Ríos
de tinta han corrido a lo largo de los tiempos sobre la posibilidad de que el
afamado ingeniero francés, Gustave Eiffel, hubiese firmado el puente de Parana
del trazado ferroviario de Pajares. Un hecho que nunca se ha podido confirmar
hasta ahora. Más de un siglo después de su construcción, acaba de salir a la
luz un documento que demuestra la veracidad de la historia. Se trata de la
memoria de cálculos del viaducto de Parana, en Lena, donde, entre los planos de
esta colosal infraestructura metálica, aparece el sello de la compañía del
ingeniero francés. Su firma sí, pero no queda demostrada su presencia en
Asturias. Aunque la complejidad de esta infraestructura hace suponer que
también tuvo que haber visitado su entorno, al menos para realizar los
cálculos.
El
documento, una copia que pertenecía al difunto Luis María Fernández Canteli,
forma ahora parte del archivo del Museo del Ferrocarril de Asturias, que la
recibió de un donante hace aproximadamente un año. Sin embargo, no se hizo
público hasta el pasado mes de enero, en un acto cultural celebrado en Pola de
Lena, en el que participó el director del museo, Javier Fernández López. El
director también aseguró haber visto el original en el pasado, "hace
muchos años, en el antiguo archivo de Vía y Obras de Oviedo", pero su
paradero es actualmente desconocido. Sólo la copia ya supone un importante
hallazgo que ratifica la autoría de Eiffel.
Esta
infraestructura férrea fue construida entre los años 1883 y 1884, aunque fue
sustituido en el año 1954 por problemas estructurales. La solución fue enterrar
sus pilares metálicos y crear un talud. La parte de arriba, "que
inicialmente iba a ser conservada", tal y como apuntó Javier Fernández
López, se acabó sustituyendo también. Afortunadamente, sí se conserva la
descripción del puente y numerosos documentos gráficos. Tenía tres vamos
metálicos con una longitud de 130 metros y una altura desde el arroyo de
aproximadamente 55 metros. Una de sus peculiaridades es que estaba en curva y
en rampa, lo que suponía todo un reto al realizar los correspondientes
cálculos. Es por eso que, aunque no está confirmado que Eiffel pisase tierras
asturianas, la dificultad de la obra sustentaría su presencia. Al respecto,
existe un relato al que también había hecho referencia el historiador Ernesto Burgos, en un artículo fechado en
2012 sobre la identidad del ingeniero que construyó el puente de Parana.
González Rebustiello aseguraba que Eiffel se había alojado en el pueblo lenense
de Malvedo en el año 1882.
Otra
de las pistas que se manejaban sobre la titularidad del puente de Parana fue la
crónica de la inauguración del puerto de Pajares en el periódico local de
aquella época. En el documento se alude a que "uno de los puentes más
interesantes de todo el trazado es el que pasa por el arroyo de Parana", y
asegura que fue construido por la casa francesa "Giffel". En aquel
momento, Gustave Eiffel no era un ingeniero famoso -la torre Eiffel se inauguró
en 1889-, de ahí que pasase inadvertido para el periodista. El documento
recientemente descubierto sobre los cálculos del puente deja ver que el sello
del ingeniero es "G. Eiffel", lo que explica la confusión del
cronista de dicho diario.
El
siguiente paso, tal y como aclaró Javier Fernández López, será acudir a los
archivos de Eiffel en Francia para, con los números de diseño y expedición,
tratar de averiguar si existe más documentación sobre este desaparecido puente.
"Es un caso extraño", apunta, "ya que en las biografías de
Eiffel nunca se dice que haya estado en Asturias, ni tampoco que haya
construido este puente en concreto".
"Parana,
el puente asturiano de Eiffel", en el que se hacía alusión al
descubrimiento de un documento que confirmaba que el ingeniero francés, autor
de la torre más fotografiada del mundo, había diseñado uno de los viaductos del
ferrocarril de Pajares. Este hombre llevaba años asegurando que Eiffel se había
hospedado en una casa muy bien ubicada en el pueblo lenense de Malvedo. Sin
embargo, nunca pudo confirmar su presencia al no existir referencias escritas o
imágenes que diesen. El documento recientemente hallado por el director del
Museo del Ferrocarril de Asturias, Javier Fernández, no asegura que el
ingeniero visitase la comarca, aunque la complejidad del viaducto hace suponer
que también tuvo que haber visitado el entorno, al menos, para realizar los
cálculos.
La
casa de Malvedo en la que supuestamente se alojó Alexandre Gustave Eiffel
(Dijon, 1832-París, 1923) se conserva prácticamente tal y como era a finales
del siglo XIX. La elección del pueblo se debía, según los testimonios, a su
cercanía con la obra que estaba realizando. Además, el ingeniero eligió una
vivienda acorde con su categoría: la casona de los Fernández Muñiz, que destaca
por encima del resto del pueblo. Jesús Manuel Fernández Muñiz heredó la
vivienda de su tío, que era Topógrafo, y asegura que, "desde que era
pequeño", había escuchado la historia del ingeniero francés. Es por ello,
que el hombre no dudaba un segundo en mostrar la vivienda a cualquier persona
interesada en el relato. Su abuelo se afanó en restaurar los muebles de la
vivienda, así como los suelos, dando la apariencia de que el tiempo no ha
pasado en la casa. Nada más entrar, el visitante se encuentra con un zaguán y
un despacho a la izquierda. Todo está conservado, como estaba por aquellos
años, la mesa, las estanterías llenas de libros, los armarios... Hasta algún
artilugio de topografía que había conservado José Manuel Fernández Muñiz de su
tío. Ese era el despacho que había utilizado Eiffel. Junto al despacho se encuentra el dormitorio que
supuestamente utilizó el ingeniero, compuesto por dos camas, un armario y una
especie de aseo. "No se ha tocado nada, mi abuelo nunca quiso, lo único
nuevo es el juego de cama", señala Noelia Fernández, destacando que
"siempre ha sido el cuarto de invitados".
Desde
la ventana, que da a una galería, se observa hoy al fondo el viaducto de
Campomanes de la autopista del Huerna y las obras de la variante ferroviaria de
Pajares, aunque en la época de Eiffel, lo que sí podría divisarse eran los
trabajos de la vía férrea de Pajares, que pasaba muy cerca de este pueblo de
Pola de Lena.
En
la planta baja del inmueble también se conserva el espacio que antiguamente acogía
la tahona. Y es que esta vivienda albergó la última tahona de la zona, por lo
que era bien conocida por los vecinos de los alrededores. No tanto por la
historia de Eiffel, ya que, como se cuenta, "el ingeniero aún no era muy
conocido cuando estuvo en la casa de mis abuelos". De hecho, la única
pista que se aprecia de la posible estancia de Eiffel es el "1882"
que se encuentra pintado en la fachada interior de la vivienda. "La
fachada estuvo cubierta de yeso durante muchos años y mi abuelo sacó a relucir
la piedra vista, entonces fue cuando encontró esta fecha escrita en la
pared", desconociéndose el porqué de esa inscripción.
El
historiador Enrique Burgos, también hacía referencia en un repaso sobre el patrimonio
de las Cuencas, centrándose en esa ocasión en la vivienda de Malvedo. Al
respecto, Burgos sostuvo que "alguien quiso dejar para siempre el número
de aquel año: 1882. El año de Eiffel". Y sí, concuerda con las fechas del
puente de Parana, construido entre los años 1883 y 1884 (la vía de Pajares se
inauguró en agosto de 1884). El ingeniero tuvo que realizar los cálculos de
esta infraestructura con anterioridad, con lo que haberlo hecho en 1882 no
parece nada extraño.
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