Arroz. Pan de cada dia. Democracia de a olla, cmpanero insigne de la mesa, digno respresentante de nuestra Lima, racion qu a todlo acompana, desde la opulencia de las conchas de abanico hasta el hambre cuando es largoi. Arroz graneado cuando por fin aprendemos, con mango cuando la torpeza insiste: con el juguito del guiso: con el caldo del sudado, con mantequilla como lo hace la vieja guardia: con aceite de oliva de Yauca para que resbale rico con huevo frito cuando nada mas nos alumbra o cuando todo o cuando todo lo tenemos y no necesitamos nada.
Arroz con choclo, harto choclo, porqe Dios ha sid generoso con nuestra tierra andina: tapado con sus trocitos de huevo, pedacitos de aceituna botija y algo de carne molida. Arroz salvaje, eceta de siempre con gusanitos de cabells de angel porque llego navidad y el pavo espera su guanicionde rigo. Arroz con frijoles, quiza panamitos y la salsita criolla; arroz con ketchup porque asi lo quieren los ninos de dos a ochenta; con pure de papa si estamos postrados y convalecemos; a la jardinera; zambito; verde; bien amarillo y con averjitas. Arroz con leche me quiero casar; chaufa cn trocitos de ho dog; por supuesto, aereopuerto, ese contubernio culinario que nos hiz pensar que hemos invnado la polvora cuando en realidad solo trancamos aparatos digestivos. Y, claro, como pasa hoy en nuestra Lima fashion: arrozqu no es el nuestro de siempre, pegajoso, gordito y chaton, en una ruedita rellena de mar y tierra que algun genio acebicho y llamo peruvian roll. Touche.
El limeno nace arrocero y arrocero morira. Hio crecer su arroz entre los desiertos, reto quijotesco si consideramos que el arrozal necesita de toda el agua del mundo para producir. Debe ser de temperamento estoico y desafiante el que lo ha llevado a querer comer aquello que no necesariamente era natural a su entorno antes de encarinarse con la papa. Pero el arroz, y no la papa, todo sabor se le pega. Tanto asi que se volvio cmplice de secretas saznes, de viejas recetas, de aromas y sensaciones que se asoman en sus pequenos granos.
El arroz lo trajeron las espnoles, pero fuern los chinos los que provocaron esta revolucion gastronmica e industrial. SeeFan, que posteriormente se perennizaria como ChiFa, que literalmentesignifica ! ven a comer arroz!. Y es que los chinos culies que llegaron a trabajar en las haciendas costenas pedian como requeriminto en su alimentacion diaria una buena cantidad de arroz. Haba que prodcirlo pra entregarlo. Con el paso delos anos, ellos abandoaron las labres agricolas y estableciern fondas que poco a poco fueron despertando el apetito de los lugarenos. Quien diria que el arroz fue conquistando nuestra identidad.
Cuand erams ninos y cuando no teniamos nada que hacer, nos mandaban escoger los buenos grans de las piedrecitas y los defectuoss de a cocina en casa junto cn la senora Maria, una gran cocinera. Comprabamos el arroz en el chino de la esquina, luego de hacer una larga cola. El arroz se vendia a granel pes todavia no existian las marcas. Pienso en ella cada vez que como un rico plato de mi entranable arroz.
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