lunes, 3 de marzo de 2014

ANDANDO POR LURIGANCHO


Cuerpo encorvado para no mirar ni ser mirado, ello se justifica además de la carga moral por la garra alrededor del cuello, y las marrocas al final de las extremidades que cogen con dificultad el nuevo patrimonio que quepa en una bolsita plástica; zapatillas sin pasadores para no hacer(se) daño, igual suerte con las correas, olor a choro (después se convertirá en olor canero que todo lo invade, ropa canera, comida canera, trago canero, pensamiento canero, habla canera, etc), prescindiendo de dónde vienes nos dirigimos a la carceleta mayor la de: Palacio de Justicia, ubicada en en las profundidades de aquel edificio fastuoso que tiene en su frontis, dos leones en mármol y una apariencia versallesca, en esa misma edificación, su parte trasera es simple y básica: por ahí entramos a un sótano que tiene naturaleza transitoria y es el paso previo a algún penal de la ciudad, en teoría se ponderan criterios de clasificación, primerizo/ranqueado, joven/adulto, delito común/tipo calificado.
Llegar hasta ahí, para un primerizo y/o inocente (esta palabra comenzará a escasear a futuro), importa aceptar el uso estandarizado de una jerga que grafica nítidamente este estadio: perder. Se lo dicen asimismo (¡ya perdí!), se lo dicen la policía, en tanto primer operador que enfrentan (¡ya perdiste¡); los detenidos han visto como la policía maniobró el atestado la primera impresión del sistema es otro agresor que puede empapelar a discreción, si acaso queda duda, la segunda grada de este circuito canero la experimenta la familia, quien en las afueras del juzgado de turno permanente soporta otro choque con la corrupción existente, que el mismo lugar publicite una advertencia contra malas prácticas abogadiles no es gratuito, pues la familia es abordada por todo tipo de personas que declaran conocer/estar emparentados/tener una pierna en aquel estadio que asegura la libertad, si eres primerizo y por lo demás ajeno a la movida legal existe posibilidad que también la familia sea cándida, y por tanto candidatas a convertirse en sujetos pasivos de estafa; en contrario, la familia de los no primerizos, lo último que hacen es apenarse, ellas tan solo ejecutan un plan de contingencia pre-establecido, para ellos, este será su momento de invertir, de devolver las gracias que le fueron dadas cuando el ahora interno estuvo libre, ellos no lloran, sino saludan y hasta festejan, envían recados, anuncian visitas, gastan bromas, etc; por ello, cuando en dicha carceleta circula la versión y los precios de las cárceles para un primerizo por delito común, no dudan en pagar, aun cuando en la mayoría de los casos no sea sino el tinkeo de funcionarios corruptos, qué más da, si como se dijo, es tiempo de perder, a estas alturas ya cambiaron de abogado más de una vez, ya invirtieron en coimas, ya se movilizó la familia para espectar estos días lúgubres, y empiezan a enterarse de historias y mitos de los costos de celda, costos de catre, de seguridad, de lo que demanda los gastos al interior de un penal, donde todo será egreso.
Adentro, ya te han volteado (ya tienen un perfil de tu persona), todos conocen el delito que te imputan, si es libertad sexual (ñato, violín, cangrejo, minero, carrito, mostrador), debes ser aislado, pues serás víctima de todo tipo de agresión, incluso el penal te espera pabellón especial (en limpieza y orden mejor que el de los comunes), pues en la ética canera ello no se perdona.
En carceleta la vida circula lentamente, el objetivo ahora es sobrevivir, desde ahora todas las facultades están en actividad y alertas, más audaces más agudos, y para ello hay que interpretar los nuevos códigos, las personas pretenden agruparse/empatarse, se generan espontaneas alianzas, el objetivo es ser recomendados para estar "bien y tranquilos"; no importa la hora en que llegues, te iras las 5.00 pm, nuevamente enmarrocado y amarrado junto a otros reclusos en fila india, subes a un carro del INPE algo ocurre, cierras una etapa, marcas el fin de algo.
En mi caso particular fui llevado a Lurigancho yo sabía este hecho y lo acepté, no intenté ser cambiado, las otras opciones reales eran Huaral y Cañete.
En Lurigancho, tu primer contacto es el Tópico, donde eres rapado (corte de pelo forzoso), el ataque a la dignidad no es gratuito, importa un claro mensaje de sometimiento, el siguiente estadio es el lugar conocido como "La Lata" espacio común donde se aglutinan todos los que ingresaran al penal, y dada la hora lo único que queda es dormir, en mi día fueron como 100 personas, sin divisiones y/o muebles, a un costado el espacio lateral fungía de baño para expulsar secreciones –a la vista de los demás-, fácil imaginar lo intenso del olor, lo hediondo, solo queda engañarte que duermes; aquel reducido espacio esta colmado de fealdad cuando recuerdo ese episodio, pienso en un letrero inexistente: "Por mí se llega a la ciudad del llanto; Por mí a los reinos de la eterna pena (…) Renunciad para siempre a la esperanza". Me espanta imaginar que este acto se repite cotidianamente.

En mi caso particular fui clasificado al pabellón 12-A SJM, ahí nos recibieron unos muchachos conocidos del barrio, estos habían asumidos delegaturas (internos designados como autoridad encargados de mantener un orden en el pabellón), nos hablan sobre la jerarquía, reglas y la disciplina en dicho lugar.
El costo de acceso fue de S/. 300, otros tanto para la Limpieza, adicionalmente S/. 3.00 nuevos soles semanales por concepto de comida, esto se llama paila, y siempre es llamada en términos femeninos; en razón que tiene el formato de olla común, y es realizada por los propios internos, este trabajo es considerado un privilegio debido al acceso directo a la comida, entendiéndose un desayuno de té con pan, y almuerzo reservándonos pollo para los días de visita, la cena no está en el paquete y esta si se da es por acción directa de los internos quienes aportan los víveres que la visita trae y se cocinan ellos mismos agrupándose en grupo de tres y/o cinco, los víveres son guardados en otro interno que tiene congeladora y que oferta  este servicio.
La paila es además un instrumento de cambio, pues dicho derecho puede ser cedido a cambio de otra cosa: droga, favores, dinero, o simplemente donarla. La paila es la comida de la mayoría de la población pero no la única fuente, pues los internos de modo paralelo hacen –para venta- mazamorras, arroz con leche , también venden kekes y/o dulcería que los familiares proveen, algunos pabellones cuentan con restaurantes, e incluso ciertos internos cuentan a su vez con internos cocineros u otros internos que fungen de parejas sentimentales, siendo una de sus funciones  cocinar.
El pabellón a su vez, esta subdividido en módulos, donde yo ingrese había como 15 camarotes, en cada camarote duermen hasta seis personas como sea, en la forma que te acuestas así te levantas, ahí no hay pijama, abluciones, lectura de noche, ni nada que se parezca. La mañana trae consigo el agua,  único momento para la higiene, si se te pasó, perdiste, aunque después de haber usado repetidas veces este nombre, técnicamente re-reperdistes.
Los primeros días uno la pasa en el interior del pabellón y no quiere salir de él, como tímido escolar que permanece en su aula, sientes temor del exterior, esta pasividad física contrasta con lo receptivo que puedes ser, pues ya asimilas la jerga, el comportamiento, ya modulas tu palabra, ya te achoras "Primero hay que conseguir que todos sepan que no pueden atacarlo a uno sin peligro. Después de ser temido, hay que hacerse respetar por el modo de comportarse con los inservibles (policías), no aceptar ciertos puestos, rechazar ciertos grupos de trabajo, nunca reconocerles autoridad a los porteros, ni obedecer jamás, aunque esto signifique un incidente(…)"
Siendo las cosas así el temor inicial es vencido por la curiosidad, salir de tu beyompa importa transitar por el famoso "jirón de la unión" en alusión a la transitada calle del centro de Lima, este pasaje es un lugar común, transitas por todos los pabellones, siendo de transito necesario, está fuera del alcance del control de los pabellones y por tanto ahí uno se encuentra vulnerable, es necesario andar con tu "batería" (causa, amigo, chaleco), que peche y responda. Aquí te vas lejos (piensas mal), aquí la tienes que chapar en el aire (cuando hablan mal te tienes que dar cuenta), aquí se mandan un tiro (cuando eres blanco de joda), aquí no debe haber relogeo (bullying), aquí parchas, tu solo sin la plancha (disciplina del pabellón); aquí transita desde el faite hasta el atorrante]y toda la variopinta zoología de este lugar.

Generalmente en este lugar encuentras gente menguada, en estado de aturdimiento, alcoholizada y/o drogada este tránsito me produce varias visiones encontradas: es como el final de una procesión con gente dispersada, como las personas mayores que en provincia, sacan las sillas afueras de su casa, al atardecer y se sientan a mirar a los transeúntes; me recuerda a Dante siguiendo a Virgilio por el Infierno, por este pasaje también circulan no-internos: los abogados que se dirigían a entrevistas con los patrocinados y/o terceras personas, todos sin excepción son abordados para "los pelicanos", internos que pesetean en modo mendicante. Estas personas también hacen de chasquis, pues te pasan la voz, te llaman cuando eres buscado, te cargan bultos, todo vale una moneda, y nada es libre, la amistad no existe.

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