Cuando vamos desde Oviedo a
Cornellana, nos encontramos en la Rodriga con un cruce que nos lleva
a Puente San Martín, Belmonte, Somiedo,
a cinco kilómetros de la Rodriga, desde
la carretera, se divisa al otro lado del río Narcea un pueblo llamado Laneo , Lanium, perteneciente a la parroquia
del Concejo de Salas, se encuentra a 17 kilómetros de Salas, capital municipal,
y esta situado a una altitud de 205 metros.
Al revisar los archivos, encontramos
los antecedentes históricos del pueblo de Laneo,
que figura entre las donaciones del Monasterio de San Salvador de
Cornellana, que en 1124 los condes Saurio y Enderquina, vinculan a la iglesia
de los Santos Pedro y Pablo de Cluny. En este lugar fueron reconocidos los
castros de Laneo (barrio de La Pedrosa) y el de la Cerca de Llaurico, en lo
alto del pueblo, antiguamente era
refugio de las águilas, y allí existe muy buena manzanilla. Los antiguos
cuentan que los días buenos desde allí
se podía ver Oviedo y Gijón.
Laneo, es un pueblo por excelencia
agricultor, su vega es muy rica y fértil, todo lo que se siembra da cosecha.
Allí se cultivan las “fabes” de
denominación “la Granja” las que están
consideradas como las mejores de
Asturias. Su piel es mas suave, de las que se cultivan en otras zonas de
la provincia. . La “faba” o alubia se
incluye dentro de la familia botánica de las leguminosas y era ya conocida y
cultivada por los primeros pobladores de América, posteriormente fue traída a
España por los descubridores; con el correr del tiempo esta fue expandiéndose
por el resto de Europa. La judía cultivada en Asturias presenta una vaina o
legumbre, cuyo color puede variar del verde al amarillo, que encierra semillas
arriñonadas, se consume en verde la legumbre entera - como vainillas o judías
verdes -o bien se dejan madurar éstas y se utilizan sus semillas una vez secas,
que constituye la materia prima básica de un plato de tanta fama e importancia
gastronómica como es la fabada
También en alguna época se cultivaron
naranjas que eran muy buenas y jugosas. No podemos olvidarnos que es importante porque se da desde hace muchos
años la mejor cosecha de tabaco, este fue traído al pueblo por Benigno, quien
emigró a Cuba a principios de siglo, y
allí había trabajado en la elaboración de puros. El pueblo contó algunos
años con especialistas holandeses para enseñar
el procedimiento de cultivo y elaboración. Hace algunos años la
producción del tabaco era de 34.000 kilogramos, está cifra es muy baja dada la calidad de las tierras y
el clima ideal para la obtención de capas para cigarros, lo que constituye una
riqueza potencial desaprovechada por el labrador. Por eso en el pueblo existen dos grandes
secaderos de son utilizados por los agricultores para guardar y secar hasta el momento en que
se envía a la fábrica para la elaboración de los cigarrillos. El tabaco de la
vega de Laneo es el mejor que se exporta fuera de nuestra región.
Entre los años de 1950 a 1960,
Laneo se convertía en el punto de concentración - comer y dormir - de
los escoltas y guarda ríos que venían acompañando al Generalísimo Francisco Franco Bahamonde que
pasaba en el verano algunos días pescando
salmones en los muchos cotos que existen
por esa zona.
Desde Requejo, al otro lado de la carretera, para pasar a Laneo,
existía por aquellos años un puente de madera, que los pobladores llamaban “el
cable”, este en un principio había sido de cemento armado, pero cuando la guerra civil fue dinamitado y
destruido. Es así, que los pobladores idearon ese puente de
cables para poder subsistir, - debemos aclarar que aquellos años eran muy
malos para la economía de nuestro país, porque se comenzaba a salir de
la crisis de la guerra - por allí,
pasaba desde la gente hasta el
ganado que era vendido en los mercados de la zona.. A finales de 1954, en el
frío invierno, vino una riada muy grande
y se llevó “el cable”, desde ese momento los vecinos tienen que utilizar una lancha a remo para traslarse
de una orilla a otra. Cuando el Caudillo estaba de pesca
por aquellas zonas, nadie se
podía acercar al río, solo tenían permiso
determinadas personas como la
maestra y los alumnos pequeños , el cura
y alguna otra.
Se cuenta que uno de esos días,
por la mañana, Franco estaba
preparándose para subir a la lancha, y
un vecino Manuel Escobal,
-quien no era natural del pueblo, y se le conocía con el sobrenombre de
Escobal, - el cuál le viene del pueblo donde había nacido, tenía
un “Chigre” y estaba casado de segundas nupcias con una de allí . Ellos entre
otras cosas, servían comidas y daban
hospedaje a los forasteros.
Se dice que Escobal desde una de las orillas del río grito: ¡ Viva Franco! ¡Estamos
aislados!, el caudillo se percato de
aquel poblador y de lo que le
decía. Franco continuo entretenido con su ocupación de la pesca de
los muy codiciados salmones, pero
a la hora de la comida, llamó a Eusebio Periquin, uno de los guarda ríos, y le pregunto, que es lo que había querido decir aquel
vecino, a lo que el Eusebio le respondió: que en ese pueblo no tenían puente
y que era necesario y urgente la construcción de uno.
Pero a Franco, esta urgente necesidad de ayudar al pueblo no le cayó en saco roto, al final del verano,
una vez que ya estaba en Madrid, llegaron al
pueblo, el personal de la Diputación
Provincial , quienes empezaron a
realizar las primeras mediciones de lo que sería el puente actual, se dice que
al año siguiente Franco pescó un salmón desde ese puente recién construido.
Lo que queremos decir con esta anécdota es recordar a Manuel Escobal quien
indirectamente, llamo la atención de
Franco recordándole que estaban aislados, y pudo conseguir que el Caudillo ordenara la
inmediata construcción de ese puente,
por cierto, uno de los más bonitos de la zona.
Pensamos que todo el pueblo debe rendirle homenaje porque con solo un grito pudo conseguir que Franco le
hiciera caso. Laneo debe de estar
orgulloso de este amigo y vecino que fue Manuel Escobal. Creemos, que desde
el trayecto del puente hasta donde era su casa , debe llevar su nombre. El lo
merece.
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