jueves, 2 de junio de 2011

EN RECUERDO A NUESTROS PROFESORES DEL COLEGIO LA SALLE DE LIMA

Tal vez cometí muchos errores,
quizás en aquel tiempo no te conocí,
no valoré cada rincón del salón,
cada palabra de mis maestros.


El año 1934 se compró el terreno de la Av. Arica a Don Ramón Aspillaga, colocándose la primera piedra el 24 de Septiembre de ese mismo año. Las obras se iniciaron al mando del arquitecto francés Hermano Armel Edmond.

La inauguración del local de la Av. Arica fue el 17 de mayo de 1936, actuando como padrino el Presidente de la República, General Oscar R. Benavides, quien años después pondría a sus hijos a estudiar en nuestro colegio.

El colegio de la Salle, siempre se caracterizó por impartir muy buena enseñanza y tener los mejores profesores de todo Lima, a lo largo de los años, los Hermanos directores se fueron sucediendo, en la época nuestra estaba los hermanos Agustín, Gilberto y Ludovico María, siendo Prefecto por aquel entonces, los hermanos Graciano y Agustín, de quien todos guardamos grandes recuerdos.

El Hno. Agustín o el Prefecto, (como así lo conocíamos) era el encargado de cuidar el orden en todo el colegio y organizar la banda  para los desfiles de Fiestas Patrias (el 27 de julio), en que marcialmente desfilábamos en el Campo de Marte, lo que valió que varias veces nos otorgaran los gallardetes y el Sol Radiante, que era mucho orgullo para el colegio y para todos los alumnos, quienes al final del acto desfilábamos en el  patio del colegio a los acordes de la banda de tambores y cornetas, dirigidas por el Prefecto.

Todos los alumnos teníamos que formar a las 8.30 de la mañana, a la hora de salir a las 12.30 y por la tarde hacíamos la misma operación, solo los enfermos o los que teníamos algún defecto físico subíamos  de frente a nuestra clase. Por aquel entonces los autorizados éramos Miguel Vega, quien corría a los que lo molestaban  a bastonazos, y yo que esperaba pacientemente que subieran todos mis compañeros para entrar en clase.

Un buen día a la salida de la tarde, cuando bajaba las escaleras para ir a la góndola, siento por el parlante, decir al Hno. Prefecto: “Pase García Álvarez”, éramos en todo el colegio dos con el mismo apellido, mi hermano Eloy y yo. Al decir eso, -como no había especificado, cual de los dos- yo también me puse a la fila de los castigados, junto con mi hermano, él y yo nos mirábamos con cierto desconcierto. Al fin se fueron los autobuses, y el hermano Prefecto hizo formar fila a todos los castigados y a dar no recuerdo cuantas vueltas al patio, yo me quede parado junto a él. Al terminar las tantas vueltas, nos llevó a un salón de clase, y todos de pie,  y el sin inmutarse puso un número en la pizarra y lo elevó a una potencia determinada. A mi me mando sentarme, pero tuve que hacer la potencia como mi hermano, ahora confieso que casi nunca se terminaba de hacer, se ponían números y números hasta acabar, en este caso teníamos que coincidir en el final los dos con el mismo resultado. Este castigo tenía que estar firmado por nuestros padres y así lo hicimos cuando llegamos a casa. Ahora pienso que el Prefecto se dio cuenta tarde que había metido la pata por no decir el nombre. Pero ese día nos sancionó a los dos. Es la única vez que quedé castigado a la salida del colegio.

Todos los lunes, durante el curso escolar, a la hora de entrar los alumnos teníamos que formar filas y entonar el Himno Nacional, que siempre era dirigido por el Hno. Agustín,  mientras que la bandera era izada por el brigadier general y otros compañeros. Después de este acto cada curso iba a su salón de clase, donde las mismas se iniciaban rezando las oraciones diarias, algunas veces se rezaba el Rosario. Después se seguía normalmente con la explicación de las distintas asignaturas.

Tantos recuerdos del colegio se agolpan de repente, después de cincuenta años de haber dejado esas aulas y esas vetustas carpetas, de las cuales tenemos mucha nostalgia, porque si les quitamos un poco el barniz que las cubre, seguramente encontramos, nuestra letra con algún rasgo que nos delataría, porque  aquel cierto día, seguramente no habíamos estudiado y decidimos escribir con un lapicero muy fino, en el borde de la tapa de la carpeta, nuestras posibles respuestas del “paso” que nos tocaba ese día.

Aun guardo en la memoria todas las formulas de química que nos enseño el Hno. Dionisio, quien para más INRI, nos castigaba cuando no las sabíamos y nos mandaba volver al día siguiente a las 6.30 de la mañana, con las formulas bien sabidas, así aprendimos muchos la química inorgánica y aún después de tantos años nos recordamos de todas. Me he encontrado con mi querido amigo el Hno. Dionisio (para mi siempre será conocido con ese nombre) algunas veces en España, y de broma él le decía a las secretarias que me venia a tomar el examen de química que me faltaba para terminar el colegio. Fueron aquellos años en que todavía no teníamos muchos problemas y no nos preocupábamos si aprendíamos o si nos ponían malas notas. Aun conservo aquí en España algunos libros como el de química de editorial Bruño, en el cuál también mi hijo aprendió las formulas que a mi tanto dolor de cabeza me dieron, y me quitaron horas de dormir por memorizarlas, pero con toda razón.

Se me viene a la memoria cuando por primera vez pise la puerta principal del colegio en compañía de mis padres, para matricularme en primero de primaria, me llevaron a la oficina del Hno. Hipólito, muy vagamente creo que me empezó a preguntarme alguna cosa y por fin después de revisar algunos documentos que mis padres le entregaron me matriculó, ya estaba apto para ir a las clases el primer día de abril.

Hipólito Bartolomé era muy amigo de mis padres, y siempre casi todas las semanas llegaba a nuestra tienda de repuestos de la Avda. Graú para que Don Paulino le solucionara algún problema mecánico de las góndolas.

Mis padres me compraron el uniforme, que solamente lo vendían por aquel entonces las tiendas Alba y Anchor, en el Jirón de la Unión. Después de comprar todo y estar como un maniquí, adquirieron una maleta para que llevara los libros, cuadernos, lápices y borrador.

Demás esta decir que el Hno. Hipólito Bartolomé siempre fue el encargado de hacer una serie de arreglos y mejoras dentro del colegio, así como la compra y modernización de las  primeras góndolas, GMC, y también se preocupo de la implementación de gabinetes y la biblioteca.


El 5 de mayo de 1975 falleció el hermano Hipólito Bartolomé. Hablar de él significa hablar de toda la historia del Colegio desde su fundación en 1926. Su obra ha quedado a la vista de todos, su gran capacidad de trabajo al frente de la administración, su empeño en la clase en sus primeros años y en el seguimiento de los exalumnos después, los museos. la iglesia, el estadio, el pabellón nuevo, la flota de ómnibus, hablan bien a las claras de su entrega total a La Salle. En Lima siempre lo recordaremos por su porte sencillo y modesto, su manera de ser, en una palabra, por su gran personalidad de religioso, maestro y amigo leal.

Siento nostalgia y también a su vez mucha pena porque unos meses antes de morir, el Hno. vino por Oviedo a verme, pero desgraciadamente no estábamos en casa y  no nos pudimos encontrar.

Cuando empezaron las clases en primer año, mi profesor era Robles, natural de Huanuco, la ciudad de los leones y del mejor clima del mundo. Con él quien aprendí muchas cosas y sigo cada día aprendiendo de todos nuestros profesores. Por aquel entonces el profesor Robles, estudiaba Derecho por la noche, en la Universidad de San Marcos. Con el tiempo se hizo muy amigo de toda la familia y es hoy una de las personas a quien se le consulta todo sobre nuestros negocios.

Había por aquellas épocas en el colegio un personaje siniestro, no era profesor, pero como si lo fuera, hacía las funciones de secretario. Todos los alumnos lo  conocíamos como “ el gringo Gómez”, de origen español, creo que de Cantabria, estuvo muchos años hasta que se jubiló cumpliendo sus funciones. Cuidaba el autobús de la Victoria, porque aprovechaba de subir en la Avda. México, donde vivía frente a la Unidad Vecinal de Matute, y así le salía gratis el pasaje, y seguramente ganaría algún extra por ese trabajo. 

Creo que la mitad de los discípulos, le teníamos un poco de rabia, porque había tomado su cargo al pie de la letra. Más de un padre de familia tuvo su cambio de palabras con él,  por causa de las injusticias que este señor cometía con los alumnos.

Otro de los profesores a quien recuerdo con cariño y afecto, es al profesor Víctor Agustí Campos, quien era un gran cantante en potencia, hubiera llegado a ser un gran tenor,  recuerdo cuando mi mama le pedía que cantara. Enseguida entonaba a “capella” aquello de “Amapola, lindísima amapola”, en la sala de mi casa en la antigua Plaza México. – Parece que lo estoy viendo-. Con él aprendí, mucho calculo, y lenguaje,  también nos enseñaba, inglés. Creo que hay muchos profesores que han dejado huella en nuestro ya maltrecho corazón, y hoy después de cincuenta años afloran a mi mente.

También nos dieron clase en primaria, el Hno, Jorge, el Hno. Bernardino, el Hno.  Eugenio, y los profesores, Pinto, que fue nuestro titular en cuarto de Primaria,  y otro profesor de origen arequipeño, Begazo, que nos enseño en quinto de primaria, y nos despidió del paso de la primaria a la media, donde ya teníamos que atarnos bien los pantalones y hincar los codos y estudiar mucho más.

En la “otra clase”, fueron también profesores el Hno Alfredo, en preparatoria, en  tercero los Hermanos Irineo y Albino, el Hno. Camilo, en cuarto y en segundo el Sr. Sánchez.

¿Cuántos de mis compañeros no aprendimos Botánica?, creo que todos los de clase aprendimos mucha botánica con el Hno Hilario, hombre muy bueno pero muy nervioso, cuanto le tocaba cuidar en el ómnibus del colegio, te sentaba junto a él y te iba enseñando por la ventanilla, las clases de hojas, y flores que había por el camino. Fue nuestro titular en primero de media.

Creo que todos recordamos cuando un buen día nuestro compañero venezolano – hijo de un diplomático destinado en el Perú- García Lovera, empezó a meter vicio el la clase, lo que desato la cólera  del hermano, quien llegó hasta el pupitre de nuestro compañero, lo levantó en vilo y lo puso en medio del patio, esto sucedió ante la atónica  y  estupefacta mirada de todos nosotros. Después de este incidente su clase, continuo con toda normalidad.    

En la “otra clase”, el titular en primero de media era el Hno Esteban, muy alto y serio, a nuestra clase nos dictaba la asignatura de Historia Universal, época antigua, y nos hacía participar a todos los compañeros, cuando explicaba los temas de Egipto y Grecia. La verdad sus clases eran muy amenas y lastima que su paso por el colegio fue muy efímero. 

Con el Hno. Blas, tuve algunos roces pequeños, como cuando te tire las motas y las tizas a su cara, enseñaba física, cosa que muchos de nosotros no la pasamos nunca. Se me viene ahora al subconsciente, aquella lección de los espejos cóncavos y convexos, pero muchos de nosotros decíamos, “eso para que sirve”, “eso solo es para los que van a ser ingenieros”. Otro día nos dejó castigados por la tarde a la salida, y yo salí corriendo, atravesé la piscina, no se como no me caí, es el día de hoy que me pregunto como hice aquello, pues se me iba la góndola y después al llegar tenia clase en casa. Todas estas anécdotas, han ido aflorando a mi memoria  y es como un gran examen de conciencia con todo lo relacionado al colegio.

Por aquellos años, el día de Corpus Cristhi, era todo olor de incienso y los patios del colegio se llenaban de pétalos de flores, ese día se realizaba  una gran procesión por el interior del colegio, y al finalizar se impartía la gran bendición a la gran familia lasalliana con el Santísimo. Era un gran día de fiesta de sol radiante, pero con el cielo gris de panza de burro en Lima.

En el colegio los primeros jueves, nos teníamos que confesar, porque al día siguiente primer viernes de mes, comulgábamos. Recuerdo que venían algunos sacerdotes de varias congregaciones, entre ellos los dominicos, que estaban destinados en la selva, y bajaban a la capital para hacer gestiones, en sus ratos libres eran llamados por los hermanos para que nos perdonaran todos los pecados “mortales” que teníamos. Por aquel entonces para nosotros como niños, cualquier pecado era mortal.

Al día siguiente viernes, a las 8.30 íbamos a misa a la Capilla en el tercer piso y después de que el sacerdote de turno nos predicaba, al terminar los que habíamos comulgado, nos dirigíamos al comedor del colegio, donde por el precio módico de un sol, nos daban a tomar un tazón de chocolate (algunos dicen que sabia a tierra) y un chancay. Al finalizar el desayuno sobre las diez de la mañana, cada uno se incorporaba a su clase. Cuantas imágenes se me agolpan en mi mente, como si fuera una larga película.

El Hno. Honorio de Jesús, era natural de Ecuador, gran maestro de dibujo, y hay muchas acuarelas pintadas por él, que todavía se pueden ver colgadas en las paredes de la casa de algún exalumno. A muchos enseño a pintar y a tocar el órgano. Fue otro de los buenos profesores que tuvimos a lo largo de nuestra vida escolar. Honorio era el encargado de las vocaciones espirituales, y fue el que llevo a mi hermano Eloy y a su amigo y compañero Lecusan a Arequipa. Pero mi hermano no resistió la tentación de la vida mundana, y los pocos días de estar allí, terminó abandonando la vida monacal. Honorio era uno de los principales “forofos” del Hno. Miguel, a quien quería que lo nombraran santo. Cuantas novenas hicimos los de clase para pedir su canonización.

Al escribir sobre el Hno. Miguel, me viene a la mente un compañero mayor que nosotros que ya había terminado el colegio años atrás, Era todo un celebre personaje –alumno- que convivió mientras que estudiamos en las aulas del colegio. Cuentan que había sido atropellado en el patio por una de las góndolas. Era el celebre “loco Gutiérrez”, quien a pesar de haber terminado la secundaria allá por los años cincuenta y pico, seguía frecuentando el colegio, como si no hubiera terminado de estudiar. Las malas lenguas, cuentan que en la herida que se le hizo en la cabeza, el Hno. Honorio le puso un pedacito de la reliquia del Hno Miguel, y –dicen- que lo salvó. Todos los hermanos sin excepción lo querían. El “loco” hacia de todo, desde ayudar a los hermanos, hacer un encargo, cuidar una clase,  y si se presentaba a representar al director o al presidente de la Asociación de exalumnos. Era amigo de todos los alumnos, -desde preparatoria hasta Quinto de Media- y los conocía por sus nombres y apellidos, y en algunos casos hasta el nombre de los padres.

Cierto compañero bastante fastidioso y cínico en las clases de dibujo, fue bautizado por el Hno Honorio con el nombre de “Veneno”, fue quien  se encargó de ponenos los apodos a cada uno de los compañeros. No recuerdo cuando me bautizó, pero me cuentan que cuando me llamaba por mi apodo, yo lo perseguía por todo el patio para pegarle. Hoy después de tantos años, me he acostumbrado a mi apodo, y ya ni me inmuto, y con “Veneno”, que sigue envenenando la sangre, somos muy buenos y entrañables amigos pero  siempre compañeros.   

El Hno. Honorio con su órgano nos daba clase de música, y nos hacia cantar “La Tarara”,  “Fray Santiago”, “La feria de las Flores”, el “Himno a la Virgen de Fátima” y muchas canciones que aún después de tantos años las recordamos con mucha nostalgia. Estas letrillas eran coreadas por todos los alumnos cuando los hermanos nos llevaban de paseo a “Ñaña”, a “Santa Clara” ó a la hacienda Chocas ubicada en el kilómetro 34 de la carretera a Canta, -fue construida sobre un terreno llamado ychoca, cuya castellanización ha dado lugar a su nombre. La hacienda sirvió de hospedaje al presidente Nicolás de Piérola en 1881, luego de las batallas de San Juan y Miraflores-.  o a la playa de “Naplo”. ¡Que tiempos aquellos, que ya no volverán!.

Durante todos los años que estuvimos en el colegio, a las horas, se levantaba de su asiento un compañero y con toda devoción decía: “Acordémonos que estamos en la Santa presencia del Señor”, y todos los demás dejando por unos segundos lo que estábamos haciendo, respondíamos a coro: “adorémosle”… y un segundo después, cada uno seguía con su  trabajo.

En nuestra clase hubo muy buenos atletas, Carles Prat, el chino Basterrechea, Igor Larco, Chávez País, Humberto Soto, y “Guindón” González del Riego  y otros que ahora escapan de mi ya memoria, todos eran entrenados por el Hno Emilio, quien también en algunas oportunidades corría con ellos. Cuantas veces aplaudimos y victoreamos a los campeones de nuestra clase. También tengo que volcar al papel las verbenas que se hacían con motivo de celebrar el nacimiento de San Juan Bautista de la Salle. En el patio del colegio se ponían kioscos y se vendían sándwiches, panes con chorizo, butifarras y muchas cosas más, se realizaban partidos de baskebol, y de fútbol entre los demás colegios. Nuestras verbenas en el colegio duraban hasta altas horas de la noche, y por la tarde venían las chicas de otros colegio, cuando fuimos más grandes muchos salimos con ellas, y otros llegaron hasta el altar.      

Las malas lenguas dicen que aprendió inglés, en nuestra clase. El profesor Raúl Estrada, era  pequeño, tenía un carro mas grande que él, y como no llegaba a los pedales, se ponía los cuadernos debajo del asiento para estar a la altura. Era el clásico burlón, cuando uno no pronunciaba bien, lo que a muchos nos acomplejó y le agarramos un poco de tirria a esa asignatura. Después de mucho estudiar aprobábamos pero casi siempre haciendo el vacacional en algún colegio nacional. Da la coincidencia que en el vacacional nosotros sabíamos más de inglés que los demás alumnos. Como yo fui uno de esos, aún ahora sigo estudiando y aprendiendo cada vez más inglés, para poder entenderme con mis nietos cuando voy a verlos a Inglaterra.

El libro de inglés que teníamos, en toda la secundaria, se titulaba “Bob and Hellen Hall”, y trataba de la visita al Perú de la familla Hall. Recuerdo que había una lección, en que describía, el tren de la sierra, la Oroya, el mercado dominical de Huancayo. Casi nunca se terminaba de estudiar todo el libro, por lo que el examen final comprendia hasta donde el profesor había explicado. Un compañero nuestro decía como titulo del libro de inglés “Botan Hellen” lo que le valió para que se quedará con ese apodo para toda la vida.

El Hno Emilio, natural de Cantabria, nos enseño geometría, trigonometría y literatura, gracias a él yo aprendí literatura y ahora puedo decir con mucho orgullo que me inculco las ganas de escribir, hoy en día cada vez que escribo algo, para algún periódico o para alguna revista, me vienen a la memoria sus clases de literatura.

No me olvido de una anécdota en una de sus clases de geometría, un día sábado por la mañana. Porque tengo que aclarar que antes, y creo que hasta que terminamos el colegio, siempre hubo clases los sábados, las que se empleaban para recuperaciones y tomar lecciones o “pasos” que quedaban a los alumnos. En algunos cursos el profesor explicaba Urbanidad y Buenos modales. El fundador de la congregación San Juan Bautista de la Salle, siempre se preocupó de las reglas de cortesía y urbanidad. En la actualidad ha desaparecido y casi nadie se preocupa de la urbanidad.

Aquel sábado,  el Hno Emilio comenzó a explicar por dos horas la materia atrasada, al salir al recreo a alguno de nosotros se nos ocurrió meter en una caja de cartón un pericote, que andaba desorientado por el patio del colegio, al subir a clase después de un rato largo de estudiar coordenadas, secantes y ángulos, el pericotito fue soltado y llego hasta junto a los zapatos del Hno, quien se asustó, se subió a la tarima y mando de inmediato sacar al pobre animalito de clase. Hace algunos años vino a Oviedo, invitado por nosotros y lo pasamos bastante bien, recordando a nuestros compañeros y a nuestro amado colegio.

Al año siguiente, en clase de Química Inorgánica que impartía el Hno. Emilio, en una  practica para enseñarnos la reacción química de los cuerpos,  mezcló diversos ácidos, los cuales se inflamaron y quemaron la cara y las manos del hermano. Enseguida todos los compañeros llamaron al Prefecto para que lo llevaran a la Clínica Internacional, donde estuvo varias semanas hospitalizado. Recuerdo que cada día que estuvo los diversos grupos de alumnos íbamos a verlo y a darle ánimos. Creo que esta fue la única clase practica que tuvimos.

Durante el curso, algunos sábados, los hermanos nos daban una sesión de cine el salón de actos, que esta en el tercer piso, junto a lo que era la antigua capilla. Las películas que se daban casi siempre eran cómicas o de vaqueros (el bueno y el malo).Cada uno  pagaba por esa sesión 2.00 soles. Otras veces el salón de actos era utilizado para representar las fechas patrióticas ó cívicas, en la que se recitaban poesías alusivas al día, se echaban sendos discursos, y después al final los alumnos hacían una representación teatral.

A fin de año, el salón de actos se utilizaba para la clausura en la que se despedía a la Promoción de turno. El Hno director echaba su discurso, analizando todo el desarrollo del año escolar y deseando muchos éxitos en la vida, a los alumnos que terminaban de estudiar en el colegio. Seguidamente se repartían los Premios a los alumnos que lo merecían por su constante y brillante trabajo durante el año. A este acto, el más importante del curso escolar, estaban invitados todos los padres de familia.                          

El arequipeño profesor Raúl Gómez Muñoz, nos enseño de todo, iniciación técnica, dibujo, Educación Cívica  y no se cuantas cosas más, fue otro de los que marco nuestras vidas, apenas se le sentía, hablaba muy despacio, pero muy bien. Persona muy educada y buena gente, hoy ya jubilado y muy mayor, vive en la ciudad blanca, en compañía de su familia.  Hace poco por intermedio de una persona que venía de allí, me escribió una carta muy cariñosa y  me envió un regalo.
Con el transcurso de los años 50 -51  se logró adquirir el local contiguo, donde funcionaba el canódromo de Lima, y se convirtió en el Estadio del Colegio o velódromo (como lo llamábamos nosotros). Debajo de la Tribuna se construyeron las clases de  Primero de Primaria A – con el Hno. Antonio y Primero B, con el profesor Robles. El Hno Antonio nos daba clase de religión, años después fue trasladado a Editorial Bruño y hoy reside en la blanca ciudad del Misti.
En el segundo piso construyo el comedor de los hermanos que se utilizaban los primeros viernes para tomar el desayuno los que habían comulgado. En el tercer piso de ese mismo edificio, funcionaban las oficinas de la Asociación de exalumnos.  En el velódromo se empezaron a dar las clases de Educación física, a cargo del los profesores Saldarriaga, que tenía un gran bigote y Torres que era pequeño y “pelado”,  e Instrucción Pre militar, que normalmente nos enseño desde primero de media a quinto  el papá de Tuesta.
En las épocas de fiestas en el colegio, se ampliaron los kioscos de las verbenas, y se comenzaron a realizaban los campeonatos de Básquet   y los  I Juegos Olímpicos dentro del colegio, dirigidos por el Hno. Emilio. Algunas veces vimos evolucionar en sus entrenamientos a Alberto Terry, exalumno de nuestro colegio y jugador por aquel entonces del Universitario de Deportes, también en el campo del velódromo solía entrenarse el equipo del Deportivo Municipal. 
Los domingos por la tarde, en sus ratos de recreo los hermanos solían jugar  en el kenel ó frontón a la pelota Vasca, y algunas veces también, algún profesor era incluido en el equipo.
Otros profesores de secundaria que me afloran al subconsciente, son los profesores, Idelfonso Peredes, también de Arequipa, un gran pintor, quien dejó en el colegio grandes muestras de su arte, el odontólogo y profesor Dr. Jáuregui quien nos enseño el curso de Historia del Perú: quien decía: “Los oropeos vinieron con sus barcos de Oropa” y el profesor y doctor en derecho Rojas, quien nos enseño en quinto de media Economía Política, y nos obligaba ha hacer los cuados sinópticos de todas las lecciones, creo que así fuimos aprendiendo siempre algo más sobre la economía. El profesor Guardamino, era bajito y siempre llevaba un traje impecable y su corbata haciendo juego, nos enseñaba geografía del Perú y del Mundo que todos entendíamos por la manera tan sencilla de explicarla. 
Cuando estábamos en quinto de media, eI 20 de agosto de 1960 se consagró con toda solemnidad la hermosa iglesia dedicada a San Juan Bautista de La Salle, la misma que cuenta con un gran salón (salón Marfil), que sirve para toda clase de actividades, donde todavía, creo que se hacen los almuerzos de los exalumnos el día los 30 de agosto
Esta obra se debe al tesón del Hermano Hipólito Bartolomé y del Hermano Director Ludovico María. La consagración de la Iglesia estuvo a cargo del futuro Cardenal Juan Landázuri Ricketts, Arzobispo de Lima y Primado del Perú, con la presencia del Presidente de la República Doctor Manuel Prado Ugarteche y su esposa.

Por aquellos años, los exámenes finales, se tomaban en el colegio, con la asistencia de un profesor que era enviado por el Ministerio de Educación y que casi siempre correspondía a la Unidad Escolar más cercana. Durante todo el mes de diciembre a las dos y media de la tarde, entrábamos todos nerviosos a dar el examen final, teníamos una hora para responder las preguntas, ante la presencia de ese profesor quien era el presidente del jurado. Había algunos profesores que eran temibles como aquel de matemáticas, que se llamaba Juan de Dios (el apellido no lo recuerdo)  y que era profesor del colegio Guadalupe.
Al terminar teníamos que esperar en el patio a que el jurado corrigiera el examen escrito, para ver quienes tenían que ir al oral. Una vez conocidos los nombres de los que tenían que dar el examen oral, - algunos iban a todos los orales-, los demás se retiraban a sus casas a estudiar la próxima asignatura. Al finalizar el examen los miembros del jurado eran agasajados con un ovíparo lonche, que podía terminar a las ocho de la noche. Después de esto los jurados, firmaban las actas y se daba por finalizado el acto.    
He dejado para el final a un profesor del que se podría escribir todo un libro. Ha educado a muchas promociones y hasta generaciones, sus sabias enseñanzas han dejado huella en casi todos sus alumnos, y siempre estará presente en nuestra mente. Creo que no hay día en que no nos acordemos de Germán Peinador, más conocido como Hno. Alberto, de origen palentino (Palencia), aunque el siempre dice  que es Arequipa, tal vez lo diga para tener conforme al blanco Misti y que no se subleve. El nos dio clase de  psicología en cuarto de media y fue nuestro titular en quinto de media, donde impartió el curso de Filosofía y moral. Sus clases eran magistrales, y siempre se dirigía a nosotros como Sr. fulano o Sr. zutano ó Sr. mengano. Esto empezó a marcar nuestras vidas, nos enseño a que cuando dejáramos las aulas del colegio tendríamos que enfrentarnos a algo distinto y diferente en la vida, ahí ya no valdrá, ni el Hno director ni el Hno Alberto, ni ninguno del colegio. Como dice él, “ya éramos unos hombres, hechos y derechos…”.
Sus clases eran de reflexión, y en las mismas nos obligaban a pensar y nos exigía a estudiar un tema. Cierto día de clase, me toco exponer un teme libre, escogí una cuestión que estaba de moda por aquellos días, las pandillas juveniles o los rocanrroleros. Yo me incline por este último (aún después de cincuenta años, guardo, lo que escribí y dije), antes de subir a exponer, le dije a Chingolo Rocha, que al final, para animar a los demás a que preguntaran, rompiera fuegos él. Creo que el hermano Alberto se dio cuenta de esta jugada, y se lo comentó a Chingolo. Años después observe como los mismos conferenciantes o ponentes en los congresos, piden a sus mismos compañeros que apoyen o empiecen preguntando ellos. Como se puede ver, sin saberlo, yo ya me había adelantado a ello.
A finales de 1960, continuando con las mejoras, se inauguró el nuevo pabellón para la Sección Primaria contando con la colaboración de las Religiosas Franciscanas de Nuestra Señora del Buen Consejo quienes se hicieron cargo de las secciones infantiles y otros servicios del Colegio.
RECORDAR ES VOLVER A VIVIR !!!  Te acuerdas de...

1.- Aquel tiempo, cuando las decisiones importantes se tomaban con un infalible De tin marin.. de do pingüé?....

2.- Cuando se podían detener las cosas que se complicaban con un firme...
     "Chepi!... Chepi!..."  
 
3.- Y los errores se arreglaban diciendo... 'No vale, de nuevo... de nuevo...'

4.- Tener dinero significaba poder comprarte frunas o chizitos en el recreo para ti y tus amigos...

5.- Jugar mundo o a las escondidas, podía mantenernos felizmente ocupados durante toda una tarde...

6. Para ayudar a los amigos bastaba con un grito: " Ampay me salvo con todos mis compañeros vivos o muertos!"

7.- El último en llegar es burro!... Era lo único que nos hacía correr como locos hasta que el corazón se nos salía del pecho.

8.- Los globos de agua eran...  la más moderna, poderosa y eficiente arma que jamás se había inventado...

9.- Cuando sacarse un 20 era el mayor de los logros y ganarse un helado era...  la mejor recompensa de los padres

10.- Y quitarle las rueditas pequeñas a la bici significaba  un gran paso en tu vida....

11.- Cuando el negocio del siglo era cambiar las figuritas repetidas por la que hacía tanto tiempo que buscabas...

12.- Y el mayor stress en el mundo era el examen de Mateeeeee y fíiiiiiiiisica!!!

Todas estas simples cosas nos hacían felices, no necesitábamos nada más... todo era posible en nuestras mentes, la única limitación era si papá y mamá daban permiso!!!

Las lágrimas que derramabas eran por un raspón en la rodilla, los pleitos con los amigos que se olvidaban con el siguiente cumpleaños, la ropa no importaba, la marca mucho menos, podíamos correr y correr y seguir corriendo sin perder el aliento, y no había mayor placer que disfrutar a solas una barra de Sublime o Sorrento...

Si puedes recordar la mayoría de estas cosas y has sonreído... entonces significa que has tenido una infancia feliz y que todavía queda dentro de ti algo del niño que fuiste no hace tanto tiempo.

Hey, hey, hey espera ....por cierto...

¡Pásala sino ya no me junto contigo! Je,je, je...!!!
El encargado de la campana, Sr. Del Valle, ya ha salido de clase para anunciar con su toque de macillo que las clases del día han terminado.
En nuestros años de colegio nos enseñaron muchos  hermanos y profesores, algunos de cuyos nombres escapan ya de nuestra memoria, pero va para todos ellos nuestro recuerdo más cariñoso.
Oviedo, junio, 2010

7 comentarios:

  1. Hermosa crónica, mis más sinceras felicitaciones.

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  2. Que hermoso recuerdo de nuestro querido colegio La Salle de Lima !!!

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  3. LO RECUERDO MUY BIEN TODO CON ALEGRÍA Y NOSTALGIA A LA VES,,,, PERO YO RECUERDO TAMBIÉN QUE UNA DE LAS PELÍCULAS QUE NOS PASARON EN EL TEATRO UNA MAÑANA DE ESAS INOLVIDABLES FUE LA GUERRA DE LOS MUNDOS,,, PERO LA ANTIGUA CREÓ DE LOS 50S,,,CON CONTENIDO RELIGIOSO,, Y MARCO MI PASIÓN POR ESTOS CASOS DE LOS OVNIS QE SON REALES,, AVISTAMIENTOS MÁS FRECUENTES CADA DÍA,,, BUENO CHAU AMIGOS LASALLANOS,,,NO DEJEN DE ESCUCHAR EN MI FACE,, VIBRACIONES HASTA PRONTO,,, SOY CESAR ARANEDA

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  4. CONT,,, LE FALTO MENSIONAR AL PROFESOR PESO,,, DE EDUCACIÓN FÍSICA,,, UNPROFE ALEGRE BAJITO DE ESTATURA PERO MUY PROFESIONAL,,, A MI ME ESCOGIÓ SIEMPRE PARÁ FÚTBOL, CARRERA 100 METROS,, Y CORRÍA Y LOGRE 10.9 MTS,, TAMBIÉN DESTAQUE EN JABALINA 34 METROS,,, LINDOS RECUERDOS Y GRANDES LOGROS. MI PASIÓN EL SMOOTH JAZZ,, MIS PROGRAMAS DOMINGOS Y SÁBADOS DE JAZZ EN ANTENA1 Y VIBRACIONES EN CPN RADIO ME HICIERON CONFIRMAR LA PASIÓN POR ESTA MÚSICA,,, 20 AL AIRE LO CONFIRMAN,, PERO COMO LA CULTURA CHICHA SE APODERÓ DE LIMA,,, LA RADIO PRÁCTICAMENTE NO DIFUNDE BUENA MÚSICA DE ESTE TIPO,,,LOS INVITO A SEGUIR CONMIGO EL RASTRO DE LAS ESTRELLAS DE LA NUEVA GENERACIÓN DEL JAZZ LES GUSTARA,,, AHORA EN FACE CESAR ARANEDA,,,, LOS ESPERO

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  5. consulta: en que radio y que dia/hora pasan el programa de Jazz de Cesar Araneda?

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  6. Muchas gracias por estas gratas memorias. Soy ANTIGUO ALUMNO de LS del año 65. Me trae al recuerdo los años mas felices de mi vida y me hace recordar a las personas que junto a mis padres me dejaron ejemplos y recuerdos que no volverán. Tuve el gusto de ser cliente de la Repuestera El Sol de su papa. Tenia mi familia un auto FORD DEL 51 y era de allí donde mi padre encontraba los repuestos. Roque A. CANO PEREZ

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  7. El profesor Víctor Agusti me enseñó en el Champagnat, el año 1996 :)

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