Hace algún tiempo, un buen día de otoño, a las siete
de la tarde, recibo una llamada de Gilberto, amigo y hermano, - porque aunque
él mayor que yo, muchas veces me dio de comer y me enseño muchas cosas- y
después cuando ya grande fue, y es, el
confidente y asesor de toda la familia-
la verdad, me sorprende la llamada, después de saludarnos, me pregunta si nos
podemos ver, que viene de camino y que ya esta en Asturias, esa Asturias de la
que él siempre oyó hablar en casa a mis padres. Aún no me lo creo, le vuelvo a
preguntar si es una broma de mal gusto, me vuelve a repetir que esta aquí en
Asturias, le pasa el auricular a Isabel - su mujer- para que hable conmigo, ella me aclara el
panorama, están en el Parador de Pajares, me dice que han dejado atrás las
llanuras de Castilla y ahora se han encontrado con la montañas y con las brumas
que cubría el verde paisaje – muy lindo -
que se extiende a nuestros pies. agrega.
Gilberto, es el empleado más antiguo y de confianza de
mi padre, desde niño comenzó a trabajar con él, me cuenta mi mamá que a la
salida del colegio iba todos los días a la puerta de la tienda, hasta que su
tía –que era cocinera de primera y trabajaba en la casa del Dr. Corbetto –
extrañada de que no llegaba, salía en su busca. Cierto día mi papá le dijo que
cuando terminara de estudiar podría venir a trabajar, Gilberto le tomó la
palabra y hasta hoy, sigue fiel al negocio, a las enseñanzas que le dejo y es
uno más de la familia.
Papá había nacido en Orderias recoger una casa de
ricos quien había nacido en las altas cumbres de Somiedo, el territorio de
Somiedo es, dentro de las montañas cantábricas, una unidad geológica siempre desde allí cubría a nuestros pies y
los verdes garúa enseguida comenzarán a descender y llegar a Oviedo.
Asturias no
es valle, no es feudo, no es la telúrica plutónica e infernal mina de carbón
tan sólo. Es sobre todo: la cima, la roca, el Castillo de peñas vigilante y
poderoso. Asturias es la montaña: Puesta por Dios allí como guía caudillal de
nuestro Destino, para Salvar siempre a España por donde quiera de su territorio
unos diez mil kilómetros cuadrados domina y reina la cimera, la quebrada, el
escarpe, el accidente.
Las montañas nuestras “son tantas y tan diversas que
verdaderamente enmarañan las nueve décimas de la superficie en términos que
solo por el dibujo se puede dar idea cabal de ellas”
Cantan ¡”Oh ¡ felíz la ciudad que tiene una montaña
alado, todos su hombres iran subiendio a ella y volverán trafsfigurados” do a
la emoción de ,la montaña, a su trascendente misión y excelso mensajeel
literato Juan Maragal escrbia así: r
ida an en el Puerto de Pajaresla cuasl me aclasrame
llama desde un teléfono público, pero que dentro de poco llegaran dice que o en
casa a xce slCuando estabamos en el
colegio, todos los años, en el mes de
julio antes de las vacaciones de Fiestras Patrias, los hermanos de La Salle,
nos llevaban de excursión a una finca que tenían en Ñaña a 20 kilómetros de
Lima, en la carretera central en dirección a la sierra. Allí iban los Hermanos
los sábados y domingos para hacer ejercicios espirituales o descansar.
Ñaña, por aquel entonces, era un pueblo casi
despoblado donde solo habían grandes residencias para pasar los fines de
semana. Hoy ya el pueblo se ha industrailizado, con muchas fabricas que se
encuentran en las inmediaciones del pueblo lo que hace que viva más gente de
toda clase social principalmente gente que ha venido de sus pueblos.
Llegado el día de la excursión, nos levantabamos más
temprano que nunca, todo era apuros y preparativos, nuestras madres ponian la
comida en la maleta y nos daban los últimos consejos antes de irnos en el
autobus al colegio, punto de reunión antes de salir para tan ansiado paseo.
A las ocho y media de la mañana Del Valle, tocaba la campana para entrar en
clase, el hermano Hilario pasaba la lista y nos daba las últimas
indicaciones para que nos portaramos
bien y no tuviera que castigarnos al regreso. Nuestro afán era salir rapido del
colegio y no perder ningun minuto. Dentro de nuestro interior todos deseabamos que el autobus con todos los
compañeros de clase llegará pronto a “Ñaña”.
Al son de la canción
!Acelera, Chofer, acelera¡ y otras coinciones acompañadas al son de las
palmas, “Chapana” aceleraba cuando el
hermano encargado no se daba cuenta que el contador de la velocidad aumentaba.
A el le interesaba también llegar porque así descansaba un poco más.
Ese día la consigna era el no perder ni un minuto
para jugar y correr por los cerros
grises y rocosos por la falta de lluvia,
que los dioses han excluido del calendario de aguaceros. Otros compañeros se dedicaban
a jugar un partido de futbol, ir hasta el río Rimac y ver el espectáculo de las
aguas escurriéndose entre rocas color moco,
y los demas a ver las gallinas y animales que tenía el hermano Hipólito,
que era quien llebaba toda la administración de esta casa. No faltaba aquel “chancon” que llebaba su libro para seguir
estudiando y no perder tiempo.
Cuando el autobus dejaba los suburbios de Lima y y la
cuidad iba quedando atrás, tomaba la dirección de la antigua carretera Central, después de pasar
los cerros de San Cosme y el Agustino primeros núcleos de población que ya venian
desde sus pueblos de la sierra a la capital en
que el hombre busca mejores
condiciones de vida. Siempre los hombres han migrado, desplazándose de un sitio
a otro. Es equivocado considerar la migración
como una amenaza porque nunca se
podrá impedir el éxodo del campo a la ciudad.y lo que hay que buscar es que el
desarrollo rural marche paralelo al desarrollo urbano.
Ya en la Universidad el catedrático de Sociología nos
decia, que el gran poeta peruano Manuel González Prada, profetizó desde su
libro “Páginas Libres” que “un día, los indígenas bajarían desde las cumbres
andinas para ocupar las ciudades de la costa... ”, palabras que han sido y
se han hecho realidad en el Pérú.
Las barriadas en Lima se han desarrollado y crecido
como ciudades “palacio” porque no han correspondido a lo que la realidad les
brinda en el campo. El desorden y el caos urbano son consecuencia de esta falta
de coherencia en el desarrollo nacional.
El despoblado se prolongaba hasta antes de llegar a nuestro destino, en
que nos encontrabamos con la barriada de
“El nuevo Ñaña”. Allí vivia José Sotelo, hombre bajo de estatura, pelo
entrecano, con un bigotito al estilo Chaplin. era muy muy parlanchin y enseguida se hacia querer
por las personas que lo conocian. Sus
padres le habian dado estudios que él no
supo descuidar, y quiso siempre saber un poco más de los que le enseñaban, es
por eso que siempre andaba con un libro o con algún periódico del día bajo el
brazo. El, siempre era el conductor de los temas que se trataban, es por eso
que lo escuchaban con mucha atención en cualquier parte. Algunas personas
buscaban a don José para plantearle
algún problema. Este los resolvia como buen amigo y terminaba dandoles algun
consejo.
Supo roderarse de gente buena y comenzo a ayudar al
Hermano Hipolito en la finca de Ñaña, hasta que llegó a ser insustituible por
la labor de desempeñaba. Algunas veces se requeria de sus servicios en otras
fincas para el cuidado de algún jardín o
para el cultivo de la tierra.
Su casa echa de esteras, consistia de una habitación
donde tenia una cama y una mesa de noche, y por ropero tenía un cajón grande con un plastico y cuatro
clavos. Alli colgaba sus pocas pertenencias y sus pantalones y sacos que había podido comprar
con lo poco que ganaba. También había una mesa que le servía de escritorio y a
la vez de comedor.
Aunque Sotelo estaba casado y tenia hijos, que vivian
en otros sitio. Sotelo estaba siempre solo,
tenía como unica compañía a sus dos perros y dos gatos. Su medio de
sustento era vender gallinas, huevos,
cerdos, y carneros, y alguna que otra cosa.
Todo este despoblado que había entre Lima y Ñaña, hasta llegar a
Chosica ya esta
unido con la gran capital, Lima, con un
ambiente provinciano y su olor caracteristico de oxido podrido. En los últimos
cuarenta años, la migracion andina,
ha hecho que la población urbana se
quintuplique y que necesariamente toda la ciudad se reorganice.
Cuando tenia su
día de descanso Sotelo tomaba su autobús
que venia lleno de gente, bultos y también
algún que otro animal y se iba a Lima,
allí compraba sus cosas en la Parada, y despues de cuando terminaba de hacer sus compras buscaba a sus amigos en
el Bar Palermo para tomandose un chilcano de guinda, así era más ameno
intercambiar ideas y conceptos sobre la vida y de la política, Caras
masculinas, ojos opacos y derrotados sobre las mesas del bar, manos que se
alargan hacia ceniceros y vasos de cerveza.
“Las limeñas tenían alma de tradición”, vals que toca
el conjunto de turno que ameniza el almuerzo en la picanteria de
Victoria, donde suele ir siempre que va a Lima Sotelo y sus amigos, y allí piden cuyes ardientes y cerveza helada
para saciar el hambre y la sed.
Volvía a casa de noche a la hora en que la autopista
comenzaba a quedarse vacia. En algunos tramos, la luna aparecía entre las nubes
e iluminaba con crudeza los cerros sin vegetación, cuando por la ventanilla del
omnibus creia ver en medio de aquel paisaje desertico la sombra de un perro
perdido o de una casa en ruinas. La soledad que le rodeaba, kilómetro a
kilómetro se volvía entonces más solemne e incómoda y le empujaba a salir de su
ensimismamiento.Pensaba también en sus amigos de Ñaña “a ese hombre que viene a
nosotros con el corazón abierto a saturarse de la sugestión de la sierra,
henchir su alma a su contacto, siendo lo de menos el color de su piel y el
ritmo de su pulso...”
Sotelo se integro en el Grupo ideologico “28 de Julio”, que lideraba
el “Chino González”, con el afan de llegar a dirigir los destinos de la Patria
algún día. Don José era una persona realista, porque trabajaba con diversos
grupos de acuerdo a sus posiciones. Sabía que nunca el esfuerzo individual ni
el afán de lucimiento sirve en una tarea donde quienes califican no son
únicamente los compañeros, sino los propios beneficiarios.
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