; alquiler que pagaba con media fila de butacas para el día del debut.
Desde luego participó también en el rol de Aurora la soprano Olga Marín, esposa de Faustino García que acompañara en todas las presentaciones de la compañia en roles protagónicos.
 La segunda pieza de mi colección que aquí publico es el programa de mano de la temporada 1958 en el Teatro Avenida, presentando "Un Pueblecito Español" dirigida y montada por sus autores: Moreno Torroba y Luis Tejedor.
Esto indica que el prestigio de Faustino García era mayúsculo, para lograr que estos autores lo acompañen en esta temporada de 1958 en el Avenida. 
 Cuando en España el género de la zarzuela ya había decaído, en varias ciudades de América Latina se mantenía presente  y así lo decía el mismo Faustino García en declaraciones al ABC de Madrid en Julio de 1971: “ Es curioso que la zarzuela española se conserve mejor en toda Hispanoamérica que en España. Curioso y triste. (...) Esto me duele profundamente. El género ha decaído”.

Si bien desde 1599 se llevaron adelante representaciones teatrales en un solar de la ciudad de Lima, fue en 1615 que se levantó el primer Corral de Comedias por iniciativa del vecino limeño don Alonso de Ávila. Este edificio perduró hasta que fuera destruido por el terremoto de 1746 y que destruyó gran parte de la ciudad. Por ello, en 1747 por iniciativa del Virrey José Antonio Manso de Velasco, Conde de Superunda, se levantó otro teatro en el mismo lugar.
El Teatro Manuel Ascencio Segura es uno de los principales teatros de la ciudad de  nuestra Lima histórica Fue levantado en un lugar que es considerado como el espacio cultural más antiguo de  América Se ubica en la segunda cuadra del jirón Huancavelica en pleno centro de  la antigua Lima.  Y es que en 1662, cuando el jirón Huancavelica se llamaba “calle San Agustín”, se construyó el Teatro Principal en el terreno de Diego Núñez de Campo Verde.
En 1822, don Bernardo Monteagudo, ministro del José de San Martín realizó reformas al teatro que ya era conocido con el nombre de Principal de la ciudad. En 1874 se le bautizó definitivamente como Teatro Principal y en su inauguración se presentó la ópera “ll Trovatore” de Giuseppe Verdi. En 1883, durante la ocupación chilena de Lima, un incendio destruyó este edificio. Ante ello, después de siete años, en 1890 se inauguró un teatro de tribunas de madera conocido como “Teatro Portátil”, que fue inaugurado con la presentación de la Zarzuela "El hermano Baltasar" presentado por la compañía Dalmau.
El 14 de febrero de 1909, luego de una larga reconstrucción, se vuelve a inaugurar el local pero con el nombre de Teatro Municipal ya que su reconstrucción fue impulsada por el entonces Alcalde de Lima, Federico Elguera Seminario quien era acalde de la ciudad de los Tres Reyes. Federico Elguera Seminario, nacido en Lima, el 1 de junio de 1860, falleciendo en la ciudad el 19 de noviembre de 1890 fue un abogado, periodista y político.  
Hijo de Juan Ignacio Elguera Barrera y Francisca M. Seminario Arias. Trasladado a Europa, cursó estudios escolares en Paris en 1870 y luego viajó por diversas ciudades del continente. Retornó a Lima en 1872 y concluyó sus estudios básicos en el Seminario de Santo Toribio.En 1877 ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en el año 1879 se graduó de bachiller en Letras, y en el año 1882 en Derecho con las tesis sobre «El gobierno providencial» y sobre «¿La sustitución de un poder priva al mandatario de su carácter de tal, o debe considerarse como un segundo mandato, confiado por el mandatario al sustituto?», respectivamente. Recibiéndose como abogado en 1884.
Fue alcalde desde el año 1901 a 1908, realizando una transformación radical de la ciudad, siendo considerado el creador de la Lima del siglo XX. Escritor mordaz, se hizo de fama en la prensa limeña usando el seudónimo de “El Barón de Keef”. Se casó con Julia Diez Canseco Olazábal.
La construcción del teatro Segura buscó tener rasgos de comodidad, belleza tanto en su frontis como en sus acabados y que goce de una buena acústica y visibilidad con las mejores tecnologías de inicios del siglo XX. Veinte años después, el 24 de junio de 1929 mediante Resolución de Alcaldía se le cambió el nombre por el de Teatro Manuel Ascencio Segura, que conserva hasta la actualidad en honor del escritor peruano Manuel Ascencio Segura.
El Teatro Segura, fue y ha sido el principal escenario cultural de la historia de nuestra patría. En él se presentaron personajes como la famosa actriz Micaela Villegas, “La Perricholi” quien en el siglo XVII fuera amante del virrey Manuel Amat y Juniet y recitara en el teatro versos de Calderón de la Barca, Lope de Vega y Tirso de Molina entre otros. Asimismo, en este teatro se cantó por primera vez el Himno Nacional a cargo de la cantatriz Rosa Merino ante la presencia del General Don José de San Martín.
El teatro Segura cuenta con cuatro niveles de tribunas logrando un aforo total de 803 personas distribuidas de la siguiente manera: Platea con 346 butacas, Palcos con 233 butacas, Galería con 135 butacas y Avant Scene solo con 2 butacas.
El escenario, por su parte, es totalmente de madera y cuenta con 8 trampas en él que se activan de acuerdo a su necesidad. Su altura en relación con la platea es de 1.35 metros. Siendo sus dimensiones son de 19,77 m de ancho por 15,57 m de fondo. El telón de boca mide 12,87 m. La corbata mide 6 dm, contando con una trampa para apuntador.
La altura a parrilla es de 18 m, la altura al puente es de 9,2 m y cuenta con 2 panoramas (blanco y celeste). Su decoración muestra 10 patas de color negro (5 por lado), 5 bambalinas de color negro lisas y 3 de color rojo plisadas, 1 americana de color negro, 1 cuchilla de color negro, el piso de danza de color negro que cubre el escenario y varias tarimas de 6 segmentos de 1,22 m x 2,44 m x 0,5 m de color negro. Finalmente se cuenta también con un podio de madera tallada sin iluminación.
Para presentaciones musicales, el escenario cuenta con 1 piano de cola Steinway & Sons, 40 sillas para músicos negras apilables y 40 atriles con iluminación individual.
El foso de músicos tiene una profundidad de 2,3 m; 5,25 m de profundidad y 11,2 m de largo. Está enchapado en madera machihembrada y cuenta con un acceso propio por la parte lateral al corredor de acceso al escenario y por el mismo escenario.
El teatro cuenta con 20 camerinos ubicados detrás del escenario, todos cuentan con servicio de agua caliente, espejos iluminados y colgadores de ropa. En la planta baja se encuentran 10 camerinos en total. De ellos, dos son camerinos grandes con baños y duchas individuales, dos son camerinos chicos con baños individuales y los restantes seis son camerinos chicos con lavatorio incorporado. Además, la planta baja cuenta con un baño de caballeros y un baño de damas con duchas y servicios completos.
En la planta alta también existen 10 camerinos de los cuales, dos son camerinos grandes con lavatorios, dos son camerinos chicos con baños individuales y seis son camerinos chicos con lavatorio incorporado. Igualmente, también cuenta con un baño de caballeros y un baño de damas con duchas y servicios completos.
El Teatro cuenta con una puerta de ingreso posterior ubicada en el Jirón Caylloma, la cual se utiliza para la carga y descarga de materiales. Las dimensiones de la puerta de acceso son de 2,5 m de ancho con una altura de 3 metros y el corredor es de 2,6 m de ancho por 26,6 m de largo.
Las dimensiones de la sala son de 12,1 m de largo x 8,9 m de ancho. Este espacio cuenta además con un equipo de sonido y un piso de danza.
El 26 de julio de 1966, siendo alcalde de Lima el doctor Luis Bedoya Reyes se inauguró el Museo Municipal de Teatro ubicado en el primer piso del Teatro Segura. Fue creado por iniciativa del señor Alejandro Yori Ringold, quien fue Director del Museo por más de 24 años desde su inauguración.
El museo cuenta con varias colecciones y obsequios como recuerdos de artistas que actuaron en Lima, como las zapatillas de la bailarina Alicia Alonso,  de la bailarina Carmen Amaya y la batuta del maestro italiano Arturo Padovani, quien estuviera en Lima en 1920 y dirigió a los músicos en la inauguración del Teatro Forero (hoy Teatro Municipal de Lima). También se exhiben la batuta y el piano de la artista Rosa Mercedes Ayarza de Morales, primera artista peruana que dirigió una orquesta.
Asimismo, tiene una amplia colección de álbumes fotográficos, donde se encuentra la fotografía de Ana Pavlova, dos álbumes fotográficos y artículos  personales de distintos artistas como las zapatillas  que donó  en 1971 el mimo Marcel Marceau,  y  el tenor peruano Luis Alva. En este museo se observa la batuta del maestro italiano Alfredo Padovani, que estuvo en Lima en 1920;  además de fotografías inéditas de Mario Moreno “Cantinflas”, de Yma Súmac y de Libertad Lamarque, solo por nombrar referentes conocidos. Además de los discos de dos óperas completas que grabó el tenor chalaco Alejandro Granda y la fotografía auténtica del autor de la letra del  Himno Nacional del Perú, José Bernardo Alcedo.
No será el lugar ideal para conciertos con estrellas de rock and roll, pero siempre estará disponible para la ópera, la zarzuela o el ballet clásico. El Teatro Segura ya cumplió más de cien años.
En la cuadra dos del jirón Huancavelica, en la zona medular de la Lima histórica, la estatua de César Vallejo mira con eternidad a un gigante de cien años. El poeta está frente al teatro más importante de Lima, el escenario que albergó a Plácido Domingo, al mimo Marcel Marceau, a la cubana Alicia Alonso, a José Santos Chocano, a Cantinflas, a la Perricholi y, en los últimos años, fue el primer tabladillo peruano que pisó Juan Diego Flórez como tenor consagrado.
Y Vallejo continúa frente al teatro municipal “Manuel A. Segura”, en silencio observando cómo entran y salen las bailarinas de ballet y de flamenco, cómo la gente de ojos emocionados se retira luego de vivir la experiencia que supone una zarzuela. Aquel movimiento que empieza tras bambalinas y que culmina al pie de la fachada del “Manuel A. Segura” no ha parado desde el 14 de febrero de 1909. Ese día el alcalde de Lima don Federico Elguera inauguró el teatro anunciando una serie de presentaciones de la compañía de comedias “María Guerrero”. Desde entonces las presentaciones artísticas no han cesado en este recinto que puede albergar a 800 personas.
Sí, es un teatro pequeño, modesto al ser comparado con sus pares de Sudamérica. “El Colón”, de Argentina, goza de capacidad para 2,487 personas en sus siete niveles y tiene cinco mil pelucas en stock. “Y nosotros en el Segura no tenemos ni una peluca, porque todas se han quemado, pero a la vez debemos estar orgullosos porque aquí se han presentado los mejores y los más grandes artistas”, exclama Mónica Aurich, subgerenta de cultura de la Municipalidad de Lima, desde el segundo piso del “Manuel A. Segura”.
Mónica Aurich tiene la dicha de pasar gran parte del día en un teatro y, además, es ella la que maneja el cronograma de presentaciones en el “Manuel A. Segura”. “Estamos pasando por un momento maravilloso. Tenemos cuatro temporadas de zarzuela al año, muy aparte del ballet y la ópera”, cuenta Mónica, quien asegura que en los próximos ocho meses “la agenda está copada”. Ello evidencia que el “Manuel A. Segura” aún atrapa la atención de un grupo de limeños que gozan del arte que no evoluciona con la moda y que, al contrario, guarda estrecha relación con el pasado.
Moda –como dijo el francés Paul Valery– es todo lo que pasa de moda. Pero ese fenómeno es ajeno al “Manuel A. Segura”, una edificación que aún conserva su estilo  clásico en herradura, propio de los teatros del siglo XVIII y que, además, fue Pero la vida de este recinto no fue larga: el terremoto de 1746 destruyó la casona que fue reconstruida ese mismo año por el oidor Pablo de Olavide. Después de la Independencia, en 1822, Bernardo de Monteagudo, ministro de don José de San Martín, reformó el teatro.

 “En el Segura se siente el espíritu del artista, el aplauso de la gente hace eco en este teatro”, dice Nancy Alba, difusora e investigadora peruana de la danza española que, además, ha sido una dotada bailarina de flamenco y estrella estelar del “Manuel A. Segura” en la década del cincuenta. Nancy reconoce que el arte como era percibido en los primeros años del Segura ha perdido notoriedad, y no porque los artistas sean mejores o peores que los de antaño, el problema es que el peruano contemporáneo no se conmueve al pasar por un teatro viejo, de más de cien años, que tiene a Vallejo de vecino eterno y a un sinfín de figuras peinando canas que recuerdan con lágrimas al gran “Manuel A. Segura”.

1 comentario:

  1. Mi padre, el Tenor Luis Gutiérrez, trabajó en la compañía de Faustino García y actualmente estamos impulsando, junto a un convenio firmado con el Colegio de Abogados de Lima, la zarzuela para los amantes de este hermoso generó.

    Saludos desde Lima.
    Atentamente,

    Yazmin Gutiérrez
    Celular: 963 313 963

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