lunes, 8 de septiembre de 2014

EL CEMENTERIO PRESBÍTERO MAESTRO

Cuando desde lo alto del Cerro San Cristóbal observamos el cementerio general de la gran Lima, nos da la sensación de que es  una gran ciudad dentro de la otra, la de los vivos.
La zona de Lima de Barrios Altos alberga a uno de los cementerios más emblemáticos de la ciudad de Lima, siendo el primer cementerio civil de américa, el cual trajo la modernidad a la capital, dejando los entierros en los atrios de las iglesias.
El cementerio  Presbítero Matías Maestro fue inaugurado el 31 de mayo de 1808, y permaneció con tal denominación hasta el 17 de agosto de 1923, donde adopta el nombre de su arquitecto Presbítero Matías Maestro.

Al ingresar públicamente a Lima el Virrey Fernando de Abascal y Sousa, el 20 de agosto de 1806, encargó al Arzobispo de Lima, Bartolomé María de las Heras, la realización de un panteón general, quien, a su vez le encomendó el estudio y trazado del mismo, al ya famoso, pintor, arquitecto y escultor, Presbítero Matías Maestro Alegría (Vizcaya, España 1766 - Lima, Perú 1835). El costo de construcción represento aproximadamente 110,000 pesos.

La necesidad de contar con un camposanto se justificaba por la creciente población limeña y el uso de las iglesias, en especial de las catacumbas del Convento de San Francisco, como lugares de entierro, lo cual representaba un posible foco de infección.

Con la inauguración del camposanto en 1808, se prohibió esta práctica, la cual sobrevivió algún tiempo más hasta la clausura de las catacumbas de San Francisco en 1824 por parte del General Don José de San Martín.

En su conjunto, la obra de Matías Maestro reproduce una ciudad, cuenta con mas de 700 mausoleos de la más refinada arquitectura de los siglos XIX y XX de estilo Neoclásico con influencia francesa e italiana, destacando el uso de mármol blanco, bronce y piedra; alberga una de la más grandes colecciones de esculturas europeas y nacionales de América latina.

El Cementerio tenía tres tipos de entierros: sepulturas, nichos y osario. Las sepulturas estaban destinadas a personas distinguidas, los nichos para la élite y el osario para los demás miembros de la sociedad.

En el caso de los nichos, había unos construidos especialmente para los niños y se denominaban angelorios. Esta sección fue la que mejores comentarios recibió de la crítica por su armonioso diseño.

El Presbítero Maestro es considerado un testimonio viviente del pasado y presente de la Nación peruana. Destacan las obras del español Damián Campeny; de los franceses Louis Ernet Barrias, Émile Robert y Antonin Mercie; de los italianos Ulderico Tenderini, Giovanni Battista Cevasco, Pietro Costa y Rinaldo Rinaldi y destacados escultores peruanos como Romano Espinoza, Luis Agurto, Artemio Ocaña, Aldo Rossi y Eduardo Gastelú.

Entre sus moradores mas celebres figuran: José de la Riva Agüero, Víctor Larco Herrera, Antonio Raimondi, Daniel Alcides Carrión, Manuel Gonzales Prada, Ricardo Palma, Abraham Valdelomar, Nicolás de Piérola, Luis Miguel Sánchez Cerro, Felipe Pinglo Alva, José Carlos Mariátegui, Henry Meiggs, José Santos Chocano, Rosa Merino, Juan Antonio Pezet, Edgardo Seoane, Matías Maestro, Óscar R. Benavides, Manuel Bonilla, Eduardo de Habich, Augusto B. Leguía, Guillermo Billinghurst, Domingo Elías, Michele Trefogli, entre otros.

La Cripta de los Héroes en el Cementerio Presbítero Maestro guarda los restos de hombres y mujeres que se encargaron de escribir la historia del Perú. Además del mausoleo Panteón de los Héroes erigido en honor de los héroes de la Guerra del Pacífico.

Mediante Ley Nº 398 del 3 de diciembre de 1906 el gobierno de Don José Pardo y Barreda dispuso la suma de ocho mil libras, del presupuesto general de la República, para erigir en el Cementerio General una capilla fúnebre para depositar en ella los restos de los defensores de la patria en la guerra de 1879.

En total 66 mausoleos y 92 monumentos históricos albergan los restos de hombres y mujeres que marcaron un hito en la historia del Perú.


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