El Real Convictorio de San Carlos de Lima fue un colegio mayor creado a finales
de la Colonia y que subsistió hasta las primeras décadas del Perú Republicano
(ya sin el título de “Real”), desempeñando un importante papel en las luchas
ideológicas de su tiempo.
En sus inicios, fue creado
para servir de residencia para los alumnos de la Universidad de San Marcos, de
acuerdo a Real Cédula del 9 de julio de
1769 y el decreto del 15 de junio
de 1770 del virrey Amat,
que fusionaba Colegio Real de San Martín
y Colegio Mayor de San Felipe y San Marcos, el primero de los cuales
estaba bajo la administración de la expulsada orden jesuita.
Los requisitos necesarios
para entrar en él se hacían en función de eliminar a "los que no
tuviesen limpieza de Sangre, buena crianza y costumbre", además de
estar en la obligación de saber latín y estar matriculado en la Universidad de
San Marcos. Su primer rector fue José Lasso y
Mogrovejo.
A pesar del empeño que se
puso por renovar los estudios y distanciarlos de la enseñanza tradicional,
desde temprano se dio en San Carlos una cercanía con el énfasis en la Teología, aplicándose ésta al
tratamiento de los problemas cotidianos, lo que le valió la burla de los
personajes del Diálogo
satírico de los palanganas Veterano y Bisoño.
Durante el periodo colonial
no fueron pocas las veces que sufrió intervención, especialmente en las
materias de estudio. Los ingresos no fueron problema menor, pues en varias
oportunidades se veían privados de las rentas asignadas, alterando su normal
desempeño. Esto se dio de manera clara con el Informe (1816) que Toribio Rodríguez de Mendoza como
rector hiciera al virrey Joaquin de la
Pezuela, ocasionando el cierre del Convictorio (octubre de 1817).
Su reapertura se dio el 19 de noviembre de 1822 sin
ninguna modificación en su plan de estudios mientras que el Reglamento del 26
de octubre de 1826 sólo acentuó el énfasis humanista y jurídico de
los cursos, prescindiendo de las ciencias. La novedad la constituyó que el
Colegio del Príncipe fue anexado
al Convictorio, siendo señalados para sus rentas un fondo del Estrado para el pago de 24 becas, el producto de las fincas que
le pertenecían, una asignación anual sobre la caja de amortizaciones, las
rentas de los desaparecidos Colegio y Universidad de San Pedro Nolasco y
Colegio San Ildefonso, así como las pensiones de los alumnos.
Sin embargo, una resolución
del Congreso del 13 de noviembre de 1829 dispuso
que continuara rigiendo el plan de estudios imperante en el régimen colonial,
derogando el reglamento anterior. A éste siguieron otros decretos:
Nuevo reglamento (11 de
agosto de 1835 de 1835).
Sobre el uso de emblemas
que debían portar los colegiales (15 de junio de 1836).
Referido a becas, horario
escolar y trajes (9 de diciembre de 1836).
Ordenando que sólo podían
matricularse los hijos legítimos (10 de febrero de 1840).
Durante la década de 1840 tuvo un rol
importante en la vida política del país, pues debido a su rector, Bartolomé Herrera, participó en los
debates doctrinarios contra el Colegio
Guadalupe, que tenían como eje la soberanía del pueblo y el sufragio de
los indios. Este debate fue llevado al parlamento siendo Herrera diputado por
Lima y Pedro Gálvez, ex-alumno de Herrera y profesor del Guadalupe, diputado
por Pataz (7 de noviembre de
1849).
La orientación liberal de
San Carlos se acentuaría con el rectorado de José
Gálvez (hermano de Pedro y luego héroe del combate del 2 de mayo de
1866), aunque su paso fue fugaz, siendo reemplazado por Antonio Arenas. El nuevo rector
provocó un incidente que culminó con la intervención de la Convención Nacional en la revisión de los textos empleados
para la enseñanza.
No pasaría mucho para que
San Carlos se orientara hacia un liberalismo moderado alejándose de la línea
conservadora que lo había distinguido por muchos años. el convictorio funcionó
hasta 1866, año en que se convirtió en la Facultad
de Humanidades y en la Facultad de Humanidades y en la Facultad de Derecho de
la Universidad de la Facultad de Humanidades y en la Facultad de Derecho de la
Universidad de San Marcos.
Rectores Carolinos.- Entre los rectores que rigieron el
Convictorio San Carlos de Lima
desde sus orígenes hasta 1836, es posible anotar:
José Lasso y Mogrovejo, en 1771., José
Francisco de Arquellada, en 1772., Toribio Rodríguez de Mendoza, en 1787,
Carlos Pedemonte, en 1817, José Cavero y Salazar, en 1819, Juan de Dios
Olaechea, en 1825, Manuel José Pedemonte, en 1828, Juan Manuel Nocheto, en
1830, Matías Pastor, en 1833, Jerónimo de Agüero, en 1836.
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