viernes, 3 de abril de 2015

NOCIONES GEOGRÁFICAS SOBRE EL TERRITORIO PERUANO CONFORME A LA SABIDURÍA TRADICIONAL INDIGENA


En el momento inicial de la Conquista, las huestes de Pizarro no dispusieron de las condiciones necesarias  para penetrar profundamente  ni en las diversas actividades ni en los múltiples conocimientos de los pobladores  del territorio que conquistaron. El triunfo de unos cuantos hombres blancos sobre varios millones de indígenas  sólo fue posible gracias a circunstancias históricas y sociológicas que no vamos a analizar ahora y además a la total dedicación que cada uno de los peninsulares presto al hecho militar de la Conquista, no quedándoles tiempo para inquirir  y asimilar los conocimientos de los pobladores aborígenes, sino en muy pequeña proporción, la misma que fue acrecentándose con elpaso de los días, tal como se percibe  con la lectura de algunos relatos, como las “Visitas” de Inigo Ortíz de Zuñiga y Garci Diez de San Miguel a los reinos de Chupachos y Lupacas respectivamente.    
Por otra parte, los conquistadores no pudieron penetrar de inmediato en la cultura del Antiguo Perú debido a la dificultad proveniente  de las diversas lenguas de los pueblos sojuzgados, muchas de los cuales por ser aglutinantes y guturales , resultaron  totalmente inasequibles  al oído español, tal como se colige del relato de Calancha, quien afirma que “eran lenguas más para el estómago que para el cerebro”.
Por estas razones, los españoles para referirse al relieve y a la orografía del medio geográfico del que tomaron posesión, emplearon las denominaciones morfológicas que se utilizaban en la Península Ibérica, designando  así con los nombres de Llanos o Costa a las tierras planas  y onduladas, limítrofes con el Océano Pacífico ; de sierras o sierra a todo el territorio montañoso, quebrado y altiplano que sube hasta las cumbres nevadas; y de Montaña, a la región boscosa, surcadas por ríos caudalosos. Asimismo, los vegetales fueron denominados por la similitud  que ofrecían con las plantas europeas: el ananá recibió el nombre de “piña”  por la lejana semejanza exterior de ambos frutos, la palta por su forma, el de “pera de la tierra”;. En la misma forma aplicaron los nombres de los animales domésticos del viejo mundo, llamando por ejemplo, “ovejas de la tierra” a los auquénidos. Y los lugares y parajes del territorio recibieron el nombre de los Santos  Cristianos correspondientes  a los días en que por primera vez llegó a ellos el Conquistador: a Piura se le llamó San Miguel de Piura; y a Huamanga, San Juan de la Frontera de Huamanga. Es decir, que los españoles acomodaron la Geografía, la Botánica, la Zoología y la Toponimia, entre otras ciencias, a su propia cultura.
La falta de documentos escritos y la desaparición de los amautas, de los Quipucamayoc y otras categorías de hombres cultos del Imperio, junto con el propio  aprecio que lamayoría de los inmigrantes subsiguientes tuvo por el saber del hombre común  del Tahuantinsuyo, hicieron imposible incorporar, en un segundo momento histórico, los conocimientos de los aborígenes al patrimonio cultural que sistematizaron los cronistas, limitándose éstos a repetir muchas de las invenciones elaboradas en los primeros días  de la Conquista. Y si bien es indudable que hombres doctos y acuciosos como Cieza, Garcilaso, Herrera, hurgaron en la tradición, movidos por el deseo de hallar nuevos datos para sus escritos, las valiosas  informaciones que consiguieron se refieren principalmente a diversos acontecimientos  históricos y no a los hechos del complejo Análisis Geográfico.
Los datos del folklore
Debido  a lo que acabamos de exponer someramente, a lo largo de varias centurias se ha venido repitiendo que el territorio peruano  está dividido en tres regiones geográficas: la costa, la Sierra y la Montaña.
Cuando se penetra en la sabiduría  popular, se descubre que los indígenas, que han permanecido alejados de las ciudades, que no han acudido a la escuela y cuyo  patrimonio cultural  procede principalmente de la tradición oral, ignoran totalmente las ideas de costa, sierra y montaña. En cambio, cuando se les interroga sobre la región geográfica en donde tienen su morada, responden que ella está ubicada en la Yunga, en la Quechua , en la Sumi… Es decir que existe un saber geográfico indígena (Este saber popular es común, en todo o parte, a los territorios ocupados actualmente por Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia.  En este último país, se conserva intacto en el Departamento de Nariño), cuyas  nociones básicas son las siguientes: se llama chala a las tierras que lindan con el mar en el lado Occidental del declive andino; Yunga, a las tierras de clima cálido de los valles y quebradas que trepan al ande inmediatamente después de la chala, y a los vallesy quebradas de igual clima que se extienden en el declive Oriental andino; Quechua, a las tierras templadas que se extienden en ambos declive: Suni o Jalca, a las tierras frías; puna, a los altiplanos y riscos muy fríos, janca, a las cumbres nevadas o regiones blancas del país. Rupa-Rupa a las selvas altas ubicadas en el declive Oriental de los Andes; y Omagua, a la inmensa llanura selvática por donde discurren el río Amazonas y sus afluentes que van a desembocar en el Atlántico.
Por otro lado y en otras expresiones del folklore, tales como cuentos y cantares, se alude frecuentemente al “aguacero de las Punas”, al “zorzal de la Quechua”, a la “coca de la Yunga”… Asimismo, en las danzas con que se celebran  las fiestas comunales, apasrecen comparsas que reptresentan a los Chunchos u hombres de la Rupa-Rupa, a los Japiris u hombres de las punas, a los Incas u hombres de las Quechuas.
Lo que acabamos de exponer prueba que el pensamiento aborigen  nunca consideró al territorio dividido en tres regiones y si en ocho claramente diferenciables: Chala, Yunga, Quechua, Suni, Puna, Janca, Rupa-Rupa y Omagua.     



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