El 7 de junio se celebra el “Día de la
Bandera”en el Perú y el «Día de las Glorias de la Infantería» en Chile. Por
medio de la ley 20663 de 2013, el gobierno chileno declaró feriado el 7 de
junio en la Región de Arica y Parinacota
La batalla de Arica, también conocida como el asalto y toma del morro de Arica, fue
un suceso bélico que se llevó a cabo en la ciudad de Arica a principios de
junio de 1880. Esta batalla formó parte de la Campaña de Tacna y Arica,
una de las campañas terrestres de la Guerra del Pacífico.
Posteriormente a este suceso, se
desarrollaron la expedición Lynch —que tuvo como objetivo la
destrucción de las haciendas azucareras, que constituían la principal fuente de
ingresos del Perú tras la pérdida del salitre de Tarapacá, y exigir
contribuciones de guerra a los hacendados peruanos— y las Conferencias
de Arica —que, bajo los auspicios del gobierno de Estados Unidos,
buscaron un acuerdo que pusiera fin a la guerra; las conferencias de paz se
realizaron a bordo de la fragata estadounidense «Lackawanna» del 20 al 27 de
octubre de 1880, sin embargo, el fracaso
de estas negociaciones dio paso a la continuación del conflicto—.
Mientras la historiografía peruana
considera como pertenecientes a esta batalla todos los enfrentamientos
ocurridos entre el 27 de mayo y el 7 de junio de 1880, la historiografía
chilena considera que comprende solo los 55 minutos de duración del
ascenso y toma del morro de la ciudad.
Luego de la Batalla del Alto de la
Alianza o de Tacna, la División de Reserva del ejército chileno que no
había participado en esta batalla, con un efectivo de 6500 hombres, se movilizó
hacia el sur de Tacna y flanqueó el acceso norte de la ciudad de Arica.
El responsable de la plaza era el comandante naval Camilo Carrillo, quien
había convocado a arequipeños y tacneños a defender Arica, pero al caer
enfermo, viajó a Lima, nombrándose al coronel Francisco Bolognesi Cervantes como
defensor de la plaza.
La defensa de Arica contaba con poco más
de 1600 hombres al mando del coronel Bolognesi. La ciudad era defendida en el
mar por el monitor Manco Cápac, al mando del capitán de fragata José Sánchez
Lagomarsino.
El 30 de mayo, la caballería de
reconocimiento chilena llegó al río Lluta.. Con ello, el jefe militar de Arica
ordenó minar las cercanías y fortificar las posiciones que miraban al
norte de la ciudad. Bolognesi envió un telegrama al prefecto de Arequipa, pidiendo los refuerzos del coronel Segundo
Leiva: “Arica. 30 de mayo de 1880. Esfuerzo inútil. Tacna ocupada por el
enemigo. Nada oficial. Arica se sostendrá muchos días y se salvará si Leiva
jaquea al enemigo aproximándose a Sama y se une con nosotros” (Telegrama del coronel Francisco Bolognesi al
prefecto de Arequipa.)
El 1 de junio, el escuadrón Carabineros
de Yungay se aproximó a Chacalluta, siendo capturados los ingenieros Teodoro
Elmore y Pedro Ureta después de inutilizar el ferrocarril del lugar usado
por los chilenos. Ese mismo día, desertó de las fuerzas peruanas el coronel Agustín
Belaúnde, jefe del batallón Cazadores de Piérola y uno de
los que acordaron resistir hasta el final en el consejo de guerra, siendo
declarado traidor a la patria.
El 2 de junio comenzaron a
llegar las fuerzas chilenas por ferrocarril, ocupando Chacalluta y el valle
de Azapa. Bolognesi informó de la siguiente manera al prefecto de Arequipa:
“ Arica. 2 de junio de 1880. Enemigo todas armas trasladadas trenes. Encuéntrense
acampados dos leguas esta plaza. Esperamos mañana ataque. Resistiremos “. ( Telegrama del coronel Francisco Bolognesi al
prefecto de Arequipa).
Durante todo el día y la noche del 4
de junio, los chilenos ubicaron la
artillería de campaña a cargo de los mayores Salvo, Frías y Montoya. Para ese
día, se habían concentrado en el puente del ferrocarril Tacna-Arica, el
regimiento Buin, 3.º de Línea, 4º de línea, Lautaro,
Batallón Bulnes, Carabineros de Yungay, Cazadores
a Caballo y 4 baterías de artillería, sumando 5300 hombres. La noche
del 4 de junio, se instalaron las baterías chilenas en los cerros al este del
morro de Arica. La división chilena estaba al mando del coronel Pedro
Lagos.
El 5 de junio, el general Baquedano envió
al mayor José de la Cruz Salvo como parlamentario frente a las tropas que
defendían Arica para intimar la rendición de la plaza, realizándose el
siguiente diálogo:
·
Bolognesi: Le oigo a usted.
·
Salvo: Señor, el General en Jefe del
Ejército de Chile, deseoso de evitar un derramamiento inútil de sangre, después
de haber vencido en Tacna al grueso del Ejército aliado, me envía a pedir la
rendición de esta plaza, cuyos recursos en hombres, víveres y municiones
conocemos.
·
Bolognesi: Tengo deberes sagrados que
cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho.
Bolognesi consultó su decisión con sus
oficiales frente a Salvo; la propuesta de rendición fue rechazada. Este suceso
ocurrió en la llamada Casa de la Respuesta en Arica. Los quince oficiales
que acompañaron al coronel Francisco Bolognesi el 5 de junio de 1880 eran:
·
Coronel José Joaquín Inclán.
·
Coronel Justo Arias y Aragüez
·
Coronel Marcelino Varela.
·
Coronel Alfonso Ugarte.
·
Comandante Juan Guillermo More Ruiz.
·
Comandante Manuel J. La Torre.
·
Comandante Ramón Zavala
·
Comandante Francisco Cornejo.
·
Comandante Benigno Cornejo.
·
Comandante Francisco Chocano.
·
Comandante Mariano E. Bustamante.
·
Comandante Juan Pablo Ayllon.
·
Teniente coronel Roque Sáenz Peña (argentino que sirvió en el
ejército peruano, participó en la batalla y fue herido en ella; posteriormente sería presidente
de la Argentina en 1910.
·
Capitán de Fragata José Sánchez Lagomarsino (capitán del monitor Manco
Cápac).
En Arica se encontraba el
navío Italiano "Garibaldi" con el fin de salvaguardar las
propiedades de los inmigrantes italianos en Arica y Tacna.
Fuerzas Peruanas
·
Jefatura de la Plaza y del Detall: 15 hombres
·
Comandancia General de la 7.ª División: 4 hombres
·
Batallón Artesanos de Tacna N°29: 426 hombres
·
Batallón Granaderos de Tacna N°31: 249 hombres
·
Batallón Cazadores de Piérola: 221 hombres
·
Comandancia General de la 8.ª División: 4 hombres
·
Batallón Tarapacá N°23: 247 hombres.
·
Batallón Iquique N°33: 337 hombres.
·
Baterías del Morro, Este y Norte:
400 hombres
Fuerzas Chilenas
·
Regimiento "Buin" 1.º de Línea: 885 hombres
·
Regimiento 3.º de Línea: 1053 hombres
·
Regimiento 4.º de Línea: 941 hombres
·
Regimiento Lautaro: 1000 hombres
·
Batallón Bulnes: 400 hombres
·
Carabineros de Yungay: 300 hombres
·
Cazadores a Caballo: 300 hombres
4 Baterías de Artillería: 600 hombres
La infantería chilena estaba armada
con fusiles Combian y Gras recalibrado a la bala del Comblain, de tal
manera que utilizaban el mismo cartucho, mientras que la caballería chilena
utilizaba carabinas Winchester Modelo 1866, carabinas Remington y
sables.
La artillería chilena estaba compuesta
de tres brigadas que agrupaban 22 cañones Krupp de campaña de
calibres de 78,5 mm y 75 mm, además de 2 ametralladoras.
Todas las fuerzas peruanas estaban
armadas con fusiles Chassepot, que utilizaban cartuchos de papel y se trababan
después de 50 a 100 tiros. La excepción era el Artesanos de Tacna N°29,
armado con fusiles Peabody-Martini, y el Granaderos de Tacna N°31,
armado con fusiles Remington.
Las baterías peruanas de Arica eran las
siguientes:
·
Baterías del Morro, al
mando del capitán de navío Juan Guillermo Moore, divididas en:
·
Batería Alta, que apuntaba al mar, con un cañón Vivasseur de
a 250 pdr, dos Parrott de a 100 pdr y dos Voruz de a 68
pdr, y
·
Batería Baja, que apuntaba al mar y a tierra, con tres Voruz de
a 68 pdr.
·
Baterías del Este, que
apuntaban a tierra hacia el este, al mando del teniente
coronel Medardo Cornejo, divididas en:
·
Batería Ciudadela, en el cerro Chuño, con un Voruz de a 68 pdr
y dos Parrott de a 30 pdr, y
·
Batería Este, en el cerro Aniani, con tres Voruz de a 68 pdr.
·
Baterías del Norte, que
apuntaban todas al mar, al mando del teniento coronel Juan Pablo
Ayllón, divididas en:
·
Batería San José, al norte, de la desembocadura del río
San José, con dos Parrot de a 150 pdr;
·
Batería Santa Rosa, con un Vavasseur de a 250 pdr, y
·
Batería Dos de Mayo, con un Vavasseur de a 250 pdr.
Desde abril de 1880,
bajo la dirección de Teodoro Elmore,
los peruanos habían empezado los trabajos para minar la línea de defensa, pero esto
resultó ineficaz en su mayor parte. Para la red de minas existía un aparato
generador de electricidad en el morro, además de un aparato eléctrico cercano
al hospital.
El 5 de junio, después de que el mayor Salvo regresara de
parlamentar con Bolognesi, la artillería chilena ubicada en Chacalluta y Azapa inició
el fuego a las 9:00 con las defensas peruanas de las Baterías del Norte y del
Este. El enfrentamiento se prolongó hasta las 16:30.
El 6 de junio a las 12.00, se
inició el bombardeo chileno desde las baterías de tierra así como por el mar
por los buques, Loa, Covadonga, Magallanes y Cochrane. Las defensas
peruanas utilizaron las Baterías Norte, las Baterías del Morro, las Baterías
del Este y los cañones del monitor BAP Manco Cápac.
El Cochrane recibió un
impacto de un cañón Voruz de las baterías del morro, justo en el
momento en que se cargaba un cañón de avancarga con un saquete
de pólvora, que lo hizo explotar provocando 27 heridos, de los cuales
murieron 7 posteriormente. La Covadonga recibió dos impactos y
fue retirada a remolque por la Magallanes.
Es importante resaltar la figura del
comandante Juan Guillermo Moore (ex-capitán de la Fragata Independencia")
como encargado de las baterías del morro.
La batería peruana San José atacó
al regimiento Lautaro y a una compañía del regimiento Buin
1.º de Línea, que había llegado a los restos del naufragado buque Wateree
por el Norte.
Los disparos peruanos fueron: Baterías
del Morro, 40; Baterías del Norte, 21; Baterías del Este, 5; y monitor Manco
Cápac, 5, totalizando 71. Los disparos chilenos fueron: artillería de tierra,
186; Cochrane, 19; Magallanes, 28; Covadonga, 27; y Loa, 12, totalizando 272.
El buque de mi mando
fue alcanzado por una granada que chocó con el canto alto de una de las portas,
ya al estallar prendió fuego a un cartucho con que en ese momento se cargaba el
cañón, hiriendo y quemando a 27 individuos, de los cuales hay 25 graves. La
Covadonga no tuvo bajas pero ha recibido dos proyectiles a flor de agua, que la
obligaban a mantener sus máquinas en ejercicio para achicar el buque. La envío
a Pisagua para que se repare con tranquilidad. La Magallanes, que salió ilesa
del combate, marcha también a Pisagua con el objeto de convoyar a la Covadonga
y para que rellene sus carboneras. (Parte
de Juan José Latorre, comandante del acorazado Cochrane).
En la tarde del 6 de junio, el coronel chileno
Pedro Lagos envió al ingeniero peruano Teodoro Elmore, quien estaba
prisionero, para que hablara con el coronel Bolognesi y pedirle la rendición.
Bolognesi descalificó a Elmore como parlamentario. Elmore explicó al coronel
peruano Marcelino Varela que el ataque chileno sería por el este. En
esos mismos momentos, Lagos alistaba su tropa para el ataque. Elmore regresó al
campamento chileno a las 23.
Las fuerzas chilenas se dispusieron de
la siguiente manera: el regimiento 4.º de Línea atacaría la
batería Este, el regimiento 3.º de Línea haría lo
propio con la batería Ciudadela, ambas baterías del frente Este,
con el regimiento Buin 1.º de Línea como reserva,. Los
regimientos Bulnes y Lautaro atacarían los
fuertes San José, Santa Rosa y Dos de Mayo,
en el frente norte. Los movimientos de las fuerzas chilenas por ese sector
empezaron a las 5:00 horas.
Para el ataque al Ciudadela, Pedro Lagos
determinó que se rifaran la misión los comandantes Ricardo Castro del 3.º de
línea y Luis José Ortiz del Buin. La suerte recayó en este último; sin embargo,
Ortiz decidió entregar su misión a Castro, por lo que Ortiz perdió el respeto
del Buin.15
Lagos había instruido a Ricardo Castro
atacar a las 5:00 de la mañana, como no escuchaba ataque alguno, envió a
Belisario Campo a vigilar a Castro y ordenarle que cargara sobre el Ciudadela.
Tanto los jefes del 3.º de línea, José Antonio Gutiérrez y Federico Castro,
como Belisario Campo increparon a Castro para que diera la orden de ataque,
pero Castro desertó del liderazgo del 3.º de línea y fue el Teniente Coronel
José Antonio Gutiérrez quien asumió el mando del ataque al Ciudadela.
El 7 de junio, el combate se inició por el sector de las
baterías del Este a las 5:30 de la mañana, cuando aún todo estaba en oscuridad.
El despliegue del 3º de Línea fue
avistado por los centinelas de la batería Ciudadela, rompiéndose
los fuegos incluso antes de ordenarlo los comandantes. En el camino, se
detonaron dos minas pero ocasionaron pocos daños y apenas detuvo el avance
del 3º de Línea. La división chilena se desplegó en grandes grupos
para así disminuir los daños de las minas enterradas. Cuando llegó la primera
ola de atacantes, tras una lluvia de balas, las fuerzas defensoras lograron
contenerlas mediante un movimiento coordinado de fusilería, explosión de minas
y bayonetas. Se ordenó una segunda oleada sobre las posiciones peruanas. Las
reducidas fuerzas defensoras fueron finalmente aplastadas por los chilenos que
entraron por cientos en la batería. El subteniente chileno José Ignacio López
capturó la bandera peruana. En la lucha murieron casi todos los defensores,
entre los que destacaron el coronel Justo Arias y Aragüez, jefe del
batallón Granaderos de Tacna; el teniente coronel Francisco
Cornejo, jefe del batallón Cazadores de Piérola, el sargento mayor
Felipe Antonio de Zela, 2.º jefe del Granaderos de Tacna; el sargento
mayor Genaro Vizcarra, 2.º jefe del Cazadores de Piérola, entre
otros. El cabo peruano Alfrdo Maldonado, de 16 años, hizo volar la
santabárbara de la batería y en la explosión murieron él, los pocos
sobrevivientes heridos a su alrededor y varios chilenos —entre estos últimos,
uno de los tres oficiales que izaban la bandera— que habían entrado en la
batería Ciudadela.
Mientras esto acontecía, desde el
fuerte Este se vio aproximarse al 4º de Línea y
posteriormente al Buin. Se ordenó que medio batallón de Artesanos
de Tacna abriera fuego y el otro medio batallón les hiciera frente. En
la lucha en la batería murió el coronel José Joaquín Inclán, comandante
general de la 7.ª división peruana, y el teniente coronel Ricardo O’Donovan,
jefe del Estado Mayor de la 7.ª división, quedando herido el coronel
Marcelino Varela, jefe del
batallón Artesanos de Tacna. Esta vez la defensa tuvo tiempo y
logró una retirada ordenada hacia Cerro Gordo.
Combate en el Morro
Cuando se inició el asalto a las
baterías del Este, se ordenó que la 8ª división peruana se dirigiera al Morro.
En cerro Gordo se reagruparon con parte del batallón Artesanos de Tacna y
resistieron el ataque chileno, principalmente del 4º de Línea. Los
artilleros de la batería baja del morro dispararon sobre las fuerzas chilenas
que estaban en las baterías del Este, bombas y tarros de metralla. Medio
batallón del Iquique Nº 33 y otro medio batallón del Tarapacá
Nº 23 quedaron en Cerro Gordo deteniendo el ataque chileno mientras el
resto subió al Morro. La lucha se hacía imposible porque los fusiles
chasseport habían quedado inutilizados a consecuencia de la debilidad del
percutor y porque la artillería era ineficaz por la corta distancia
y el terreno que ocupaban las fuerzas chilenas.
Entre tanto, el Lautaro,
comandado por el teniente coronel Eulogio Robles Pinochet, avanzaba sobre las Baterías del Norte defendidas
por 96 artilleros al mando del teniente coronel Ayllón, quienes antes de
retirarse al morro volaron las Baterías San José, 2 de Mayo y Santa
Rosa. El Lautaro recibió en el camino cuatro tiros del
monitor Manco Cápac.
Para evitar que el monitor Manco
Cápac cayera en manos chilenas, su comandante, el capitán de fragata
José Luis Sánchez Lagomarsino, lo echó a pique cerca de la isla del
Alacrán; el buque se terminó de hundir a las 8.42 y su tripulación fue
capturada por la escuadra chilena.
En el morro, el coronel Bolognesi
intentó hacer volar las minas, pero el mecanismo no funcionó. Los artilleros de
la batería baja del morro se retiraron a la cima, haciendo volar uno de sus
cañones. Fue en ese momento de la lucha en el morro que murieron el teniente
coronel Ramón Zavala, jefe del batallón Tarapacá Nº 23, y el
teniente coronel Benigno Cornejo, segundo jefe de ese batallón, quedando herido
en un brazo el teniente coronel Roque Sáenz Peña. Luego murieron, cuando
estaban reunidos los oficiales y jefes peruanos, el coronel Bolognesi,
comandante general de Arica y el capitán de navío Juan Guillermo Moore,
jefe de las baterías del Morro. El coronel Alfonso Ugarte, comandante
general de la 8ª división peruana, tomó el pabellón peruano y se lanzó sobre el
precipicio. Los peruanos lograron hacer volar dos cañones Parrott de las
baterías del Morro y en el asta murió el sargento mayor Armando
Blondel.
Finalmente, el 4º de línea tomó
el morro, donde murió su comandante, el teniente coronel Juan José San
Martín, a las 8.59 y se mandó izar la Bandera Chilena, por el capitán del 4º de
línea, Ricardo Silva Arriagada, quien además ordenó detener la matanza
hacia los soldados peruanos, ya rendidos, y en su mayoría heridos.
La plaza fuerte de
Arica, último baluarte peruano, con su morro colosal y sus minas de dinamita,
sus baterías flotantes y todo el material del ferrocarril cayeron, como Tacna,
en nuestro poder, después de una reñidísima refriega en que la guarnición,
compuesta de más de dos mil hombres, fue pasada a cuchillo.(...) la división
del coronel Bolognesi se decidió a sucumbir antes que rendirse. (soldado chileno Alberto del Solar. Diario de
campaña. 1886.)
Tras el combate, las fuerzas chilenas
ocuparon la plaza. En medio del caos inicial, soldados chilenos dispersos
asesinaron a numerosos prisioneros peruanos a las puertas de la
iglesia de la ciudad (hospital de campaña durante el combate)18 y cometieron destrozos y saqueos ,
hasta que los comandantes chilenos lograron restablecer el orden. Entre las
víctimas civiles estuvo el comerciante italiano Santiago Carniglia asesinado en
su tienda.19 Asimismo, más de 300 cadáveres
de combatientes peruanos fueron arrojados al mar desde la cima del morro.
En la noche del
combate, la ciudad comenzó a arder por varios puntos, contrayéndose entonces
los esfuerzos de los oficiales del Buin, 4to y Bulnes, acompañados de la tropa
correspondiente a cortar el incendio que podía hacer estallar las minas .(Boletín de la Guerra del Pacífico № 37.
Diario "El Ferrocarril". Arica 10 de junio de 1880).
Los chilenos tomaron 1200 fusiles y 13
cañones: un Vavasseur de a 250 pdr, dos Parrott de a 100 pdr, siete Voruz de a
68 pdr y un cañón de bronce de a 12 lb, que
no fue utilizado en las acciones bélicas.
La lancha torpedera Alianza rompió
el bloqueo y logró escapar al norte. La lancha fue perseguida por los buques
chilenos Cochrane y Loa, hasta que la tripulación
de la lancha varó su embarcación y la hizo volar en cabo Picata por la tarde.
Al día siguiente, los tripulantes fueron capturados cerca de Moquegua.
Según el parte del general Baquedano,
las bajas chilenas en la batalla fueron 475 muertos y heridos,
mientras que las peruanas ascendieron a 700 muertos y 1328 prisioneros (entre
estos últimos, los heridos). Sin embargo, la relación nominal de prisioneros
peruanos tras la batalla ascendió a 766 hombres, entre los cuales se
incluye a los 127 tripulantes del monitor Manco Cápac, siendo que
los prisioneros de la guarnición serían tan solo 639 sobre un total de 1901.
Basándose en otras publicaciones chilenas de la época, el historiador chileno Sergio
Villalobos señala que los prisioneros peruanos en Arica fueron
aproximadamente 700 individuos, cifra que se aproxima a la relación nominal de
estos y que contradice lo expresado por Baquedano.
Según el corresponsal del diario chileno El
Ferrocarril, los peruanos tuvieron 900 muertos y 200 heridos, siendo la
proporción entre estos mucho mayor a la de las bajas chilenas. Finalmente,
según publicación del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú, las
bajas peruanas pueden considerarse aproximadamente en 900 muertos, 200 heridos
y 700 prisioneros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario