Cuando en septiembre 1980, hace 30 años Graciano García  puso en marcha nuestra Fundación que concede los Premios Príncipe de Asturias,  una realidad, que como si se tratara de un milagro, convierte a Oviedo -la  capital del Principado- en una referencia universal, que es consecuencia del  tesón, de la prodigiosa imaginación de Graciano García, un hombre alto,  vigoroso, siempre sonriente, cordial, inteligente, generoso, prudente y amigo de  sus amigos.
Asturias, no es tierra fácil para los naturales con  buenas ideas, que, además son capaces, contra viento y marea –mucho viento y  mucha marea- de sacarlas adelante. Es él quien ha conseguido durante todos estos  años reunir tanto talento sobre el escenario del Teatro Campoamor –teatro  principal de Oviedo, donde se entregan los Premios Príncipe de Asturias, en  presencia de S.A.R. Felipe de Borbón.     
Los objetivos de la Fundación son consolidar los  vínculos existentes entre el Principado y el Príncipe de Asturias y contribuir a  la exaltación  y promoción de cuantos  valores científicos, culturales y humanísticos son patrimonio  universal.
Hay otras personas que debemos de mencionar y que son los  puntales de este gran edificio que es la Fundación, ellos son Pedro Masaveu,  un hombre que supo darle todo el apoyo para que saliera adelante el gran  proyecto de Graciano, y apostó todo por la institución. Otro hombre importante a  quien la  Fundación le debe mucho, es al asturiano Sabino Fernández  Campo, secretario de la casa de S.M. el Rey, quien desde su puesto siempre apoyo  la idea de la  Fundación y los Premios, que era buenos para el Principado. Le  sigue por orden de importancia, el empresario mexicano Placido Arango Arias,  quien fue el segundo presidente de la Institución, y cogió la posta que  le -dejó su antecesor Pedro Masaveu- quien siguió ampliando la cobertura de los  premios. En la actualidad dirige los destinos de la Fundación José Ramón Álvarez  Rendueles, con él se han abierto las fronteras en el campo internacional.  
Anthony Giddens, premio Príncipe de Asturias de  Ciencias Sociales, 2002,  ha dicho sobre la emocionante  jornada vivida entre nosotros “Es el acto  cultural más importante del mundo; superior incluso, a la entrega de los Nóbel,  mucho más fría y, además, sin la participación y el calor con que la apoyan  desde la calle...”. La entrega de los Premios ha sido calificada como la  ceremonia cultural más importante del mundo.
Su gran hallazgo fue haber inventado la Fundación  Príncipe de Asturias, con la que lleva el nombre de Asturias  por todo el mundo, circunstancia que ha permitido abrir miles de puertas en  todos los rincones del mundo. Ha conseguido con los Premios Príncipe de Asturias  algo que hace unos años nadie se hubiera atrevido siquiera a insinuar, porque le  hubieran tenido por loco, que es proyectar su sombra, cada día más próxima e  intensa, tenidos por la cima del reconocimiento universal al merito de las  ciencias, las artes, las letras y los valores de la paz y la solidaridad.    
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