viernes, 19 de agosto de 2011

Cuarto del Rescate

El Cuarto del Rescate es una habitación de piedra ubicada en Cajamarca, Perú. Sus dimensiones son 11.80 m. de largo, 7.30 m. de ancho y 3.1 m de alto.
Este recinto es considerado por los historiadores peruanos el lugar donde se mantuvo prisionero al Sapa Inca Atahualpa, que pasó los últimos días de su vida en este cuarto,[2] concretamente entre el 16 de noviembre de 1532 y el 26 de julio de 1533,[3] tras ser capturado por los conquistadores españoles.
Historia
Captura
Los castellanos comenzaron la conquista del Imperio Inca en 1532. El 15 de noviembre de ese año, Francisco Pizarro llegó a la ciudad de Cajamarca, donde se había citado con el emperador Atahualpa.
Una vez en la ciudad, se escondieron en los principales edificios incas de la plaza y esperaron ansiosos. Horas después vieron la fenomenal entrada de Atahualpa, con un desfile de 30.000 hombres, quienes estaban tan confiados que fueron desarmados.[4] Al entrar a la plaza el único español que le salió al encuentro fue el fraile Vicente de Valverde, quien a través del intérprete Felipillo (otras fuentes dicen que fue Maritinillo o ambos), le efectuó el Requerimiento donde se le ordenó aceptar el cristianismo como religión verdadera y someterse a la autoridad del rey Carlos I de España y al papa Clemente VII.[5] Acto seguido le entregó un misario y un anillo como regalo. Atahualpa al ver que carecían de significado para él los tiró al suelo; esta acción causó indignación en los españoles, quienes inmediatamente rompieron el silencio al disparar su artillería y fusiles. Los súbditos que cargaban el anda de Atahualpa fueron también matados sin piedad, cuando algunos caían eran reemplazados de inmediato. Al ver esta situación uno de los conquistadores intentó matar al inca con un cuchillo, pero Pizarro lo impidió atajándolo (incluso se lastimó la mano al hacerlo) y ordenó que "nadie tocase al inca".
Según algunos cronistas la matanza fue completa, más de 20.000 soldados incas murieron, y también fue asesinado el señor de Chincha, amigo íntimo de Atahualpa.[7]
Rescate y ejecución
Como resultado Atahualpa fue apresado en un palacio de Cajamarca. En prisión, ofreció a cambio de su liberación llenar dos veces la habitación en la que estaba recluido, de plata y una de oro "hasta donde alcanzara su mano"; los españoles aceptaron y de inmediato se mandó la orden a todo el imperio inca de que enviasen la mayor cantidad posible de oro y plata hacia Cajamarca. Después de cumplir su parte los españoles lo sentenciaron a muerte por idolatría, fratricidio, poligamia, incesto y lo acusaron de ocultar un tesoro.
Se le concedieron las dos últimas opciones: ser bautizado como cristiano y luego ahorcado o ser quemado vivo. Al escoger la primera opción fue bautizado con el nombre cristiano de Francisco. Se cree que Francisco Pizarro lloró su muerte. (Pedro Pizarro narra en su crónica: "yo vi llorar al Marqués").
Fue ejecutado el 26 de julio de 1533. La noticia de su muerte originó una gran anarquía, muchas etnias incas se sublevaron e intentaron recuperar su independencia.
El 18 de junio de 1533, Pizarro había ordenado fundir lo recaudado para su reparto. Toda la fundición arrojó un valor español total de “un ciento y trescientos mil veintiséis mil quinientos treinta y nueve pesos de buen oro” (1.326.539 pesos de oro). En el libro “El Perú en los tiempos modernos”, se dice al respecto: “Luego de pagar los derechos del fundidor, el quinto real para la Corona española fue de 262.259 pesos de oro de alta pureza; el fundidor al que se le pagó fue un orfebre español. Pero toda la fundición la hicieron metalistas indígenas, de acuerdo con su método. “Comúnmente se fundían cada día cincuenta o sesenta mil pesos. Esta fundición fue hecha por los indios, que hay entre ellos plateros y fundidores, que fundían con nuevas forjas”. El total de plata fundida se valoró en 51.010 marcos. A la Corona le tocaron 10.121 marcos.
Oficiosamente, se suele considerar que el rescate pagado por Atahualpa es el mayor de la historia de la humanidad. A valores de inicios del siglo XXI, se calcula que el tesoro obtenido por los españoles asciende a 647.000 millones de dólares.
Conservación
El Cuarto del Rescate es una de las atracciones turísticas más importantes de Cajamarca, y el único resto del período inca que queda en la ciudad. De la construcción original quedan las cuatro paredes, pues el techo es una construcción más moderna. En 2008, estudios arqueológicos denunciaron el serio deterioro que presentaba, lo que pone en riesgo su infraestructura de piedra volcánica.
En una de sus paredes se encuentra una marca roja horizontal que indica el punto hasta el cual se supone que el Inca alzó la mano para marcar hasta dónde debía llegar el oro recaudado. En sus paredes se encuentran algunas placas con frases y escritos correspondientes a cronistas del suceso:
El Gobernador se fue a su posada con su prisionero Atabaliba despojado de sus vestiduras que los españoles se las avían rompido por quitarle de las andas. Cosa fue maravillosa ver preso en tan breve tiempo a tan gran señor que tan poderoso venía.
El cacique dixo que él les daría tanto oro como cabría en un apartado que allí estava hasta una raya blanca que allí estava. Que un hombre alto no allegava a ella con un palmo.[15]
El cuarto se encuentra a sólo 50 m de la plaza de armas de Cajamarca, lugar donde fue capturado Atahualpa. Durante 2004, se calcula que unos 60.000 turistas visitaron la sala. Su situación geográfica es 07°09′28″S 78°31′00″O / -7.15778, -78.516667 Coordenadas: 07°09′28″S 78°31′00″O / -7.15778, -78.516667.

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