lunes, 14 de septiembre de 2015

OVIEDO ESTA TRISTE, SE NOS HA IDO JUAN BENITO ARGÜELLES

Conocí a Juan Benito Argüelles, en el claustro de la Facultad de Derecho en la calle San Francisco, una noche de invierno en que llovía mucho. Yo acababa de llegar a Oviedo, a este Oviedo literario, a este Oviedo clariniano, que a él tanto le gustaba recordar. Una noche paseando por la calle Uría, me pregunto si había leído “La Regenta”, le comente que me parecía una novela muy aburrida y que la había dejado de leer. Juan me aconsejó que esa misma noche, empezara nuevamente su lectura, y así lo hice, y pude entender ese mundo de la época de Clarín. .
Algún tiempo después nos volvimos a encontrar en la Fundación Príncipe de Asturias, donde yo trabajaba, y  donde alguna vez presentaba candidatos a los Premios. Era uno de los máximos referentes intelectuales y culturales asturianos de los últimos tiempos. “En la historia de Asturias de los últimos cuarenta años hay tres valores inseparables: Juan Benito Argüelles, Oviedo y la cultura”
Juan Benito, ovetense de raíz y profesión  y cosmopolita de nación.  Como escribe Gracia Noriega: “Hombre de muchos saberes, seguramente fue el mejor escritor oral de su época en lugar de ponerse a escribir, decía lo que se le ocurría de palabra, lo que le convertía, de paso, en un gran escritor social”.
Juan Benito era Licenciado en Derecho, después en Letras, Medalla de Asturias, fundador de Tribuna Ciudadana, impulsor del Círculo de Valdediós, secretario de Camilo José Cela en La Bonanova, catedrático de francés, “un sabio en zapatillas, un corazón catedralicio que no le coge en el pecho y una clase de aquél que no conoce las bajas pasiones, majestad humanística en todo su esplendor, docto hasta la entrega sin reservas. El estudio lo tiene todo de paz ilustrada o gabinete de pícaro: la colección de pipas silenciosas, las figuritas de arlequín que parpadean, erotismo en cuadros que son semáforos sentimentales, el aire enmaderado, los suelos donde tantos se confesaron y bautizaron en ginebra (Ángel González, Goytisolo, Alberti, etc). Juan Benito Argüelles, el maestro, es un hombre sin vanidad, solidario al límite, ángel custodio de mil vocaciones literarias y artísticas”.   
De Juan Benito nadie habla mal, y su labor es de pleno apostolado. Su único oficio es el de ser una buena persona, El vice consejero de Cultura, Vicente Domínguez, ha escrito:  "Quiero reconocer su figura y papel fundamentales en la cultura asturiana de las últimas décadas", explicó el que fuera vicerrector de Extensión Universitaria, para quien Benito Argüelles "ha contribuido notablemente a que Oviedo y Asturias estuvieran en contacto directo con la cultura más abierta, plural y progresista de nuestro país". Domínguez aboga por que se reconozca al fallecido "su carácter altruista, su generosa e infatigable dedicación a la organización de actividades de fomento de la cultura y el saber, y sus incontables y estimulantes iniciativas a favor de un pensamiento crítico y libre".

Con Juan Benito Argüelles, y con él se va un gran pedazo de la historia cultural de la ciudad. Se va se va para siempre una época.  La de Alarcos, Ángel González y Faustino Fernández Álvarez, amigos, protagonistas de tantas noches de literatura y whisky. ”Otro tiempo vendrá distinto a éste”.     

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