El Palais Concert, estaba ubicado en llas esquinas del Jirón de la Unión, con la Avda. Emancipación, (hoy Jirón Cuzco)era un célebre café-cine-bar
ubicado en la esquina del Jirón de la
Unión y de la Avenida Emancipación en pleno centro de Lima; durante
las décadas de 1920 a 1940. La firma de ingenieros que lo construyó fue la del
célebre Gustave Eiffel, cuya torre en París que lleva su nombre fue la
edificación más importante en el mundo a finales del Siglo XVIII. El Palais fue
importante por reunir a la élite intelectual de la ciudad de Lima, representada
en la persona del escritor del escritor Abraham Valdelomar a quien se
le adjudicaría la creación de la frase que formaría parte de la tradición oral
limeña, aunque no exista una fuente escrita que señale que él la pronunciase.“ El
Perú es Lima, Lima es el Jirón de la Unión, el Jirón de la Unión es el Palais
Concert y el Palais Concert, soy yo”. Así resumió la efervescencia literaria
que se vivía por aquella época.
“Lima,
quien no te ve no te estima”,
“
La garúa, la inofensiva “mollizna”, como la llaman los científicos, crea y
decora uno de los aspectos vespertinos más propios de la ciudad”.
“Es
el clima el que se modifica por los hombres y la civilización. La modernización
de Lima ha coincidido con apreciables cambios climáticos...”
“Felizmente,
garúa y temblores al fin limeños, no son tenaces...”
“Lima,
tiene dos accidentes geográficos, el río Rimac y el cerro San Cristóbal, mudos
testigos inmemoriales del auge limeño. Río y cerro que tienen tradición y
leyenda y que viven indisolublemente unidos a la historia de la ciudad...”.
“El
cerro se yergue al Norte de la ciudad, vigilante y altanero, como un hidalgo
castellano ostentando la católica cruz sobre la cima...”
“Cerro
árido e indiferente...”
“Un
pequeño caserío de indios, y el que juzgaron “sano y airoso”, com muy buenas
salidas y tierras para labrar y abundancia de leña...”
Paseo
por el Jirón de la Unión, que une la Plaza de Armas, que se hallaba rodeada por
el palacio Pizarro, la catedral con el palacio arzobispal adyacente, y el
cabildo o ayuntamiento. En el centro de la Plaza hay una gran fuente. En su
“Crónica del Perú”, Cieza de León nos la describe con las siguientes palabras:
Hay en la plaza una fuente de buena
agua que se trae encañada una legua y un
cuarto della, y demás desto por una acequia grande, que se saca del río por la parte
de oriente, se lleva agua de pié a todas
las más de las casas de la ciudad...”- y la Plaza San Martín, como ha
cambiado, ya no es lo que era en las épocas en que yo estudiaba en la
Universidad Católica, las limeñas que a eso de las seis de la tarde, armaban
todo el bullicio en los jirones centrales, de honda y crepuscular melancolía en
los paseos abandonados, la garúa desciende entonces con una gracia leve y
presurosa, arropa las casas con un gorro de neblina y se desliza entre el
trajín urbano , hasta que pinta un húmedo brillo en los asfaltos engarza
algunas cuentas de cristal en los alambres telefónicos, estruja el diario de algún lector callejero, amontona junto a las aceras un copioso fango municipal y se dispara,
después de haber alucinado a unos cuantos extranjerizantes con su
picaresca e insidiosa comedia invernal.
El
temblor sustituye adecuadamente a la tempestad, espectáculo demasiado trágico y
solemne para el ligero espíritu criollo. Hay algo de la bufa alma limeña hay,
en cambio en el fenómeno sísmico. Si la garúa es irónica, el temblor parece una
broma de un oculto dios subterráneo. Por
aquellos años, había otra clase de gente, gente bien vestida, y que casi toda
se conocía.
El Palais Concert o Casa
Barragán fue mandado a construir por Genaro Barragan Urrutia, acaudalado hacendado, tenía por objeto
construir uno de los edificios más lujosos de Lima. En el primer piso se
levantó la Confitería
Bar y en el sótano una
gran sala que albergaba un teatro y uno de los primeros cines de Lima, el
segundo piso era la residencia de la familia Barragán. El martes 29 de febrero
de 1913, a las 6 de la tarde, en el local de la esquina de la antigua calle
Baquíjano, se inauguró el Palais Concert, como imitación del Café de la
paix de París. Hecho a todo lujo y gusto, esta confitería y bar tenía cine,
teatro de variedades y una orquesta –compuesta por señoritas- que tocaba valses
vieneses. La decoración era extraña para los limeños de entonces: profusión de
luces eléctricas, espejos en las columnas y paredes, lunas en blanco y amarillo
que separaban los ambientes, las puertas y ventanas con lunas vitró, escaleras
de mármol y palcos bien alumbrados. La ceremonia de inauguración estuvo
presidida por el entonces alcalde de Lima, Nicanor Carmona, quien, después
de pronunciar un breve discurso, brindó con champán. El local, con sus modernas
máquinas, fabricaba sus propios helados, pastas y confitura. Desde el día de su
inauguración, el local se convirtió en el principal punto de encuentro de la
sociedad limeña y su aforo era desbordado cuando se recibía el Año Nuevo.
Según la revista Variedades, la pobre "vida nocturna" de entonces
mejoraría notablemente con la apertura del Palais Concert, lugar de encuentro
de la elite social e intelectual de Lima.
De un estilo afrancesado,
el Palais Concert sirvió como punto de reunión del Grupo Colónida,
agrupación de personajes liderados por Valdelomar que editaron la Revista
Literaria Colónida, que fuera calificada por el importante escritor José
Carlos Mariátegui, como "vagamente iconoclasta, imprecisamente
renovadora". Asimismo, José Carlos Mariátegui y el poeta César
Vallejo fueron otros de los personajes que frecuentaban el Palais.
Su ubicación, justo enfrente de la que fuese declarada monumento (Resolución
Ministerial-0928-ED del 23 de julio de 1980), la llamada "Casona Jiménez"
(Jirón de la Unión #701), propició asimismo numerosos encuentros de carácter
social entre estos intelectuales en dicha casona, todos amigos y colaboradores
de quien en aquel entonces ahí vivía con su esposa, su suegra y las hermanas y tías
de ambas, todas a su vez sus propietarias, el periodista y luego diplomático
consular Carlos Pérez Cánepa, fundador y dueño a su vez de los semanarios de
publicación nacional ¨Suramérica¨y "Lulu", en cuyas páginas
publicaros sus escritos precisamente todos los ya mencionados, a saber,
Valdelomar, Mariátegui y Vallejo, así como Leonidas Yerovi, José Santos Chocano
y otros escritores y poetas de la época.
Como observó José
Carlos Mariátegui "Colónida" representó, no una revolución, sino
solo "una insurrección”, una necesaria “fuerza negativa,
disolvente beligerante” contra el academicismo reinante en la crítica
y en la producción literaria, oponiéndose a figuras como José de la Riva
Agüero y Osma y Ventura García Calderón. Los colónidas estaban en contra de
toda rigidez literaria y pregonaron la renovación de temas y estilos.
Al mismo tiempo inauguró
entre los literatos del Perú una conciencia cultural: en este sentido fue un
manifiesto de afirmación nacional, opuesto a la dependencia que guardaban
nuestras letras respecto de España. Defensor de un cosmopolitismo que
devolviese al país su autonomía cultural. Son estos rasgos los que generaron la
admiración Manuel González Prada, hacia el grupo, llegando a afirmar el ya anciano
literato que la generación “colónida” era la más fuerte, fecunda y valiosa de
cuantas generaciones literarias hasta entonces tenido el Perú.
Simultáneamente mostró
una preocupación por reivindicar y apoyar a los jóvenes valores de provincias,
hasta entonces olvidados o simples convidados de piedra.
Desde el año 1991, el
edificio del Palais Concert aparece en el anverso del billete de cincuenta
nuevos soles junto a la imagen de Abraham Valdelomar..
Desgraciadamente en los
últimos años, en el Palais Concert se instalaron tiendas, pollerías, zapaterías
y hasta una discoteca en su segunda planta llamada “Cerebro”, la cual
fue clausurada en 2009.
En el 2011, una importante
tienda detallista multinacional afirmó invertir $8 millones en el proyecto
de reacondicionamiento de los ambientes del celebérrimo local y posterior
compra de mercadería para convertirla en una tienda por departamentos.
Desde abril del 2011, un
grupo de activistas, tras registrar en video el inicio de las obras de
construcción de Ripley sin tener el proyecto aprobado, en acción de
protesta creó un colectivo llamado Red de Patrimonio Cultural que a
través de su iniciativa Salvemos el Palais Concert busca concientizar
a la ciudadanía sobre el valor intrínseco y el significado de este monumento
para la cultura y arte en la historia del Perú.
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