sábado, 16 de noviembre de 2013

SOBRE LAS VISAS A NUESTROS PAISANOS

No se a cuantos peruanos les niegan anualmente la visa a países del Primer Mundo, pero sospecho que la cifra es alta  y podría llenarse el Estadio Nacional. Sospecho también que los que reciben la negativa son muchos mas que quienes lo admiten en voz alta, que lo normal es no contárselo  a nadie y volver  a casa en silencio, con el pasaporte entre las piernas.

Que te nieguen la visa es una experiencia atroz. No solo porque arruin tus planes, sino porque te somete  a la experiencia cruda  del rechazo y la segregación. A fn de cuentas, no hay otra explicación para una negativa de visado que la mas simple:tu pais apesta y tu eres un sospechoso.

En un estudio que ya es clásico, el experto en neurociencia social Matthew D. Lieberman mostró que la experiencia del rechazo activa el mismo circuito cerebral asociado al dolor físico (hablamos de la corteza cingulada anterior). El golpe de la exclusión no seria solo metafórico, sino real. Se me viene a la mente  esta imagen en un consulado X, todos se ponen en fila, se agachan y esperan. A unos les dan la visa a otros una patada en el trasero.

Es un juego perverso quien solicita una visa  lo hace en la esperanza hipócrita  de que obtendrá el permiso que a otros les será negado. Solo cuando nos dicen que no, vemos lo injusto y arbitrario  del proceso. Desearíamos no haber  perdido el tiempo y la plata, pero ya esta no hay nada mas triste  que el sentido de dignidad a destiempo.

Por eso, como una compensación al daño moral, y casi físico, si la neurociencia esta en lo cierto, creo que debería ser una causa nacional exigir que los ciudadanos de los países que nos piden visa paguen el equivalente a lo que nos solicitan (propuesta presentada recientemente). Esto no cambiara el mundo pero hará que los ciudadanos de esos lugares recuerden que naciones como la nuestra tienen recortada la libertad de movimientos, que existen aun en el planeta carteles implícitos que dicen: “prohibido el ingreso a perros y a peruanos”.

Lima, enero 2012











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