jueves, 2 de julio de 2015

¿QUIENES SON DELINCUENTES Y PORQUÉ?

Una primera encuesta a hombres y mujeres sentenciados a prisión en cárceles peruanas por la comisión  de un delito nos ayuda a comenzar a responder a estas preguntas fundamentales para la prevención del delito.
La encuesta explora las características de los hogares, escuelas y barrios de donde provienen los delincuentes, así como su experiencia  laboral y su relación con los facilitadores del delito: alcohol, drogas ilegales y armas de fuego. Además del Perú, se realizó en Argentina, Brasil, Chile, México y El Salvador.
La deserción escolar entre los sentenciados peruanos (59.8%) es 4.3 veces mayor al promedio nacional (13.9%), constituyendo quizá el más importante condicionante social del delito en el Perú.
Reducida la deserción al mínimo sería la mejor contribución que la educación podría hacer a la seguridad ciudadana.
Más que desintegradas las familias de los delincuentes peruanos son violentas, especialmente si se compara con la de otros delincuentes latinoamericanos. Esa violencia no difiere de la que afecta a las familias peruanas en general. Corresponde al sector Mujer y Poblaciones vulnerables enfrentar esto con más decisión.
Los barrios de nuestros delincuentes también son violentos, aunque con niveles similares a los de todos nuestros barrios y mucho menos violentos que los de otros países de la región. Vivienda, en coordinación con los municipios, tiene aquí un desafío de primera importancia.
La mayoría de delincuentes peruanos trabajan al momento de ser detenidos (8.3%), la tasa  más alta de la muestra regional. Entre ellos, empero, prevalecían el desempleo y la informalidad, el caldo de cultivo para la actividad ilícita, que convive con la licita. Reducirlos sería una importante contribución a la prevención del crimen.
El Perú tiene  la más alta proporción de sentenciados que pasaron  por las Fuerzas Armadas (21.1%): México, la mitad de esa tasa: y el resto de países, una cuarta parte. El servicio militar expone a nuestros jóvenes a un alto riesgo. Sería conveniente que el sector defensa indagara sobre lo que ocurre y revisara los procesos de selección, formación y seguimiento de sus reclutas.
La encuesta da cuenta del relativamente bajo consumo de alcohol y drogas ilegales antes de la comisión de un delito en el país, lo que corrobora resultados de otras encuestas que indican que nuestro consumo de sustancias es comparativamente bajo. Algo similar ocurre con el uso de armas. A Devida, Sucamec  la PNP le compete hacer los esfuerzos para que estos indicadores no empeoren.

Los descritos deben constituir los componentes de una política de prevención social de la violencia y el delito, de a que hemos carecido hasta ahora. Para hacer un seguimiento de su evolución, es imperativo que la encuesta sea repetida regularmente por el INI. Para asegura que estos indicadores mejoren y contribuyan a reducir el delito, es necesario  que cada sector, región y municipio asuma sus responsabilidades en el marco del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana.

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