El
sur está de moda pero tiene esquizofrenia, de un lado representa territorialmente la mejor posibilidad de ocupación
ordenada para parte de los 1.5 millones
de habitantes adicionales que tendrá
Lima en 10 años. De otro, también representa un suculento botín para la
especulación formal e informal de
tierras.
Los
distritos de los balnearios del sur tienen más de 30 mil hectáreas. Algo asi
como la mitad de la mancha urbana de Lima en un territorio con tres tipos de
ocupación en dirección norte-sur. El
primero es el de las poblaciones costeras. El segundo, el de las grandes lotizaciones
formales e informales al este y a lo
largo de la Panamericana sur. Y el tercero es el territorio de los pies de montaña
con pampas y laderas.
Cada territorio es como un organismo vivo que está
en un sorprendente estado de actividad. El mar
ha actuado como un imán para el sur costero de la capital, que es lúdico
y festivo, mientras el norte de Lima es laborioso y emprendedor.
Los
pueblos de Punta Hermosa, Punta Negra y San Bartolo viven entre el litoral y la
Panamericana Sur, con menos de 7 mil habitantes cada uno, en un archipiélago
urbano, ocupando playas y lomas, con
casas de playas, edificios, clubs, restaurantes, discotecas, sin ningún plan de
ordenamiento.
Punta
Hermosa tiene la mejor área de playa y un buen malecón como espacio público. Está
consolidando edificaciones de uso permanente.
Punta
negra tiene más playa, pero es la “cenicienta”. Malecón casi residual, vías solo
afirmadas y una atmósfera de abandono.
San
Bartolo casi no tiene malecón, pero está en mejores condiciones que Punta
Negra.
Todos
los distritos del Sur tienen problemas de agua. Santa María, con 1,500
habitantes, es una de las joyas de la Corona. Mientras Pucusana, el más poblado
de todos (16.000 habitantes), permanece detenido en el tiempo.
El
segundo territorio corresponde a la zona de la Panamericana: desde Lurin en el kilómetro
25 hasta el kilómetro 50. Tiene valle, grandes lotizaciones industriales,
almacenes, granjas, proyectos agrícolas, denuncios mineros, hasta un aeródromo
y un parque industrial. Todo al margen de la zonificación oficial.
Finalmente,
el tercer eje de ocupación lo constituyen las laderas y quebradas, donde hay
una intensa actividad de minería ilegal, reserva militar y futuros condominios.
Este territorio está amenazado por la informalidad.
Son
terrenos también bajo la jurisdicción de Punta Hermosa, Punta Negra y San
Bartolo, pero los municipios han permitido que sean casi una tierra de nadie.
Los
balnearios deberían ser parte de la propuesta integral de una ciudad auto
sostenible como lo señala el Plan Regional de Desarrollo Concertado. Pero es
indispensable un ordenamiento del territorio de acuerdo al interés público. Y
esa es tarea de la Municipalidad de Lima. Los distritos han propuesto ser
mancomunidad, pero se requiere el liderazgo irrenunciable de Lima.
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