Ayer mi hermano Eloy y yo fuimos invitados por nuestro
gran amigo José Antonio Rado, que es un
libro abierto cuando le haces alguna pregunta sobre la geografía y la historia
del Principado, que es desconocido por mucho s de los oriundos de esta Región. En un paseo a Teverga, Pueblo Ejemplar de
Asturias, 2013, después de un suculento
almuerzo en casa “Aladino”, nos lleva a conocer el gran parque de la Prehistoria de Teverga, situado a pocos kilómetros del centro de Teverga,. La verdad es que nos gustó mucho por
su entono y la emoción de ver de cerca a
unoa cuantos Búfalos y a unos caballos PRZEWALSKI de origen mongol. En todo el mundo
existen entre 1.000 a 1500 ejemplares en todo el mundoy otras especies que se movían
por allí.
En frente divisamos La fortaleza
medieval de Alesga que es mencionada en la donación del Monasterio de San
Salvador de Cornellana a la Orden de Cluny en 1122. Fue levantada sobre un
afloramiento calizo que conforma un promontorio de difícil acceso.
Parece ser el centro del poblamiento en la zona en tiempos medievales, núcleo de un entramado defensivo formado por pequeñas torres, viales y atalayas de vigilancia que cubren los pequeños valles secundarios desde los que se puede acceder a la vía de la Mesa y Castilla, además de comunicar entre sí diversos núcleos de la zona. Sus dimensiones y estructura la convierten en una de las fortalezas más destacadas de la región, aparte de ser la que mejor conserva su estructura defensiva original.
La estructura defensiva, de forma casi rectangular, mide unos 40 metros de largo por unos 20 metros de ancho, y por las diferencias de la obra y las evidentes reutilizaciones de materiales en forma de tejas y bloques de areniscas, parece que ha tenido un largo historial de rehabilitaciones sobre la fábrica original, que según parece ha pasado por, al menos, dos momentos constructivos diferentes: el primero se encuentra en torno a una torre cuadrada que ocupa un lugar central, mientras que el segundo momento se define por una planta cuadrangular, con dos vértices situados más al norte de forma angulosa, y los dos vértices sur más redondeados.
Los bloques de arenisca se combinan con la caliza, mayoritarios en la zona inmediata al yacimiento, y en su fachada exterior se pueden obtener varias torres angulares de pequeño tamaño, dispuestas a lo largo de la muralla, que protegen un torre principal de la que hoy se puede adivinar su traza entre los montones de derrumbes que la formaban.
En centro de la fortaleza parece disponer de un pequeño patio central, y convertido en un inmenso pozo de saqueo. Junto a la torre principal se observa igualmente un pozo de grandes dimensiones, pero esta vez excavado en la roca caliza, que debió ser en su origen el aljibe de almacenamiento de agua del castillo.
Parece ser el centro del poblamiento en la zona en tiempos medievales, núcleo de un entramado defensivo formado por pequeñas torres, viales y atalayas de vigilancia que cubren los pequeños valles secundarios desde los que se puede acceder a la vía de la Mesa y Castilla, además de comunicar entre sí diversos núcleos de la zona. Sus dimensiones y estructura la convierten en una de las fortalezas más destacadas de la región, aparte de ser la que mejor conserva su estructura defensiva original.
La estructura defensiva, de forma casi rectangular, mide unos 40 metros de largo por unos 20 metros de ancho, y por las diferencias de la obra y las evidentes reutilizaciones de materiales en forma de tejas y bloques de areniscas, parece que ha tenido un largo historial de rehabilitaciones sobre la fábrica original, que según parece ha pasado por, al menos, dos momentos constructivos diferentes: el primero se encuentra en torno a una torre cuadrada que ocupa un lugar central, mientras que el segundo momento se define por una planta cuadrangular, con dos vértices situados más al norte de forma angulosa, y los dos vértices sur más redondeados.
Los bloques de arenisca se combinan con la caliza, mayoritarios en la zona inmediata al yacimiento, y en su fachada exterior se pueden obtener varias torres angulares de pequeño tamaño, dispuestas a lo largo de la muralla, que protegen un torre principal de la que hoy se puede adivinar su traza entre los montones de derrumbes que la formaban.
En centro de la fortaleza parece disponer de un pequeño patio central, y convertido en un inmenso pozo de saqueo. Junto a la torre principal se observa igualmente un pozo de grandes dimensiones, pero esta vez excavado en la roca caliza, que debió ser en su origen el aljibe de almacenamiento de agua del castillo.
El Parque de la Prehistoria de Teverga
es la pinacoteca ancestral por excelencia, alberga la colección más relevante
del arte rupestre de Europa entre 10.000 y 40.000 años de antigüedad. Al
visitarlo obtenemos una visión muy amplia del paleolítico, y durante las dos
horas en las que, aproximadamente, podemos calcular nuestra visita, nos
acercaremos lo más posible a los detalles de la vida cotidiana del hombre
primitivo, empatizando con su dura realidad, compartiendo su manera de ver el
mundo. En Teverga encontraremos ese espacio idóneo en el que comenzar a
interpretar con mayor rigor el tesoro cultural de nuestros orígenes,
principalmente sus pinturas.
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Fue hace
40.000 años cuando llega a Europa el Homo sapiens sapiens. Desplaza
a los neanderthales y se erige en especie dominante. Habita en cuevas y abrigos
naturales en la fase final de la Era Glacial. Son los primeros pobladores
dotados de una mentalidad simbólica, y son por ello también los primeros artistas. La cornisa cantábrica fue un
escenario privilegiado de este arte, pues tras la última gran glaciación, la
mayor parte de Europa se convirtió en inhabitable al quedar cubierta de hielo.
El paleolítico quedó circunscrito a las montañas de caliza, en las que abundan
las cavidades, y por eso en
Asturias se han descubierto hasta la fecha unas cuarenta estaciones de arte
parietal, algunas realmente excepcionales. Todos los estilos de la pintura prehistórica,
desde el auriñaciense, que es el más remoto, están representados en las cuevas
asturianas, para alcanzar su máximo esplendor en el genial magdaleniense de la
riosellana Cueva
de Tito Bustillo.
Situado a 40
kilómetros de Oviedo, en la localidad de San
Salvador de Alesga (Teverga), el Parque de la Prehistoria es el
mayor conjunto de réplicas de esta apasionante etapa de la humanidad, con
copias exactas de los principales yacimientos europeos de pintura parietal y
arte mobiliar, seleccionado todo ello según un riguroso
criterio científico y dispuesto a través de reproducciones
facsimilares, copias, recreaciones, fotografías, maquetas, y reconstrucciones.
Las réplicas, muy fidedignas a los originales, se organizan atendiendo a una
propuesta didáctica y amena.
La ubicación del propio Parque, en un valle de gran valor ecológico y
paisajístico, apenas sin vestigios de actividad humana en las
inmediaciones, y con los inmuebles soterrados, totalmente mimetizados con el
entorno, nos hace más cercanos los hombres de las cavernas. Son 25 hectáreas de
superficie virgen, a los pies de la impresionante Peña Sobia, en pleno Parque Natural de las Ubiñas.
La instalación propiamente museística consta de un complejo de tres edificios. El
primero acoge el centro de recepción de visitantes y la cafetería. Después de
un corto paseo y cruzando el río Páramo sobre un puente nuevo, vemos otro
inmueble en forma de media luna con cubierta vegetal, denominado La Galería. Tras la espectacular
entrada con un lucernario circular abierto al cielo, el visitante se adentra en
un interior de unos mil metros cuadrados. Dentro encontramos un completo circuito de audioisuales,
documentos, y reproducciones de pinturas y grabados del Paleolítico Superior,
como el panel de los caballos de Chauvet o la vaca negra de Lascaux, ambos en
Francia; la parte central del techo de los bisontes de Altamira (los autores de
la réplica son los mismos que los de la neocueva instalada en el Museo de
Altamira y han trabajado durante más de dos años para conseguir una
reproducción exacta de las pinturas), el camarín de las ciervas de Covalanas
(Cantabria), la gruta de los osos de Ekain (Pais Vasco), los bisontes de La
Covaciella en Cabrales (Asturias), el panel de los signos de la cueva de Llonín
en Peñamellera Alta (Asturias), así como útiles y figuras de España, Francia,
Alemania, Austria, Chequia o Rusia.
En esta galería artificial podemos entender un poco mejor por qué surgió el
arte paleolítico, quiénes y con qué técnicas realizaron las pinturas
rupestres y qué significados se les han atribuido a lo largo de los últimos
doscientos años de investigación. De cada cueva se han elegido aquellas
pinturas que mejor ilustran las distintas teorías existentes sobre la motivación del artista prehistórico,
como las que la ligan a una inquietud puramente artística o de ocio, pasando
por las relativas a ritos de fecundidad y de caza, las que atribuyen su autoría
a chamanes en estados alterados de conciencia, o las que conciben un origen
totémico venerador de ciertos animales, hasta llegar a las interpretaciones
estructuralistas, según las cuales el arte rupestre es un lenguaje codificado de
signos y en el que la cueva -de significado femenino- simboliza todo su mundo
conocido.
El tercer inmueble, muy próximo al anterior, se
denomina Cueva de Cuevas en orden a
su propia razón de ser, que no es otra que servir de contenedor a unas
completas réplicas de tres
relevantes galerías rupestres. Copias exactas realizadas utilizando
tintes naturales, elaborados con los mismos materiales que los prehistóricos;
la piedra caliza de paredes y techos tiene las mismas grietas y reflejos
luminosos que las auténticas, y se ha reproducido la estructura, humedad,
oscuridad y silencio. En una
visita de unos 25 minutos de duración se recorren las tres salas,
comenzando por la Galería de los
Caballos de Tito Bustillo donde puede apreciarse la rica policromía
empleada en este tipo de representaciones. De esta sala se hace un viaje de 700
kilómetros hasta la Cueva de Niaux,
en Francia, para contemplar el Salón Negro, donde se observan dibujos más
definidos y perfectamente perfilados. Desde esta segunda sala volvemos a Asturias
para observar la reproducción del Camarín
de la Cueva de Candamo, donde se nos explica cómo aquellos primeros
artistas no sólo buscaban una imagen, sino que también se preocupaban
especialmente por la localización de sus obras y el relieve de las paredes
donde las realizaban. Durante toda la visita caminamos por un suelo irregular y
con desniveles y los quías requieren, como en las cuevas originales, linternas
para realizar sus explicaciones.
En definitiva, «El Parque de la Prehistoria de Teverga
es único y las réplicas, extraordinarias». Esa es la opinión de Jean Clottes,
responsable del estudio científico de la cueva de Chauvet y gran conocedor del
arte de las cavernas de Lascaux o Niaux, entre otras. Clottes ha sido
conservador general de Patrimonio francés y en la actualidad es un museo de
este tipo, como en otras partes del mundo donde a estas cosas se le dan mayor
importancia para que el pueblo sepa de sus orígenes
Despues de visitar este museo llegamos hasta Puerto
Ventana que us uno de los grandes colo(San Martín) para alcanzar una altitud que se acerca a los
1.600 metros. Ventana , a pesar de no tener la fama de los otros grandes
puertos de Asturias, ofrece una gran constancia en la pendiente, hecho de donde
.proviene su dureza. Además, sus posibilidades de encadenado con otras grandes ascensiones
son inmensas, ya que se encuentra cerca del Puerto de San Loren(ese Finesterre
astur con el que enlaza a través de una pista de unos 5 kilómetros que transcurre a una altitud media de 1600 metros.
El inicio, como
ya se ha puesto más arriba, se situa en la localidad de San Martín de Teverga,
punto de arranque, también de uno de los
pouertos de Asturias San Lorenzo. Los primeros compases desde la subida son muy suaves, con pendientes que apenas
rozan el 3%. Sorprendentemente
progresiva, esta primera parte de Ventana culmina en las proximidades de Cueva Huerta, la zona más bella de toda la
ascensión, cuando ya las pendientes rondan el el 6-7% y hemos sobrepasado la localidad
de San Salvador. Tras un leve descenso y un pequeño túnel, arranca la fase decisiva del puerto, que tiene 13 kilómetros. Y este
segundo “arranque” del puerto es ya realmente duro, pues las pendientes se va a situar en el 7-8% sin apenas variación
hasta Paramo. Esta es la dificultad que
encontramos en la ascensión, su gran continuidad en la pendiente ya que apenas en alguna ocasión ronde el 9%. Tras pasar por la citada localidad
de Paramo, la carretera se mete de lleno
en el bosque y así transcurre prácticamente sin variaciones hasta la cima. Y si la monotonía es la nota
predominante en el paisaje mayor, aun es en cuanto a las variaciones de las
rampas, las cuales rondan en su mayor parte el 6-8% .
La ascensión al Puerto Ventana culmina a 1587 metros
de altitud, tras 20 kilómetros a una pendiente media del 5.63% y
un coeficiente APM de 218. En la
cima a la izquierda podemos observar la
pista que se dirige a Robadiello, la cual nos has ido “observando” los últimos kilómetros de ascensión.
De represo hacia Oviedo pasamos por el costado del castillo de Proaza que es es
una fortaleza española, situada en las proximidades de esta fortaleza española situada en las proximidades de
esta localidad asturiana, capital del concejo homónimo (Asturias), dominando el
valle del río Trubia.
No debe confundirse con la Torre
del Campo de Proza, obra del siglo
XV. Sus restos se hallarían en el próximo paraje denominado Vegamadre.
La primera referencia a un castillo en Proaza se
vincula al notable conde rebelde Gonzalo Peláez, que se hizo con el gobierno de
buena parte de Asturias en el reinado de Urraca
I de León, incluyendo la tenencia de los castillos de Alba de Quirós y
Buanga.. Conoció los avatares de la guerra durante el enfrentamiento del conde
con el rey Alfonso VII de León, entre 1132
y 1138, siendo principal sede del tumultuoso conde, que aguantó diversos
sitios.
En 1184 Fernando II de León
donó la fortaleza a la Catedral de Oviedo. Tras caer en poder del linaje
de Bernardo de Quirós, a instancias de Rodrigo
Álvarez, conde de Noreña el obispado recuperó su posesión en 1377, pero Enrique II de
Castilla determinó que volviera a
manos de los Bernaldo de Quirós, que en 1381 prestaron
al obispo el correspondiente pleito homenaje.
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