viernes, 15 de febrero de 2013

EL PACIFICADOR DEL PERÚ


Después de derrotar al  Imperio Inca, en 1533, los conquistadores españoles se estaban peleando entre si. La gente de Francisco Pizarro pelea con de Diego de Almagro, Estaban en juego los territorios atribuidos a cada cual. En 1538, Almagro fue capturado y ejecutado por los partidarios de Francisco Pizarro. Los de Almagro se tomaron la venganza tres años después asesinando a Francisco Pizarro. El capítulo siguiente fue una guerra abierta en todo el Perú. Los almagristas  terminaron siendo derrotados, pero entonces sucedió algo que volvió a teñir de negro el paisaje: en 1542 el emperador Carlos promulgo las Leyes Nuevas, que reformaban el sistema de encomiendas y aumentaban la protección a los indios. Los encomenderos del Perú se lo tomaron muy a mal y se rebelaron contra el virrey Blasco Núñez. El líder de los rebeldes era nada menos  que Gonzalo Pizarro, hermano del conquistador. En 1546, los pizarristas apresaron y decapitaron al virrey Núñez. Era una rebelión en toda regla. El emperador necesitaba mandar a alguien que sofocara la revuelta y pusiera orden. Es entonces que envía al sacerdote Pedro de la Gasca, que era un letrado con experiencia militar.
Pedro de la Gasca, era muy pequeño de cuerpo, con extraña hechura, que de la cintura abajo tenía tanto cuerpo como cualquier hombre alto y de la cintura al hombro no tenía una tercia. Andando a caballo parecía aún más pequeño de lo que era porque todo era piernas y de rostro era muy feo. Así describe a La Gasca, el inca Garcilaso, que lo conoció, y añade: “Pero lo que la naturaleza  le negó de los dotes del cuerpo se los dobló en los del ánimo”. Porque, en efecto, el rasgo distintivo de La Gasca es una rara combinación de inteligencia natural, sentido común, habilidad y determinación. Y en grado sumo.
Nuestro hombre, había nacido en 1493 en una familia hidalga de Navarregadilla, una aldea de Ávila a dos pasos de Gredos. Como desde niño apuntaba una inteligencia despejada, se le permitió estudiar bajo la protección de un tío suyo, el licenciado del Barco. La carrera académica de La Gasca es brillantísima. Empezó en la Universidad de Salamanca. Tanto destacaba que fue presentado al cardenal Cisneros el gran cazatalentos de la época. Por recomendación de Cisneros continúo sus estudios en Alcalá de  Henares: maestro en Artes y Licenciado en Teología. Cuando llegó la guerra de las comunidades-las sublevaciones contra Carlos I, La Gasca abrazó el partido del rey y combatió bajo sus banderas. Fue sólo un paréntesis porque enseguida volvió a Salamanca para cursar Derecho Civil y Canónico. Obtuvo el grado correspondiente a ambas materias y fue becado para estudiar en el Colegio Mayor de San Bartolomé, el lugar donde se formaba la élite  política de aquella España. Allí se licencio en Cánones. Después se ordenó sacerdote. De entrada le nombraron canónigo de la Catedral de Salamanca y juez vicario. Era un fuera de serie.


  

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