Como muchos saben soy peruano y
desde hace 30 años trabajo en la Fundación Príncipe de Asturias, un faro histórico y universal de la cultura, que en un
principio fue dirigido hacia los países hispanoamericanos. Desde 1996
estos galardones ya se han
universalizado y nuestra Fundación se ha crecido bastante.
Cuando se habla de la Fundación Príncipe
de Asturias en Hispanoamérica, de inmediato sale a relucir la figura de S.A.R.
el Principe de Asturias. Puedo contar que en alguno de mis viajes a mi patria
-Perú- alguien del pueblo me ha preguntado donde vivía en España. Al
contestarle que en Asturias, inmediatamente mi interlocutor me decía que allí
era donde el Príncipe entregaba los Premios Príncipe de Asturias. De más esta
recordar que en sus primeras deliberaciones de los jurados, los premios fueron
muchos de ellos para personalidades de las letras y la política de nuestros
países de Hispanoamérica. Podemos
Recordar las palabras del escritor mexicano Octavio Paz que dijo que los
premios “dibujan una suerte del mapa moral de la humanidad”.
Asturias ha tenido siempre, a lo
largo de su historia, una profunda relación con los países hermanos del otro
lado del Atlántico. Nuestra tradición asturiana de emigrantes nos ha proporcionado relaciones intensas y duraderas
con los pueblo de Iberoamérica.
En mi despacho recibo casi todos
los días llamadas de personalidades de países hispanoamericanos que tienen el
interés de presentarse a los premios en alguna de sus ocho distintas
modalidades. Esto quiere decir que nuestra Fundación ya es conocida desde sus
inicios como un barco que mira a los países hermanos, y con frecuencia se ha
pensado que Asturias es tierra de mensajes y nuestra Fundación, irradia ese
mensaje a la gente que nos mira y nos sigue en silencio cuando S.A.R. el
Príncipe de Asturias, se dirige en el Teatro Campoamor a los galardonados, quienes
forman como ya se ha dicho “el cuadro de Honor de la Humanidad ”.
El Príncipe en sus mensajes pone
de manifiesto en esa solemne ceremonia
esa Asturias de la fortaleza y del empuje en la unidad de España; su
generosa presencia en el mundo nuevo de América; la Asturias de la extensión
cultural de su universidad de principios de siglo, enlazando al pueblo con los
intelectuales. Todo ello sigue siendo posible, con estos premios que ya son
universales y conocidos en los cinco continentes.
El sociólogo Anthony Giddens,
premio de Ciencias Sociales 2002, dijo en su día que “la ceremonia de la Entrega de los Premios es
el acto cultural más importante del mundo”. Esto es verdad, y vuelvo a traer a
colación a la gente de a pie de mi país, que ese día espera ansiosa la
retrasmisión del solemnísimo acto de Entrega, para desde allí seguirlo con
profunda y gran emoción.
Algunas veces llegan a mi Oviedín del alma amigos de otras
partes del mundo que enseguida al verme me preguntan sobre los lugares donde se
desarrollan los actos de la Entrega. Hay amigos que han
querido ir a visitar in situ el Teatro Campoamor. Esto quiere decir que nuestra
Fundación, nuestros Premios y nuestra Asturias han calado hondo en la
humanidad. Algunos piensan como yo que nuestros Premios ya son los primeros y
los más universales del mundo.
Como hijo de emigrantes
asturianos, el reencuentro con la tierra de mis padres, en un ámbito tan
regional en su carácter, pero tan español y universal en su espíritu como el de
la Fundación ,
no podía haber sido más intenso y feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario