Conocí
a Juan Benito Argüelles, en el claustro de la Facultad de Derecho en la calle
San Francisco, una noche de invierno en que llovía mucho. Yo acababa de llegar a
Oviedo, a este Oviedo literario, a este Oviedo clariniano, que a él tanto le
gustaba recordar. Una noche paseando por la calle Uría, me pregunto si había leído
“La Regenta”, le comente que me parecía una novela muy aburrida y que la había
dejado de leer. Juan me aconsejó que esa misma noche, empezara nuevamente su
lectura, y así lo hice, y pude entender ese mundo de la época de Clarín. .
Algún
tiempo después nos volvimos a encontrar en la Fundación Príncipe de Asturias,
donde yo trabajaba, y donde alguna vez
presentaba candidatos a los Premios. Era uno de los máximos referentes
intelectuales y culturales asturianos de los últimos tiempos. “En la historia
de Asturias de los últimos cuarenta años hay tres valores inseparables: Juan
Benito Argüelles, Oviedo y la cultura”
Juan
Benito, ovetense de raíz y profesión y
cosmopolita de nación. Como escribe
Gracia Noriega: “Hombre de muchos saberes, seguramente fue el mejor escritor
oral de su época en lugar de ponerse a escribir, decía lo que se le ocurría de
palabra, lo que le convertía, de paso, en un gran escritor social”.
Juan Benito era Licenciado
en Derecho, después en Letras, Medalla de Asturias, fundador de Tribuna
Ciudadana, impulsor del Círculo de Valdediós, secretario de Camilo José Cela en
La Bonanova, catedrático de francés, “un sabio en zapatillas, un corazón
catedralicio que no le coge en el pecho y una clase de aquél que no conoce las
bajas pasiones, majestad humanística en todo su esplendor, docto hasta la
entrega sin reservas. El estudio lo tiene todo de paz ilustrada o gabinete de
pícaro: la colección de pipas silenciosas, las figuritas de arlequín que
parpadean, erotismo en cuadros que son semáforos sentimentales, el aire
enmaderado, los suelos donde tantos se confesaron y bautizaron en ginebra
(Ángel González, Goytisolo, Alberti, etc). Juan Benito Argüelles, el maestro,
es un hombre sin vanidad, solidario al límite, ángel custodio de mil vocaciones
literarias y artísticas”.
De Juan Benito nadie
habla mal, y su labor es de pleno apostolado. Su único oficio es el de ser una buena
persona, El vice consejero de Cultura, Vicente Domínguez, ha escrito: "Quiero reconocer su figura y papel
fundamentales en la cultura asturiana de las últimas décadas", explicó el
que fuera vicerrector de Extensión Universitaria, para quien Benito Argüelles
"ha contribuido notablemente a que Oviedo y Asturias estuvieran en
contacto directo con la cultura más abierta, plural y progresista de nuestro
país". Domínguez aboga por que se reconozca al fallecido "su carácter
altruista, su generosa e infatigable dedicación a la organización de
actividades de fomento de la cultura y el saber, y sus incontables y
estimulantes iniciativas a favor de un pensamiento crítico y libre".
Con
Juan Benito Argüelles, y con él se va un gran pedazo de la historia cultural de
la ciudad. Se va se va para siempre una época. La de Alarcos, Ángel González y Faustino
Fernández Álvarez, amigos, protagonistas de tantas noches de literatura y whisky.
”Otro tiempo vendrá distinto a éste”.
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