viernes, 20 de diciembre de 2013

EL "CHOTEO" DE MARIO VARGAS LLOSA

Dias pasados, Mario Vargas Llosa, se presento en na librería de Miraflores a firmar su ultima obra, pero protagonizo el incidente mas comentado del fin de ano. Cuando delante de los admiradores, que fuimos a verlo, decidio "chotear" a la parlamentaria aprista Luciana León (los primeros testimonio señalaron que ella se había zampado en la cola, aunque la congresista lo ha desmentido). León quería pedirle ayuda en sus esfuerzos para extender la exhoneracion tributaria que los autores gozan para las regalías editoriales, pero el escritor le dijo, cortante, que no podía atenderla. No fue un instante cualquiera. Vargas Llosa es Premio Nobel y León es considerada una de las políticas mas sexys del mundo: la escena narrada por testigos y blogs, con fotografía incluida, ha sido la comidilla de las redes sociales. La firma de libros es un autentico ritual para quienes nos gusta la literatura. Por suerte los peruanos tenemos un Premio Nobel que puede preservar y revitalizar cada tanto esa costumbre civilizada, con un poder de convocatoria que atrae a peruanos de varias generaciones. Eso era lo que estaba ocurriendo la noche del miércoles. En ese contexto la congresista León quiso hablarle al Nobel de cosas totalmente ajenas al encanto de narrar. Pero hay una razón adicional que explica, creo, el encono automático contra Luciana León. Unas horas antes del incidente la comisión del Congreso que investiga las irregularidades del Gobierno de Alan García acordó denunciar al ex presidente aprista por infracción constitucional en el caso de los narcoindultos. En su sustentación, el grupo de trabajo dice haber encontrado documentos con anotaciones de puno y letra del ex mandatario, para influir en beneficios penitenciarios.. La acusación, de prosperar, podría inhabilitar a García Perez. Y representa también una muestra gráfica del transito paralelo de documentos supuesta mente autónomos. El loby, las influencias, la marquita y el post-it. "El yo hablo con el". Luciana León se permitió usar una firma de libros para hablar de temas legislativos. Su causa puede ser justa, pero eso es lo de menos, porque la gente vio en esa irrupción una pantomima típica asociada, en nuestro imaginario, al contrabando de influencias. Desconozco la opinión de Vargas Llosa sobre las exoneraciones. Sin embargo sospecho que, aun si el Nobel estuviese de acuerdo, presentar su fama para dar un golpe de efecto en el parlamento, así como así, es algo que para el rozaría la deshonestidad. Usar la fuerza de su investidura simbólica para meterse al vuelo de una discusión legislativa seria una forma sutil de abuso. Y contrasta ese celo de Vargas Llosa, esa prudencia, con la facilidad de algunos políticos para interceder, por ejemplo, a favor de reclusos que cometieron delitos terribles. El repudio, creo, surge de allí.

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