Antes
decía la Academia en su diccionario que la tentación era la investigación o
estimulo que induce a una cosa mala’. Como esta definición es medio ridícula y
así se lo dijeron a la Academia varios
lexicógrafos, la Corporación matritense se vio obligada a ofrecer esta otra definición: instigación o
estimulo que induce el deseo de algo”. Como se ve, se eliminó la maldad de ese
algo. ”Como se ve, se eliminó la maldad de este algo, pero muy tardíamente.
Pretender a estas alturas, o sea a la hora undécima, que la tentación se
desvincule de lo indebido, es pretensión infundada. Lo ejemplificare en
seguida.
Para la
mujer legitima, para la señora de la casa cuyo
marido tiene en su oficina a una secretaria atractiva, para la señora de
este señor, esa secretaria es o puede ser una tentación es decir, la secretaria
puede ser causa de que el cónyuge quebrante la fidelidad conyugal.
La
secretaria, generalmente más joven que la mujer legitima, representa para el
marido la novedad del estímulo. Lo que
el señor tiene en casa es un estímulo que ya se ha gastado: en cambio, lo que
tiene en la oficina es un estímulo nuevo.
Esto no
quiere decir que todos los jefes terminen entendiéndose con las secretarias. Lo
que quiere decir es que en muchos casos puede ocurrir, porque como dicen los
psicólogos de la India, la emoción viaja treinta mil veces más rápido que la razón, y el
enamoramiento o acaramelamiento es básicamente una emoción sexual.
En lo
antiguo se desconocía el significado que hoy prevalece del vocablo tentación, a
saber, instigación al mal. Temptare, en latín, significa tentar, palpar,
atacar, asediar, acometer, invadir: tantear, sondear, probar, examinar, tratar
de conseguir algo, intentar, solicitar.
El
Diccionario de la Real Academia de la Lengua recoge algunos de estos
significados, pero la acepción más común, según queda dicho, es la acepción
normal.
Santo
Tomás decía que todas las tentaciones son en principio malas por ser y si
alguna vez son buenas lo son accidentalmente, esto es de un modo inesencial.
Pues bien: si no he entendido mal, entonces la tentación en la que cayó Raquel Welch fue buena. En
efecto, Raquel confiesa haber caído en la tentación gustativa siguiente: la de
haberse comido un día, ella sola, solita, y de un tirón, un pastel de manzana
que era para seis personas. Se dio el gran gusto de su vida y sin duda hizo bien en caer en la tentación y no fue en
absoluto reprobable su caída.
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