martes, 7 de junio de 2011

DESDE LA HORRIBLE LIMA A UNA LIMA MODERNA

Han pasado, ya muchos años, desde que en el 2002, Alejandro Toledo ya había sido elegido presidente y el Perú – pese a ser un país en el que se vivía en democracia y en paz – aún era considerado del tercer mundo. Sin embargo, poco a poco,  y casi sin que nos diésemos cuenta, Lima, la horrible, comenzó a cambiar. La transformación se tornó en acciones: de pronto, los limeños comenzaron a salir, paseaban y redescubrían sus parques, mirando y admirando una ciudad que renacía.
Aquel año, yo estuve en Lima y recuerdo que a mi regreso de mi viaje, pensé que me había equivocado de ciudad. El caótico aeropuerto al que uno llegaba para salir por las escaleras para tomar un pequeño bus, ya había pasado al recuerdo. El aeropuerto internacional Jorge Chávez, había sido remodelado; ahora al salir del avión eras recibido por modernas mangas – como sucede en casi todos los otros aeropuertos del mundo- además, las tiendas y los duty frees eran amplias, modernas y bien iluminadas. La avenida que une el aeropuerto con la ciudad, también había cambiado y a pesar de que la pista pasaba por los mismos sitios de siempre, ya estos barrios eran construcciones de material noble, con aéreas verdes, sin vestigio alguno de la otrora miseria de las casas hechas con cartones.
Sin duda, Lima, que alberga más de 8 millones de habitantes y es la cuarta ciudad más grande de Latinoamérica, comienza a darnos la esperanza, de que puede y debe de ser de nuevo una ciudad bella. Pero aún hay mucho por hacer.
Por ejemplo, en lo que se refiere al transporte público, aquí no se ha avanzado lo suficiente. Tan es así, que la Defensoría del Pueblo ha intervenido, acusándolo de ofrecer un servicio “inhumano”. Pero la vida no es mucho mejor para los que manejan un BMW o un Tico, ya que el tráfico es de horror y refleja una ciudad caótica, con millones de chóferes neuróticos que no tienen ningún respeto por nada ni nadie. Manejar en Lima, es una verdadera pesadilla en la que se te cruzan, te insultan, te tocan el claxon; pero la alternativa -el transporte público- es aún peor, y sólo lo usan los que no tienen autos y no pueden pagar un taxi. En Lima, si eres de clase media o media alta, probablemente nunca te hayas atrevido a usar este servicio y no te culpo. El servicio es sucio, inseguro e inhumano, por lo que nos hacemos la pregunta si ¿Será verdad que estamos progresando o es sólo una ilusión óptica de un gobierno que nos hace creer que ya estamos en camino a vivir como en el primer mundo?
En un reciente viaje a Lima y mientras viajaba en un taxi fui testigo de un peatón tratando de tomar un autobús en medio de la pista cuando el trafico estaba detenido. Para mi asombro el autobús no abrió sus puertas para dejar subir al peatón. Mi primera impresión fue de desconcierto al ver al peatón insistiendo para subir al autobús y al cobrador haciendo un gesto negativo con la mano. Esto por supuesto con el contraste general de los autobuses en Lima que no titubean ni por un segundo y maniobran de una manera peligrosísima solo para poder competir con cualquier oportunidad de recoger a un pasajero.
Luego de recuperarme de mi sorpresa al ver al peatón quedarse parado peligrosamente en medio de la pista mientras los autos resumían movimiento y preocupado por la seguridad de aquel peatón; hice un comentario al chofer de mi taxi acerca de lo que había sido testigo.
Mi chofer me explico que las leyes de tráfico estaban cambiando rápidamente en Lima. Los chóferes de transporte público son mas consientes de este tipo de infracciones por el elevado monto de las multas y, por supuesto, estas leyes solo son respetadas en áreas donde la policía de tráfico está presente. Mi chofer de taxi pasó luego a asumir la responsabilidad de los muchos accidentes en las pistas de la ciudad a la imprudencia de los peatones en las calles. También critico la ignorancia y poca virtud cívica de la mayor parte de los chóferes en Lima. Excluyéndose asimismo por su conocimiento y experiencia como chofer. Mi conversación con el chofer pasaba mientras yo me aferraba temerosamente al asiento mientras el manejaba en el sentido contrario de la vía (en su opinión, el auto frente a nosotros no iba los suficientemente rápido) y esquivando hábilmente al tráfico opuesto. Al pasar las señales de alto solo bajaba la velocidad lo necesario para lanzar un pequeño reojo al tráfico opuesto y proseguir mientras aceleraba temerariamente (obviamente ya habíamos pasado el área donde la policía de tráfico se encontraba).
Luego de mucho meditar y de mucho pensar en esta y otras experiencias en esta odiada y querida urbe, me hice la siguiente pregunta. ¿Existe una solución para tan caótico problema en la ciudad de Lima o mejor dicho, sus habitantes? Yo creo que sí. Esta solución se viene a pasos agigantados de “tortuga” pero es inminente. Los peruanos están siendo expuestos a los inmensurables problemas del progreso. Y la solución al problema vendrá directamente de la población peruana… si incluyendo al imprudente peatón y de mi chofer de taxi. Soy testigo de los muchos cambios positivos de los habitantes en diferentes ciudades en Perú y del espíritu de adaptación y progreso de los peruanos en el extranjero. Como diría mi papá: Paciencia hermanos….paciencia!
En los 10 últimos años murieron 35 mil personas en accidentes de tránsito y 420 mil quedaron heridas. 70% de atropellos es culpa del peatón, por eso es urgente educación y reordenamiento del tránsito.
La avenida Universitaria soporta 195 líneas de transporte después de la avenida Los Próceres de Independencia (207), además de sobredosis de vehículos, bocinazos, stress y contaminación. No es ético ni moral que tengamos 49 mil vehículos públicos con más de 35 años de antigüedad. El Perú es el único país de Sudamérica que premia tributariamente la importación de chatarra automotriz.
Diversos estudios señalan que el Metropolitano no acabará con la congestión vehicular, es imprescindible la racionalización de rutas, pero urgentemente necesitamos, en Lima, en nuestra capital, un metro como las grandes ciudades del mundo.
Afortunadamente, ahora la principal preocupación de los limeños no es el terrorismo, el hambre, la falta de empleo ni la pobreza extrema, sino más bien, el exigir un transporte público digno y moderno que recorra la capital. El Metropolitano, es probablemente sólo el inicio de una transformación. Este sistema de ómnibus a gas, que une a Chorrillos con el Cono Norte de Lima, está ya en su período de prueba, ofreciendo un servicio limpio, seguro y rápido. Durante las horas picos, te puede trasladar desde el centro de Lima a Miraflores o Chorrillos, en mucho menos tiempo del que tardarías en llegar en auto o taxi. También se está construyendo un tren eléctrico (sí, el famoso tren eléctrico que el primer gobierno del APRA nunca terminó), y que probablemente, se inaugure en julio del 2011, uniendo Villa el Salvador con el Centro de Lima, en 40 minutos.
No podemos negar que en todos estos años, Lima ha cambiado mucho, pero en los próximos deberá cambiar aún más para ser nuevamente la joya del Pacífico; con un transporte público seguro, limpio y rápido, es sin duda una muestra indiscutible para una mejor calidad de vida para los limeños, como ahora lo son los parques de nuestra ciudad.

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