Una primera
encuesta a hombres y mujeres sentenciados a prisión en cárceles peruanas por la
comisión de un delito nos ayuda a
comenzar a responder a estas preguntas fundamentales para la prevención del
delito.
La
encuesta explora las características de los hogares, escuelas y barrios de
donde provienen los delincuentes, así como su experiencia laboral y su relación con los facilitadores
del delito: alcohol, drogas ilegales y armas de fuego. Además del Perú, se
realizó en Argentina, Brasil, Chile, México y El Salvador.
La
deserción escolar entre los sentenciados peruanos (59.8%) es 4.3 veces mayor al
promedio nacional (13.9%), constituyendo quizá el más importante condicionante
social del delito en el Perú.
Reducida
la deserción al mínimo sería la mejor contribución que la educación podría
hacer a la seguridad ciudadana.
Más que
desintegradas las familias de los delincuentes peruanos son violentas,
especialmente si se compara con la de otros delincuentes latinoamericanos. Esa
violencia no difiere de la que afecta a las familias peruanas en general.
Corresponde al sector Mujer y Poblaciones vulnerables enfrentar esto con más
decisión.
Los
barrios de nuestros delincuentes también son violentos, aunque con niveles
similares a los de todos nuestros barrios y mucho menos violentos que los de
otros países de la región. Vivienda, en coordinación con los municipios, tiene
aquí un desafío de primera importancia.
La
mayoría de delincuentes peruanos trabajan al momento de ser detenidos (8.3%),
la tasa más alta de la muestra regional.
Entre ellos, empero, prevalecían el desempleo y la informalidad, el caldo de
cultivo para la actividad ilícita, que convive con la licita. Reducirlos sería
una importante contribución a la prevención del crimen.
El Perú
tiene la más alta proporción de
sentenciados que pasaron por las Fuerzas
Armadas (21.1%): México, la mitad de esa tasa: y el resto de países, una cuarta
parte. El servicio militar expone a nuestros jóvenes a un alto riesgo. Sería
conveniente que el sector defensa indagara sobre lo que ocurre y revisara los
procesos de selección, formación y seguimiento de sus reclutas.
La
encuesta da cuenta del relativamente bajo consumo de alcohol y drogas ilegales
antes de la comisión de un delito en el país, lo que corrobora resultados de
otras encuestas que indican que nuestro consumo de sustancias es
comparativamente bajo. Algo similar ocurre con el uso de armas. A Devida,
Sucamec la PNP le compete hacer los
esfuerzos para que estos indicadores no empeoren.
Los
descritos deben constituir los componentes de una política de prevención social
de la violencia y el delito, de a que hemos carecido hasta ahora. Para hacer un
seguimiento de su evolución, es imperativo que la encuesta sea repetida regularmente
por el INI. Para asegura que estos indicadores mejoren y contribuyan a reducir
el delito, es necesario que cada sector,
región y municipio asuma sus responsabilidades en el marco del Sistema Nacional
de Seguridad Ciudadana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario