Hace 50 años, el Perú recibió la visita del bisnieto
de la reina Victoria de Gran Bretaña, el Conde Lord Louis Mountbatten. De una
brillante tradición naval en su familia, asumió importantes cargos como
almirante de la flota británica, Jefe de Estado Mayor de la Defensa de su país
y último virrey de la India. Era la primera vez que pisaba tierra peruana, y la
ciudad de Talara le dio una calurosa bienvenida. Su paso se extendió hasta
Cuzco, en un recorrido de 5 días lleno de anécdotas que esta vez Huellas
Digitales rememora.
Era el 2 de marzo de 1963 cuando aterrizó en Talara a las 6 y 30 de la
tarde, hora inglesa. Sorprendió su gran estatura y vestimenta de civil, un
traje azul, corbata roja y sombrero verde. Sus primeras impresiones a El
Comercio no se hicieron esperar, con nuestro diario en mano, agradeció por la
calurosa bienvenida que había recibido y aprovechó la oportunidad para
presentar su cordial saludo al pueblo peruano. También contó que esta visita
era muy esperada por él, particularmente desde que el duque de Edimburgo le
habló de su paso por nuestro país un año antes.
Aquella vez la mayoría de los peruanos no tenían idea de quién era este
personaje y mucho menos entendían tanta expectativa. Vale explicar que el
motivo de su viaje era parte de una gira por Latinoamérica, con el propósito de
fomentar las buenas relaciones entre nuestro país y el suyo. Además de estudiar
el papel que le correspondía a nuestro continente en el panorama de la defensa
mundial.
El
último virrey de la India
Uno de los mayores logros de este “Rajá” británico fue su designación como
último virrey de la India. Había demostrado liderazgo en puestos de mando y
ahora en una nueva faceta le tocaba demostrar su capacidad como estadista.
Reanudó las conversaciones con los líderes indios para solucionar las
discrepancias entre los partidos políticos, y logró que se reunieran Muhammad
Ali Jinnah y el Mahatma Gandhi.
Lord Mountbatten selló el destino de la independencia de la India, en 1947,
impulsada por Mahatma Gandhi con su célebre movimiento de desobediencia civil
en una protesta pacífica pero enérgica, “India Libre”, que había surgido
durante la II Guerra Mundial. Esa independencia trajo, simultáneamente, el
desmembramiento del territorio que se convertiría en Pakistán.
Este importante capítulo de su vida se cerró cuando reanudó su carrera
naval. Precisamente, uno de sus recientes cargos fue el de Jefe del Estado
Mayor de Defensa de su país, el cual asumió cuatro años antes de su visita al
Perú.
De Cabo
Blanco a Lima
Aquella vez el esperado visitante tuvo una estadía de 5 días. Sin perder el
tiempo, se despidió del aeropuerto de Talara con rumbo al club de pesca de Cabo
Blanco. Una excursión lo esperaba al día siguiente, para luego partir a Lima.
Las crónicas periodísticas cuentan que la primera jornada de pesca no fue
favorable para el conde Mountbatten.
Sin embargo, al día siguiente desde muy temprano, con una vestimenta
especial y mejor suerte logró capturar 24 especies, entre meros, peces sierra,
peces gallo y un pez dorado de más de un metro y medio de largo. Había cumplido
su faena con gran éxito.
Un avión lo enrumbó a Lima, que lo esperaba. Llegó a la capital a las 5 de
la tarde y en medio de los honores correspondientes recibió el saludo de los
comandantes de las fuerzas armadas y autoridades del ministerio de Relaciones
Exteriores con quienes se dirigió a revisar las tropas de Infantería de la
Marina.
Entre otras actividades realizó el homenaje al Almirante Miguel Grau, en la
plaza de dicho nombre. Luego visitó las instalaciones de la Escuela Militar de
Chorrillos donde firmó el libro de oro como uno de sus visitantes ilustres.
El
Conde en Machu Picchu
Ahora tocaba recorrer el sur, y no pudo escoger mejor ciudad que Cusco.
Desde su arribo a la Ciudad Imperial, Lord Mountbatten se sintió admirado. Ni
bien llegó el alcalde de Cusco, René Pozo, le entregó una “vara de mando” como
un presente de los lazos de amistad que unen a sus pueblos. Agradeció el
obsequio y lo consideró como uno de los mejores recuerdos de su paso por el
Perú. Como anécdota cuentan que después el Conde trató de averiguar si la pieza
era auténtica y le confirmaron que sí.
En horas de la tarde visitó la famosa ciudadela, quedando maravillado.
Luego en un helicóptero de la FAP partió a la fortaleza de Sacsayhuamán, y tras
un breve recorrido pasó al cuartel “Mariscal Gamarra” donde lo esperaba un gran
banquete y un desfile de danzas folclóricas.
Después de haber
permanecido cerca de cinco días en nuestro país, Lord Mountbatten emprendió
viaje con destino a Santiago de Chile. Como despedida nos dejó un cordial
mensaje expresando un profundo agradecimiento a nuestro país por la agradable
estadía. Sería la única vez que nos visitaría, pues años después, en agosto de
1979, fue asesinado por el Ejército Republicano Irlandés (IRA), cuando una
bomba colocada en su yate terminó con su vida.
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