sábado, 23 de julio de 2011

PINON, TELVA Y PININ EN LOS DIBUJOS DE ALFONSO IGLESIAS

Alfonso Iglesias López de Vivigo, nació el 10 de enero de 1910 era natural de Navia, sus primeros trabajos como dibujante aparecen en los diarios Región y La Nueva España.  La trayectoria del historietista asturiano más insigne, Alfonso Iglesias, está íntimamente relacionada con este periódico para el que creó, con un lenguaje renovado, sus personajes más entrañables, Pinón, Telva y Pinín. Es sobre todo este último quien proporcionó un gran caudal de imágenes, pues sus viajes alrededor del mundo dieron pie a numerosas proyecciones de lo exótico.
La historieta, igual que otras manifestaciones culturales, también pone de manifiesto el individualismo a ultranza del asturiano, como si de un rasgo que pareciera definir su carácter se tratara. Una concepción vital propia de un pueblo tradicionalmente aislado, tanto desde el punto de vista histórico como geográfico, que le hace sobrevalorar lo propio y despreciar lo ajeno.
Partiendo de la noción de estereotipo en sentido amplio, que la sociología define como una concepción simplificada y comúnmente aceptada por un grupo sobre un personaje, o sobre una estructura social, se puede observar en el tebeo asturiano que el dibujante suele proyectar la imagen del otro desde un modelo preestablecido al que dignifica con elementos propiamente regionales y que entran dentro del orden del costumbrismo. De alguna manera el cómic se encargó de reflejar, desde la posguerra hasta finales de los años setenta, el grandonismo asturiano focalizando elementos estereotípicos magnificados, pues el dibujante trasladaba a lo exótico elementos regionales. La sidra, la fabada, las madreñas, el paraguas, la boina y la gaita son los estandartes más emblemáticos de Asturias y por lo tanto los más apropiados para adornar la proyección "del otro". De esta manera el autor de la tira se plegaba consciente o inconscientemente a los dictados de un medio de difusión que iba dirigido al gran público.
En 1943, durante la etapa dura la postguerra Alfonso Iglesias creó, para el diario La Nueva España, un personaje emblemático, un campesino asturiano calzado con madreñas y tocado con boina que aderezaba su castellano con sonoros vocablos autóctonos. Pinín despertó en los niños asturianos el afán de aventuras pues desde el primer momento puso todo su empeño en conocer mundo. No obstante, el "neñu", asimilado a un héroe, debía dejar constancia de su asturianía, y a lo largo de todas sus andanzas se pone de manifiesto la idea básica que articula esta historia, Pinín lleva Asturias en el corazón y lo demuestra durante todo su recorrido.
“Y si algún día el destino os lleva a surcar los mares y a conocer otros países, podéis decir con orgullo, lo mismo que decía nuestro Pinín: ¡¡ Soy asturiano!!. Que aquel que nació en Asturias, como dice el cantar, bien puede decir que nació en la gloria..”.
Si la semblanza de esa imaginaria vuelta al mundo reproduce sobre todo arquetipos, también es cierto que hay detalles muy precisos que revelan un afán documental, pues hay ciertas viñetas que refieren un mundo diametralmente distinto al asturiano. Las bases documentales del periódico, las fotografías y la producción de artículos son elementos habituales en una redacción que el dibujante podía manejar pues esa es la sensación que transmiten algunas viñetas del álbum editado en 1944, que recopilaba las tiras de prensa de las Aventures de Pinín que de Pinón ye sobrín.

El autor recoge sintéticamente la arquitectura del hierro, del cristal y del hormigón, la de los inmensos rascacielos proyectados en contrapicados como amenazadores gigantes. En esa gran urbe newyorkina también aparece, inmerso entre el gentío y los edificios, el mensaje publicitario propio de una sociedad muy mercantilizada. Mediante este recurso, Alfonso puede transferir la estela de gloria que acompaña al pequeño héroe, To-day, The great Pinín, The world´s youngest big pipe player, Radio-city theater, The marvelous Pinín big-pipe player, City, Taxi-cab, etc... Asimismo, el dibujante refleja otras formas de transmisión publicitaria, pues Telva se convirtió en mujer anuncio tras un andamiaje en forma de botella de dry-gin bull ambulante bajo el que sobresalían las célebres puntillas denominadas telvas en honor del personaje.

También la serie parece hacerse cargo de sus homólogos foráneos, pues cabe hablar de un paralelismo, formal y narrativo, con el Tintin de Hergé que como Pinín fue secuestrado por unos hombres de "siniestra catadura. De hecho el neologismo kidnapping, surgido en 1930 como proyección de una nueva realidad, se mantiene desde entonces en francés para indicar el rapto de niños. Además se detectan anacronismos singulares en la caracterización de la fauna americana, cuando el pequeño héroe, ataviado de indio americano, encanta pitones propios de las regiones cálidas de Asia y de África. Hay otra proyección de la imagen foránea a través de la reproducción de las cabeceras de los diarios internacionales. Aparecen citados con frecuencia Herald Tribune, Evening Journal, Daily News, New-York Times, The times, Il Popolo, El osservatore romano, Das Reich, El Mexicano y equiparados a los grandes medios de masas se hallan dos periódicos asturianos Carbón y La Nueva España donde colaboraba Alfonso.

Merece especial atención el tratamiento lingüístico de los nombres propios, pues el dibujante utiliza con frecuencia el diminutivo in, propio de la lengua asturiana para "asturianizar" los patronímicos extranjeros y que contribuye junto con la imagen a caracterizar los personajes foráneos. Así su novia china se llama Ku-Cha-Rín (un diminutivo afectuoso), el malo Fu-Man-Po-Ko, el mago Mer-Lu-Zin (en éste caso se trata de un diminutivo despectivo), y el mismo personaje, se presenta en la fiesta del mandarín Fu-Nan-Chi como el príncipe Pi-Nin Chang. Aparece con gaita y madreñas y revestido de un kimono adornado con la silueta de un hórreo y en cuya espalda se aprecia un resplandeciente sol símbolo del gran Imperio Chino. Para la denominación de los rusos utiliza igualmente sonidos característicos afines a ese país, el más pesado se llama Gordovich, el feroz barbudo, Besugoski, y el anodino soldado Poponof carece de significado, pues representa la tropa anónima que obedece las ordenes de sus superiores.

En cualquier caso aún dentro de lo exótico, el dibujante siempre busca referencias familiares que acerquen los lectores a un mundo cercano y conocido, aunque sitúe su personaje en un contexto lejano. En tal sentido se puede mencionar la representación ambivalente de la palmera. Es un elemento exótico por antonomasia, árbol típico de esos países, y por otro lado, se trata de un icono habitual en Asturias. Se convirtió en el emblema de una determinada clase social, los indianos para los que quedó asimilada a una tipología arquitectónica especifica, la casona exenta con galerías, balcones, porches de acceso y techumbre a cuatro aguas. Hispanoamérica había sido la depositaria de las tradiciones españolas, y tras el aislamiento europeo esas relaciones se consolidaron entre América Latina y España. De ello da cuenta Pinín en su aventura mejicana, allí encuentra plazas de toros (que le recuerdan los verdes prados y las vacas que él apacentaba), romerías, corridos mejicanos y una linda muchachita que casi le hace olvidar su novia Ku-Cha-Rín.

También se advierte con cierta frecuencia como el autor transfiere la realidad española a otros confines. Se trata de un elemento reseñable que pone de manifiesto la situación de penuria y dificultad de la posguerra, aunque revestido de connotaciones humorísticas. Tanto en la aventura africana como en la asiática junto a Mahatma Gandi, el personaje principal alude frecuentemente a la cartilla de racionamiento, vigente en este momento y aún durante mucho tiempo pues se mantuvo hasta 1952. Eran tiempos muy duros para un país que tenía sometidos los alimentos básicos a control, no obstante el inocente chiquillo apunta una situación subyacente en la sociedad de la época, la existencia del estraperlo contribuyó a incrementar aún más el hambre y la escasez. La picaresca nacional prestó a risa, pero también brindó imágenes gráficas llenas de violencia que el autor suavizó al paso de los años cuando la situación se fue apaciguando .

Telva y Pinón se hicieron populares en la época del hambre, cuando todo el mundo era triste y cutre, cuando España entera temblaba de miedo y las gentes tenían muy pocos motivos para sonreír.

La cantidad de imágenes estereotipadas de lo exótico entreveradas de elementos regionales son tan abundantes en la obra de Alfonso Iglesias. Se puede citar no obstante aún otro detalle de localismo regional pues, en una calle de una gran ciudad china el lector puede cerciorarse de una noticia intrascendente para el resto del mundo pero de suma importancia para un gijonés como fue la subida del Gijón a Primera División en 1944.

Alfonso Iglesias, tiene en el Campo de San Francisco una escultura realizada por el escultor y pintor piloñés Félix Alonso Arena. El artista recrea al popular dibujante en actitud de  tomar apuntes en un cuaderno. El broncíneo busto esta colocado sobre un pedestal de piedra en el que están esculpidos sus entrañables personajes Pinón, Telva y Pinín. Debajo hay una inscripción que dice: “Asturias a Alfonso Iglesias” El propio Alfonso Iglesias en un emotivo acto el 21 de septiembre de 1986, descubrió la escultura  que la capital del Principado le erigió por cuestación popular. Para él fue una de sus últimas emociones, aquel género de triunfos y homenajes que descubrió cuando los niños asturianos de la posguerra acudieron en masa a recibir a Pinín  a la Estación del Norte de Oviedo.

Este dibujante y escritor naviego se licencio en Ciencias, pero dejo su carrera universitaria para dedicarse al dibujo humorístico. Los populares personajes asturianos Pinón, Telva y Pinín, alegraron a los niños y jóvenes asturianos y españoles de la triste posguerra. Fue miembro  del Instituto de Estudios Asturianos y autor de muchos  dibujos- entre ellos “Aventuras de Pinín, que de Pinón ye sobrin” y “Chistes de Alfonso” -, de comedias de ambiente asturiano (“Pinón y Telva”, “El pariente de América...”) del documental “Así es Asturias” (1963) de Juan Antonio Cabezas, y asimismo, coguionista del largometraje “Las aventuras de Pinín y sus amigos”.

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