Salgo en dirección al Centro Español en la Avenida Salaverry, al llegar, me dicen que esta a punto de realizarse una asamblea de socios, debido a que la actual Junta directiva ha puesto sus cargos a disposición de los socios. Siendo el único punto del orden tratar sobre la grave situación del Centro.
En su día, la Casa de España y los Españoles de la Tercera edad Residentes en el Perú, determinaron por un acuerdo de sus respectivos organismos integrarse en una única asociación que, de conformidad con el Código Civil peruano, será de carácter civil, sin finalidad lucrativa para sus socios, apolítica y aconfesional, denominándose en adelante “Centro Español del Perú”.
Los objetivos principales que orientan el quehacer del Centro Español del Perú, son el ejercicio de la confraternidad solidaria entre los socios, además de la promoción y acatamiento de principios y valores democráticos. Teniendo por meta, la agrupación de los españoles residentes y la de los peruanos. El Centro tiene también como finalidad la integración de los españoles residentes en el Perú y los peruanos. Organizando espacios de participación, opinión y actuación en los campos de la cultura, recreación, asistencia y bienestar de sus asociados.
Fortalecer y estrechar los vínculos y nexos de los socios en particular y españoles en general, individual y colectivamente, con España y sus instituciones, velando siempre por sus intereses.
Promover el fortalecimiento de las relaciones y el intercambio entre los pueblos de España y Perú, en la perspectiva de lograr un conocimiento reciproco de las realidades de ambos, y el mejor entendimiento posible, coadyuvando a una mayor y mejor integración de los pueblos.
Promover y promocionar siempre, como valores esenciales de conducta y comportamiento, la solidaridad con tolerancia, el diálogo y amplia participación, basada en el derecho a la discrepancia, la decisión de las mayorías y la toma en consideración de las opiniones minoritarias.
El Centro Español del Perú, cuenta en la actualidad con 1,800 socios, de los cuales sólo 170 están al día en sus pagos, por lo que se tiene que la Institución no puede desarrollarse ni crecer debido al problema económico que vive el país, y que afecta a sus miembros. La vida en la capital es muy cara y los ingresos son muy bajos y para la mayoría de la ciudadanía apenas cubre las necesidades económicas de sus familias.
El origen de esta situación se aprecia en el régimen del presidente Alan García Pérez quien demagógicamente enrumbó al país hacia su deterioro económico y financiero dilapidando las pocas reservas existentes y destruyendo el sistema de captación de recursos fiscales; por lo que la crisis económica y financiera se corrigió con el presidente Alberto Fujimori Fujimori quien dio una serie de medidas económicas y financieras muy drásticas e inició un programa de recuperación de respeto hacia la autoridad y se enfrentó a los grupos terroristas existentes en el país.
Posteriormente, en el siguiente régimen presidencial de dicha persona reelegida, inició un programa de privatización de las empresas de servicios públicos, v.g. Compañía de Teléfonos, empresas eléctricas, etc. y liquidó a otras como la Compañía Peruana de Vapores, entre otras y aplicando un régimen económico neoliberal que en lugar de corregir las distorsiones económicas las desarrolló, profundizando así las diferencias entre los ciudadanos, es decir los más poderosos adquirieron más poder y la mayoría - profesionales, técnicos, etc. – se convirtieron en más pobres, agudizando más la crisis con un proceso agudo de desocupación laboral, aumento de la delincuencia con características terroristas y sin una planificación nacional a largo plazo debido a la desaparición del Instituto Nacional de Planificación.
En la actualidad, la pensión de un jubilado es de 250 nuevos soles, que equivale a 80 dólares, es decir, la astronómica suma de 2.70 dólares diarios. La cesta familiar está en el orden de 1.500 nuevos soles mensuales que equivale a 430 dólares. Como se aprecia, es un milagro la supervivencia de la persona y más aún de la familia. Aunque los asociados solo pagan 10 dólares al mes, la mayoría se ven en dificultades para honrar sus cuotas, las que fueron aumentando a medida que disminuían sus ingresos, dando lugar a que la tesorería del Centro se encuentre en falencia económica y financiera por la falta de recursos financieros para cumplir con sus obligaciones.
Hay que destacar que en la actualidad la mayoría de los socios son jubilados y que de acuerdo con el art. 99 de los Estatutos del Centro que dice:: “Los socios jubilados, mayores de sesenta años, y que haya cesado en su actividad laboral, podrán a propuesta del Consejo Directivo de la Sección de la Tercera Edad, ser exonerados de la cuota, con la aprobación del Consejo Directivo Central del Centro Español del Perú...” en el siguiente párrafo dice: “...Igualmente los socios que hayan cotizado de manera ininterrumpida durante un período superior a los treinta años, podrán a su solicitud, ser exonerados de la cuota...”.
De acuerdo a esta realidad social, la Asamblea de Socios modificó el Estatuto Social de la Institución; pero hay personas que no aceptan la decisión adoptada por la Asamblea y se niegan a reconocer que viven ad portas del siglo XXI. Dichas personas deben comprender que el mundo esta pasando por una gran revolución tecnológica globalizada de consecuencias impredecibles y que debemos enfrentarnos inteligente y cautelosamente con la finalidad de no ser destruidos en el partidor de esta carrera.
Ante esta situación, no puedo comprender las razones por las cuales las actas con las nuevas normas modificadas de los estatutos – debidamente aprobadas en Asamblea - no fueron remitidas al notario para iniciar la inscripción en los Registros Públicos.
Apreciaría que las autoridades encargadas de dar trámite a lo dispuesto por la Asamblea de Socios regularicen esta situación ilegal y pueda convocarse a la elección de la nueva Junta Directiva y evitar la anarquía del Centro Español.
Me atrevo a indicar que hay otro problema muy urgente y grave, que es la integración de los hijos de los socios al Centro. El Centro no les ofrece atractivo alguno y aparentemente no existe interés por parte de la Junta Directiva para captarlos. Aunque el local de la Institución actualmente cuenta con amplios y confortables salones donde reunirse. Esta situación no llama la atención a la juventud, hijos y nietos de españoles. Pienso que el Centro podría captar su interés, volviendo a reflotar el antiguo Circulo Juvenil que existía hace algunos años, mediante la realización de actividades culturales, deportivas y sociales. Pero, nadie hace nada por captarlos como socios de la Institución. Cuando en alguna ocasión se les quiso integrar dentro del Centro, estos intentos fracasaron, porque a un sector de socios siempre les incomodó.
Es muy lamentable, que de alguna forma no se hallan aprovechados bien los siete mil metros cuadrados del actual Centro Español en los cuales podría haber una zona dedicada a la juventud. La única forma de evitar esto, es modificando sustancialmente los usos, normas y costumbres, en forma tal, que la juventud encuentre alicientes suficientes para asistir o asociarse como miembros al Centro Español. Al parecer, según me he podido informar, hay socios que son muy aficionados a los juegos de azar y sólo desean que el Centro funcione como un casino, para sus intereses y conveniencias.
Como recomendación, es imperativa la necesidad que el gobierno español incentive la creación, desarrollo y apoyo a los Centros Españoles en el Mundo, especialmente en América a través de sus Embajadas, Consulados y Empresas domiciliadas fuera de España, fomentando el respeto, la difusión y el amor hacia la Madre Patria por parte de los emigrantes y sus hijos; desarrollando actividades culturales y sociales, amplias becas de estudios universitarios y de especialización en las diversas Universidades de la Península y apoyo laboral sin limitaciones de edad a los miembros que lo soliciten, supervisando su gestión mediante auditorías administrativas.
Si no se tiene en cuenta lo anteriormente expuesto especialmente la recomendación, nos exponemos a la desaparición de esta noble y única Institución que agrupa a la gran colonia española, sobre todo en el Perú. Por lo tanto, es hora de poner en marcha este Proyecto y recurriendo a las palabras del gran poeta peruano César Vallejo, les digo: “Hay hermanos muchísimo que hacer”. ¡POR LO TANTO, EMPECEMOS!.
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