Originalmente,
la palabra insolencia significo inhabilidad, desacostumbrado, que no suele
hacerse, extraño, raro, inusual. De un nombre rarísimo decían los l que era insolentissimun nomen. Y
a un lugar infrecuentado y solitario, al
que nadie iba, lo llamaban insolens locus, lugar insolente.
‘Insolencias’
dice Cervantes de las cien mil cosas inauditas que hizo Roldán, ‘dignas de
eterno nombre y escritura’.
De este
sentido original de la palabra
insolencia se ha derivado el sentido moderno de atrevimiento y descaro.
El insolente es el hombre irritante, impertinente, desafiante, el que dice o
hace cosas insólitas.
La
insolencia es, pues lo que no se suele decir, lo que no se suele hacer, y lo que, por tanto, cuando dio o hecho,
irrita y desconcierta.
Lo
cntrario, o sea lo que se suele hacer o decir, lo sólito o acostumbrado, lo
usual, lo común y corriente, es la solencia, voz propuesta alrededor de medio
siglo por el filósofo español Julián Marías y que hasta ahora no admite la
Academia, a pesar de ser termino impecable, útil y necesario. Según tengo
entendido la academia de la Lengua no admita a palabra solencia por su escasa o
nula difusión. En el lexicón académico, hay muchísimos términos que no tienen prácticamente usuarios: por ejemplo,
engandujo, es falso que solencia no los tuviese. Los tiene, aunque desde luego
entre gente culta.
Solencia
es un deverbal, porque se deriva del verbo soler, asi como empuje se deriva de
empujar y salvamento de salvar.
Dice Erich Fromm que Freud inauguró con el psicoanálisis
un nuevo mercado: pero pronto advirtieron los psicoanalistas que si l nuevo
mercado quería prosperar tenía que adaptarse al Orden Establecido. Nadie iba a
decir, por ejemplo, como dijo muchos anos después Herbert Marcuse, que lo más
sensato que se podía hacer con los medios de comunicación masiva era intervenirlos, para que no siguieran
embruteciendo a la gente. Ningún psicoanalista con consultorio iba a decir eso.
El psicoanálisis se había adecentado.
La
crisis del psicoanálisis o su ostensible envejecimiento se inició cuando dejó
de ser una teoría innovadora y se convirtió en una teoría conformista.
‘Al comienzo
–dice Fromm- fue una teoría revolucionaria, profunda, liberadora, pero fue
perdiendo paulatinamente ese carácter y
se estancó, refugiándose en el conformismo y en la búsqueda de la
respetabilidad’.
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