sábado, 8 de noviembre de 2014

EL URPO APAY, UNA TRADICIÓN DE LA ÉPOCA DEL INCANATO

Una de las manifestaciones más trascendentes y que se convierte en una tradición oriunda de algunos pueblos de la Quebrada de Chaupihuaranga es el “URPO APAY”, costumbre practicada desde tiempos remotos, con motivo de la construcción de las viviendas familiares, de manera especial cuando se realiza el techado de la casa. Esta costumbre es un claro reflejo de la concepción del mundo andino, toda vez que el término “URPO APAY” significa ofrendar a la vivienda recién construida con productos u objetos del lugar; con la idea de que, en el futuro, en la casa no falten alimentos, exista confraternidad, unidad y respeto entre los miembros de la familia. Los protagonistas principales son los yernos y nueras, los dueños de la nueva casa, quienes reciben las ofrecimientos de parte de los parientes y algunos visitantes. Esta ceremonia consiste en que los vecinos contratan los servicios de una orquesta típica, preparan una cruz de madera y la adornan convenientemente con serpentinas, flores y otras decoraciones. Mientras esto ocurre, la nuera por su lado, alista los “urpos” que consisten en varias canastas, en las cuales se colocan utensilios de cocina y pequeñas ollas de barro conteniendo productos agrícolas como: papas, trigo, habas, maíz, quinua, cebada y otros, los cuales componen el símbolo de la pirwa (despensa) que es un método tradicional de conservación de alimentos en las zonas andinas. Las canastas son adornadas con serpentinas, banderitas Peruanas y cadenetas. El rito consiste en que de la casa de alistamiento, sale el yerno acompañado de la nuera llevando una cruz y tras de ellos van los familiares y amigos, quienes trasladan los “urpos” a ellos se van sumando paulatinamente otras personas. Los dueños van cargando a la vez paja (ichu) dirigiéndose a la casa nueva, bailando todos al compás de una melodía ejecutada por una orquesta típica. Por lo general, los protagonistas de dicha ceremonia tienen la obligación de dirigirse hacia la capilla del pueblo, donde se procede al rito del “Inka kanay!” ( quemar el inca), hecho que consiste en hacer un simulacro de quemar a los dueños de la nueva casa, luego se dirigen hacia la vivienda techada. En medio de la alegría popular, el yerno se encarga de colocar la cruz en la parte central del techo de la casa. Posterior a este acto, la nuera es la responsable de colgar los “urpos” ( pequeños cántaros hechos de barro), en las partes más altas del techado, y se acompaña estos acontecimientos al son de beber chicha y aguardiente ,al compás de la música típica que ejecutan los músicos del lugar con violín y arpa y algún instrumento de viento.


No hay comentarios:

Publicar un comentario