En el norte del Perú, en la ciudad de Trujillo, fundada en 1534 por Diego de Almagro, por expreso encargo de Francisco Pizarro, existe, ¡Un maravilloso y asombroso pueblecito, llamado Salpo, que busca hermanrse con otro pueblo que lo ayude a ser conocido en el mundo!.
Como todas las semanas Clodomiro Cueva Luján, director ejecutivo del proyecto de la recuperación de Salpo, nos ha citado en el Centro Asturiano de Lima, para almorzar una rica fabáda, en compañía sus muchos amigos asturianos, y hablarnos de su pueblo.
Clodomiro, a quien del dicen cariñosamente, “Clodito”, es un próspero industrial y comerciante nacido en Salpo, al que recuerda y ama, ahora, en la edad madura de su vida. Allí entre plato y plato me habla de Asturias, de esa Asturias que conoce a través de libros y revistas que le prestan los amigos asturianos. Sabe y conoce muy bien de algunos organismos asturianos que podría poner allí su granito de arena echándoles una mano, en busca del progreso. Nos cuenta que: ¡Allí arriba, cerca del Cielo, en la “cresta” del imponente cerro Ragach, a 3,730 metros sobre el nivel del mar, está “colgado” el pueblo de Salpo!.
Al decirme que su pueblo esta cerca del cielo, me viene a la memoria el día que estuve en Sotres, pueblo que puede ser de similares características, a Salpo. Sotres es un hermoso lugar serrano, un recio pueblo de La Peña, alzado al abrigo del Monte Sollano que por su situación y altitud -pasa de los 1.000 metros-, viene a ser un anden de exaltado privilegio, para acometer las visitas a muchas zonas y torres de los Picos y, sobremanera, a las del macizo Oriental. Su ubicación aislada y expuesta a los rigores climáticos se explica por el aprovechamiento pastoril de los puertos del curso alto del Duje, por los invernales de la Caballar. En el lugar de Caváu se conserva un puente de factura medieval de El Texu. La riqueza de los pastos ocasionó pleitos como el ocasionado con Las Arenas en 1625 por su derecho a pastorear 20 días en las vegas de Sotres, y que llegó a la Chancillería de Valladolid que falló a favor de las Arenas. A finales del siglo XVIII se mencionan cinco molinos. La altura ponía sus limitaciones a la agricultura, como deja constancia a principios del siglo XIX el párroco de Santa María de Llas que observa que es el único lugar del concejo donde no se da maíz. Contaba con minas de antimonio, carbón y cobalto. El arroyo del Toral que atraviesa el pueblo y desciende rápidamente se une el Duje, tiene a sus espaldas en macizo oriental y enfrente las moles de los Urrieles, lo que lo convierte en un buen lugar de acceso para diversas rutas y ascensiones partiendo de cerca y desde un lugar alto.
El cerro Ragach es una singular y caprichosa montaña de la cordillera de los Andes, es una verde colina que se yergue camino al cielo, tal escenario ante la mirada profana, por su aparente altivez y soberbia, es una ilusión óptica, ya que al mirarla detenidamente se puede comprobar que es una altitud que tiene una sonrisa divina, solo el éter a veces, con su atmósfera lechosa eclipsa a la mirada común, mas a cielo limpio dicha colina se confunde con el paraíso. Cuando el caminante supera la cima éste puede divisar las playas de Huanchaco y Buenos Aires, y así mismo, Trujillo, la ciudad capital, de la Marinera Peruana. Las puestas de sol, en los crepúsculos vespertinos, son unos espectáculos de una belleza impresionante; únicos en el Perú; y, según la opinión del infatigable viajero, el sabio Antonio Raymondi, son únicos en el mundo. Cuando el insigne Raymondi visitó el pueblo de Salpo, quedo absorto y maravillado; y exclamó diciendo: ¡SALPO, BALCÓN DEL INFINITO, MIRADOR DE DIOS!.
Parece que las extraordinarias características de este lugar, verdadero “capricho” de la naturaleza, cautivaron a los seres humanos, desde la más remota antigüedad; pues, en los tiempos de la edad lítica, 16,000 años antes de nuestra era, ya estaba habitado; según lo demuestran los utensilios y herramientas de piedra que, allí, se han descubierto. A su vez, se han descubierto templos y tumbas de estilo y construcción rústicos; y restos humanos momificados. Siempre estuvo habitado ese lugar. Lo demuestran los restos de la Cultura Chimú y los abundantes datos históricos incaicos y virreinales.
Las características geológicas de estas montañas han propiciado que Salpo haya sido, desde los tiempos de los chimúes, de los incas y de los conquistadores españoles, un extraordinario lugar minero y productor de oro, plata, cobre y plomo. Lo demuestran los inmensos “Sollamos”; nombre que se le da a las excavaciones de, ¡hasta 180 metros de profundidad!, que se originaron al extraer “a tajo abierto” y en forma rudimentaria, dos millones doscientas mil toneladas métricas, aproximadamente, de minerales.
Según los historiadores, el oro con el que los artesanos Chimúes fabricaron sus joyas y tesoros famosos en todo el mundo, era extraído en los “Sollamos” de Salpo.
Hasta el nombre Salpo proviene del idioma quechua, de la palabra “Chalpu”, que quiere decir “chalpotear” o hacer sonar el agua y el mineral en platos de madera, para extraer los metales preciosos; se sobreentiende que el mineral estaba molido. Ese era el método artesanal y rudimentario de aquellos tiempos lejanos.
La tradición minera de Salpo continuó, a través del tiempo. Fue famosa la mina San José; su propietario fue Don Mariano Ignacio Chopitea. Después, se creó la Mina Azula o Carabamba; su propietario fue el sacerdote José Ignacio de Madalagoitia. Posteriormente, fue famosa la mina La Guardia; fue descubierta por Don Arturo Vereau; y perfeccionada por el ingeniero de minas Don Héctor Boza. En esta mina, llegó el numero de trabajadores a 4,500, durante diez años. La más importante de todas las minas, fue la Compañía Nortehen Perú Smelting Company. Con todos los adelantos de la época, llegó a tener ferrocarril propio y cables aéreos para el transporte del mineral, en “vagonetas”.
En la actualidad, la extracción de minerales está a cargo de pequeños mineros. La zona sigue siendo muy rica en oro, plata, cobre y plomo; pero se requieren fuertes inversiones de capital para seguir su explotación a gran escala.
Clodomiro Cueva, me enseña unas fotos del pueblo de Salpo y enseguida me recuerdan a los pueblos de Asturias, podría imagimarme ya a este pueblo hermanado con cualquier pueblo de Asturias. Oigo en el patio de la Casa de España el sonido de una gaita, que me hace volver a la realidad de nuestra conversación.
Es necesario recordar que esa cumbre donde “está colgado” Salpo, es el centro de una región de altiplanicies donde crecen excelentes variedades de trigo quinua y papa, que son famosas por su exquisita calidad.
En la época de las lluvias, la imponente mole del monte Ragach, en cuya cumbre y mirando al mar, está “colgado” e incrustado el maravilloso Salpo, se cubre de un fantástico manto de flores blancas y de una planta medicinal llamada Pacharosa, a la que se le atribuyen propiedades maravillosas de panacea para todas las enfermedades. Se asegura que no hay un malestar incurable si se toma el agua hervida de esa planta. Lo más importante es que, sólo se encuentra esa planta en el monte Ragach.
Debido a la enorme altura y a la singular situación geográfica del pueblo de Salpo, los científicos japoneses decidieron instalar, allí, un Observatorio Espacial. Después de diez años de haber llegado todo lo instrumental de dicho observatorio, por motivos desconocidos, se encuentra depositado en la universidad de la ciudad de Trujillo. ¡Nadie se preocupó de su instalación, hasta el momento!. ¡Son peculiaridades del politiqueo nacional!.
Son muchos los intelectuales de renombres que nacieron en el pueblo de Salpo y viven diseminados por todo el Perú y el mundo. En la actualidad se destacan el doctor Modesto Montoya. Es doctorado en Física Nuclear en la Universidad de París. Magister en Ciencias en la Universidad Nacional de Ingeniería. Es presidente de la Sociedad Peruana de Física, de la Sociedad Peruana de Ciencia y Tecnología y de la Academia Nuclear del Perú.
Con ese proyecto, los hijos de Salpo, pretenden, con amor y decisión de buenos hijos, sacar del abandono al pueblo que los vio nacer. Pretenden conseguir fondos para ensanchar la estrecha y antigua senda que asciende hasta el pueblo; y construir un hotel para albergar a los turistas. Están seguros de que, con eso, el progreso de Salpo será meteórico e impresionante.
¡Por esa razón, un maravilloso y asombroso pueblito, “colgado” cerca del cielo, llamado Salpo, necesita y busca un hermano: otro pueblo que lo ayude a presentarse al mundo: otro pueblo que lo adopte!.
¡Muchísimas gracias, Clodito!. ¡Muchas gracias, por habernos contado que existe Salpo! un pueblito en el norte del Perú y que yo no había conocia y ¡Por habernos dicho que el inmortal Antonio Raymondi, conocedor del mundo entero, exclamó: ¡SALPO, BALCÓN DEL INFINITO Y MIRADOR DE DIOS!.
Tierra de mi madre Juana Vereau Haro
ResponderEliminarMagnifica mujer que me vió viajar a España con dolor, pero también con la alegría de verme feliz regresar con una familia feliz de cinco hijos, que ahora residen en España pero que saben de Salpo por mi, su padre que nació allí, en Salpo hace ochenta años.
Nunca lo olvidé
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ResponderEliminarArturo Vereau fue mi abuelo.
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