Del perdón
histórico al pueblo afroperuano “por los abusos, exclusión y discriminación
cometidos en su agravio desde a época colonial hasta la actualidad”
El Perú, país
mestizo en todos sus aspectos, se ha formado con el aporte étnico y cultural de
múltiples fuentes que, junto a nuestros pueblos ancestrales de las tres
regiones, han dado como fruto la peruanidad, de la cual nos sentimos
orgullosos. La contribución africana se
hace presente al mismo tiempo que a hispana, pero en condiciones de grave
desventaja que pueden resumirse en una palabra lacerante para a dignidad
humana: esclavitud.
Pese a
limitaciones que no pocas veces llegaron
a la crueldad, la impronta africana en
nuestra patria ha sido y es muy importante, arraigada y entrañable. Desde el ámbito
religioso –el Señor de los Milagros, pintado por un esclavo angoleño, nuestro
mundialmente venerado San Martín de Porres- pasando por hombres y mujeres que
han brillado n l arte –Pancho Fierro-, las letras –Ricardo Palma-, la ciencia
–el protomédico José Manuel Valdés-, la milicia, el deporte, etc., lo africano
esta íntimamente ligado a nuestra vida
cotidiana y cuando se escriba una intrahistoria, es decir la historia contada
desde los pequeños detalles, aparecerán
los sabrosos anticuchos o la cadencia cimbreante de un festejo.
En la
prensa, desde antaño se lucho contra la esclavitud. Allí están para
testimoniarlo sus paginas que cubren tres centurias. Los artículos sobre el
particular son incontables, enérgicos y valientes, pues había que enfrentar a
un adversario muy poderoso: l poder económico y político unidos en contra de la
manumisión de la llamada esclavitura.
También hay
que resaltar que algún medio de comunicación ha luchado contra la esclavitud de los cenacas
(aborígenes polinesios secuestrados y convertidos en esclavos), contra el
tributo indígena, contra el maltrato de los trabajadores chinos, contra los
castigos corporales, contra l reclutamiento forzoso de los campesinos del Ande,
contra la discriminación de la mujer y, en fin, contra todo atropello en desmedro de la dignidad del hombre,
proclamando siempre a igualdad de todos
los que llegaron o nacieron en esta patria milenaria.
Por estos
antecedentes aplaudimos y apoyamos sin reservas esta ceremonia tan justa y llena de valores.
Estamos siempre en primera línea
haciendo votos y rompiendo lanzas n defensa de la equidad y justicia como
valores fundamentales para la construcción
de una sociedad más justa y tolerante
con la diversidad existente en nuestro país. Obrando así somos
leales a nuestras convicciones y a nuestra tradición histórica.
Franz
Fanon, quien al lado de Aimee Cesaire y Leopold Sedar Senghor, fue uno de los
grandes exponentes de la denominada ‘negritud”, una corriente mundial para la autoafirmación de la cultura africana en el mundo y de la
dignidad de los pueblos africanos, escribió una famosa obra “los condenados de
la tierra” con un extraordinario prologo de Jean Paul Sartre.
Parafraseando
a este pensador se puede afirmar que el pueblo afroperuano no será nunca
más “condenado en su tierra” y es
importante este perdón en nombre del Estado porque la persona vale por el hecho
de serlo y no por situaciones extrínsecas, ajenas a su condición humana.
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