Solo
la mitad de la población urbana del Perú tiene alguna forma de vigilancia
policial, municipal o conjunta. La otra mitad no tiene acceso a ese servicio
fundamental. En los últimos anos, la cobertura se incrementó entre el 2010
(48%) y el 2012 (52%), para caer en el 2013 (45%). Algo similar ocurrió en Lima
Metropolitana, donde la cobertura cayó del 54% en el 2012 al 44% en el 2013. Así
lo indica el informe “Victimización en el Perú 2010 – 2013, publicado en el mes
de diciembre pasado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática
(INEI).
Se
desconoce el motivo de la caída del 2013 y todavía no se sabe si la adquisición
de los patrulleros inteligentes ese año
se tradujo en la ampliación de la
cobertura en el año siguiente. Lo que queda claro es que la abrumadora
insuficiencia del servicio de vigilancia explica los altísimos niveles de victimización y de temor que tiene el Perú,
los más altos del continente según el barómetro de las Américas.
El
servicio de vigilancia, no es uniforme en el territorio. En la capital, por
ejemplo, alcanzó al 70 % de la población
en Lima centro, pero solo al 33% en Lima sur, al 46% en Lima norte y al
51% en Lima este. Donde hay vigilancia a nivel nacional, son más lo que la
evalúan favorablemente (60%) que los que no (38%): en Lima Metropolitana la
aprobación es aun mayor (65%), llegando
en Lima centro al 69%. El problema es de cobertura más qu de calidad del servicio.
La
publicación del INEI confirma que el actor protagónico no es la policía, sino
los serenazgos municipales. En efecto, mientras que estos llegan al 41% de la población, la Policía Nacional
alcanza al 25% y de patrullaje integrado por ambas instituciones solo al 9%.
En
Lima Metropolitana, la vigilancia municipal es mayor (45%), mientras que la policiales
ubica en el mismo nivel que en el contexto nacional (25%) y la integrada, en el
13%.
No
cabe duda de que la preferencia ciudadana es por el patrullaje integrado,
modalidad que recibe un respaldo del 79% de los que tienen vigilancia a nivel
nacional, mientras que la policía (64%) y los serenazgos (63%) empatan.
Curiosamente,
la integración de esfuerzos es la modalidad menos extendida y poco se ha avanzado en hacerla realidad,
pese a que desde 2009 la encuesta de la Universidad de Lima indicaba que, en la
capital el servicio integrado era el preferido por la mayoría de los
ciudadanos.
La
vigilancia y el patrullaje, junto con la investigación, son los dos servicios
fundamentales que brinda la Policía Nacional del Perú. El primer servicio
demanda muchos más agentes que el segundo, por lo que resulta inexplicable que
la policía, con 111 agentes al mes de julio de 2014, brinde casi la mitad de la
vigilancia que ofrecen los serenazgos desplegados en menos de la mitad de
distritos del país con tan solo 25 mil serenos.
Para
superar la brecha de vigilancia existente bastaría con reactivar la vigilancia policial con los agentes con
los que se dispone actualmente. Sin embargo, sería bueno saber a qué están
dedicados.
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