viernes, 1 de marzo de 2013

BANDOLERISMO Y CIMARRONAJE


El régimen colonial contra los esclavos negros se mantuvo hasta los primeros 30 años republicanos, cuando Ramón Castilla formula un decreto en el que se dictamina la libertad de los negros. Existió, pues, en los años esclavistas una fuerte opresión contra los negros; habiendo en muchos de los casos maltratos que imposibilitaban su libertad. A pesar de que todo esclavo tenía un precio de compra y que éste podía ser pagado incluso por él mismo, la libertad alcanzada por el esfuerzo propio fue escasa.
Por tal motivo, los negros esclavos se vieron obligados a alcanzar la libertad de otras formas, penadas y sancionadas por las autoridades. Casos frecuentes de negros convertidos en cimarrones y bandoleros, que atacaban a ciudadanos y producían constantes robos fueron denunciados en el Cabildo de Lima.
Los cimarrones eran negros rebeldes que habían escapado de su amo, producto de los constantes abusos de los que eran víctimas. Sin embargo, éstos eran totalmente rechazados de la ciudad y vivían en lugares alejados del control; barrios como el de San Lázaro y el de Indios fueron refugios de los cimarrones.
Los grupos de bandoleros negros producían la mayoría de robos en la ciudad, atacaban desde personas (criollos, indios e incluso a otro negros) hasta pequeños locales de comercio. Si bien es cierto, que en la República ya no se ejecutaban negros y los casos durante el virreinato tampoco fueron muchos; sí, por el contrario, fueron aprisionados muchos negros, que por transgredir la ley eran abusados de manera más intensa, produciéndose muchas de sus muertes.
A inicios del siglo XIX la población -entre negros esclavos y libres- representaba el 50% de la población urbana. Además, en Lima se registraba un constante crecimiento de esclavos urbanos, que tenían actividades cada vez más especializadas debido, en parte, al también crecimiento de la población urbana. Así pues, podemos encontrar esclavos en diversas ocupaciones (desde quehaceres domésticos hasta trabajos en la Iglesia o el Estado). Incluso algunos llegaban a poseer pequeñas tierras cedidas por sus amos a cambio de una renta.
Existían algunos procesos generales para la conversión de un esclavo en persona libre. Entre las que más se daban, tenemos:
-Campesinos, esclava; trabajar para abastecer a la ciudad de alimentos.
-Jornalero libre; trabajar en la misma u otra hacienda.
-Labores mineras; alquiler de la mano de obra en minas.
La libertad era, pues, una meta de los esclavos. Muchos de ellos lo consiguieron, con ayuda, tal vez, de los amos, que veían una mayor rentabilidad en poseer una persona libre que trabaje por jornadas.
Los procesos de conversión debían tener el consentimiento de los amos. Y así como hubo muchos que daban libertad a sus esclavos; hubo otros muchos que se negaban, por diversas razones, a darles la tan ansiada libertad. Es por este motivo que se producían dos modalidades distintas para la libertad: el cimarronaje y el bandolerismo.

De cualquier forma, el proceso de libertad se estaba dando en Lima de forma creciente. Veamos los siguientes datos que ilustran este proceso: Censo de 1792: 13483 esclavos, Censo de 1818: 8589 esclavos, Censo de 1836: 5791 esclavos, Censo de 1845: 4500 esclavos.
Esta primera entrada sobre la esclavitud negra es solo un marco general, que espero pueda seguir desarrollando más adelante y tener un trabajo más sólido que presentarles.


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