lunes, 3 de septiembre de 2012

DEBEMOS PROTEGER LA ANCHOVETA EN NUESTRO MAR PERUANO


Las contundentes palabras de la ministra de la Producción Gladys Triveño, al afirmar que el gran problema que afronta la pesca artesanal es que no está orientada al consumo humano directo sino a la industria, han precedido la acertada publicación del Decreto Supremo 005-2012- PRODUCE, que ha significado un letal golpe en la nuca a inescrupulosos industriales harineros camuflados en el sector artesanal, quienes han creado un  inusitado poder económico con esta ilegal actividad, contando con  el apoyo de malas autoridades regionales que blindan su accionar y que han pegado un grito al cielo al ver frustrada esta vil convivencia ! corrupta.
El censo artesanal realizado en marzo pasado, después de soportar injustamente duras campañas de desprestigio, ha sido útil para dimensionar el grave problema de descontrol existente y la poca voluntad de los gobiernos regionales para asumir una conducta responsable con visión nacional, por lo que, respondiendo  al carácter unitario que debe tener el Estado, PRODUCE  ha optado por poner fin al mal uso de las facultades regionales y dictar una medida de aplicación nacional para proteger el recurso anchoveta y su espacio biológico que necesita para su fase reproductiva y que se ubica dentro de las 5 millas marinas.
Para ordenar el sector, esta norma define como artesanal, a quien emplea embarcaciones de hasta 10 metros cúbicos de capacidad de bodega, siendo su trabajo manual y establece la zona comprendida entre 0 y 5 millas marinas como exclusiva para la realización de su actividad pesquera. De igual manera, define como de menor escala a quien emplea embarcaciones de más de 10 metros y hasta 32.5 metros cúbicos de capacidad de bodega, las cuales se encuentran preferentemente implementadas con modernos equipos y sistemas de pesca, y establece su zona exclusiva de actividad pesquera por encima de las 5 y hasta las 10 millas marinas.
Definitivamente, esta medida tiene como primer objetivo retirar de las 5 millas a quienes se disfrazan de artesanales y lucran vilmente destinando la anchoveta  a la elaboración de harina de pescado, para lo cual los ubica dentro de los de menor escala y traslada su accionar a partir de las 5 hasta las 10 millas, a la vez que los obliga a pagar los derechos de pesca y a contar con el sistema de seguimiento satelital. Expresa además, que se podrá destinar, excepcionalmente, el 40% del total recibido a estas embarcaciones para harina residual y en ningún caso será aplicable para las artesanales, bajo apercibimiento de iniciarse procedimiento administrativo sancionador.
Del mismo modo, se caducarán las licencias de los titulares de las plantas de procesamiento de recursos hidrobiológicos que acumulen sanciones por contravenir el Reglamento de Ordenamiento Pesquero del Recurso Anchoveta o por no permitir el acceso e intervención de los inspectores de PRODUCE, que verá fortalecida su labor supervisora sin esperar suscribir documento alguno que autorice su intervención.
Obliga además a la información detallada de las embarcaciones sobre la cantidad extraída y la entregada a los establecimientos industriales, así como la adquirida por las plantas y la que procesa, advirtiéndoles que el incumplimiento en la entrega de esta información, constituye infracción pasible de sanción.
En suma, esta norma busca proteger este preciado recurso y el ecosistema marino, acabar con la informalidad y la corrupción instalada en el sector artesanal, y sobre todo que su pesca se oriente verdaderamente a cubrir la demanda alimentaria de la población. La sociedad civil en su conjunto, no le debe temer a la lógica reacción de inescrupulosos industriales que han acusado el mortal golpe y piden la salida de la titular del sector.

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