(Articulo publicado en la Nueva España de Oviedo)
Para el presidente del Perú, Dr. Alan García Pérez, el departamento de Madre de Dios se ha convertido en un apetitoso manjar. Cree que esa selvática región es su patrimonio: a cinco meses de irse de Palacio, está empeñado en venderla al Brasil y a las corporaciones extranjeras. No sólo Madre de Dios sino también parte de los departamentos de Puno y Cuzco. Para ejecutar su plan está llegando a la osadía de usar un tema tan sensible como la ecología con la ayuda del autor de la matanza de vicuñas de Pampa Galeras: Antonio Brack.
Alan García y Antonio Brack pretenden sacar a todos los mineros artesanales peruanos de Madre de Dios para entregar buena parte de esa región al nuevo imperio del Brasil, dentro del plan de invasión carioca denominado IIRSA. Uno los proyectos de ese plan es el Proyecto de la Hidroeléctrica Inambari.
La construcción de la Central Hidroeléctrica del Inambari, que servirá para mover la industria del Brasil, causará al principio la expulsión de aproximadamente ocho mil nativos a causa de la inundación, por lo cual 65 centros poblados de los departamentos de Madre de Dios, Puno y Cusco deberán ser reubicados. Se deforestará más 300,000 hectáreas , sobre todo a causa de la migración de la población a otros lugares de la misma región; la destrucción de la biodiversidad del área y la severa alteración de los sistemas acuáticos aguas abajo y aguas arriba.
Además, en el acuerdo con Brasil existen otros cuatro centrales hidroeléctricas y varios proyectos de la gran minería en la selva que desaparecerán casi 1,5 millones de hectáreas de bosques, puestos al descubierto por especialistas de oenegés como Pronaturaleza y SPDA).
Antonio Brack, el ministro del Ambiente, se ha convertido en jefe de una mafia de traficantes de bosques de la selva peruana con la ayuda de Alan GarCIA. En este momento viene entregando las tierras de los nativos a corporaciones extranjeras para que negocien con los bonos de carbono.
Brack es promotor del Programa para la Reducción de Emisiones por la Deforestación y la Degradación de los Bosques (REDD), un plan creado por el Banco Mundial, uno más de una larga lista de planes que dicho banco usa para controlar a los países en desarrollo.
“REED es según Anne Petermann, miembro del Proyecto Ecológico para la Justicia Global , un programa impulsado por Estados Unidos para evadir su responsabilidad y la de los países industrializados en las emisiones desde el origen que tienen sus industrias. Así, países y compañías ya tienen un argumento para seguir contaminando mientras alegan que están protegiendo los bosques en alguna parte del mundo y que eso supuestamente absorberá el carbono que ellos emiten en forma criminal a la atmósfera”, dice Amy Goodman (Democracy Now) en un reciente artículo.
“Desafortunadamente –alega Petermann-, no existe en absoluto ninguna explicación científica creíble que respalde esta noción de compensación. Entonces lo que sucederá es que como no se reduce la contaminación, es decir las emisiones de carbono en su origen, el calentamiento global continuará e inevitablemente perjudicará, destruirá y finalmente eliminará completamente los bosques, si el calentamiento global no se detiene. El problema con el plan de REDD en general es que no aborda las verdaderas causas de la deforestación ni ofrece garantías a las comunidades indígenas y, por lo tanto, no va a resolver el problema”.
¿En qué consiste el plan de REDD?: una multinacional, llámese Shell u otra, en lugar de reducir sus propias emisiones, se apodera con la ayuda de Brack y Alan García de bosques en Madre de Dios, Ucayali o Loreto aduciendo que de ese modo protegerá el carbono en ese bosque, lo que supuestamente compensará el carbono que emite a la atmósfera. Sin embargo, para que el carbono de esa área no sea alterado, nadie debe usarla ni como refugio, ni como leña, ni nada por el estilo. Eso significa, en la práctica, la expulsión o desplazamiento de numerosas comunidades indígenas.
El problema de fondo es que, aunque se recurra a estos extremos en nombre del medio ambiente, la contaminación y el calentamiento global no se van a reducir si los países industrializados siguen emitiendo sus mortíferos cuescos al aire. Esta es una viveza de las compañías transnacionales porque les es más barato comprar un bosque en algún lugar del planeta, sobornando a ministros y presidentes, marginando a las oenegés ambientalistas; y más caro reducir sus emisiones desde su origen.
Por eso Brack, en vez de pedir que las compañías transnacionales solucionen sus problemas en sus países de origen, ha trasladado el problema a nuestro país a cambio de millones de coimas (faenones), quebrando la armonía en los pueblos de la selva peruana. Brack es el mayor promotor de la contaminación mundial al proteger las espaldas de los destructores de los bosques del mundo, las corporaciones de la industria, y pretende desplazar de sus lugares de origen a la gente que ha protegido y conservado tradicionalmente los bosques toda su vida: los nativos.
El sábado19 de febrero, miles de soldados y policías armados escoltaron a dos ministros (agentes extranjeros, ya lo demostraremos en su momento) a destruir las dragas de los mineros artesanales peruanos en Madre de Dios, enfrentándose como en una guerra a todo un pueblo al amparo del Decreto de Urgencia 012-2010 (inconstitucional).
La minería en Madre de Dios representa el 36.4% del Producto Bruto Interno, no hay otra actividad económica generada por el gobierno que siquiera llegue al 2%. La minería da trabajo a 30 mil peruanos en lugares donde el Gobierno nunca le importó promover o invertir un solo centro laboral. Una zona olvidada por atención del gobierno que tiene hasta la actualidad más de 50 mil casos de dengue.
Brack, el mayor promotor de la contaminación mundial, no ha podido demostrar con análisis de aire y agua si las dragas contaminan el medio ambiente. Pasando la frontera, las dragas brasileñas trabajan recuperando el oro que el río arrastra desde el Perú. ¿Brack, al quemar las dragas de peruanos, quiere que el oro peruano siga siendo extraído por los brasileños al otro lado de la frontera?
Por ese motivo, el histórico pueblo de Madre de Dios comenzará un paro indefinido hasta la caída del régimen, esperando la solidaridad de todos los pueblos del país y de todos los patriotas. El paro fue convocado por la Federación Minera de Madre de Dios, que viene promoviendo la formalización entre los informales.
En los últimos veinte años Fujimori, Toledo y Alan García regalaron a los extranjeros las minas, el petróleo, el gas, las hidroeléctricas, las empresas navieras, pesqueras y telefónicas, puertos, aeropuertos, ferrocarriles, barcos, AFPs, bancos, cuarteles, terrenos urbanos y tierras rurales, peajes, etcétera. Si queremos evitar que un día terminen vendiéndonos a nosotros también, entonces es hora de decirles ¡basta!
El fusil de los policías vomitó plomo contra miles de mineros artesanales desarmados en los arenales de Chala (Arequipa). Fue el 4 de abril del 2010. Testigos fueron el mar de Grau y las quemantes dunas del litoral. Testigos los canales de televisión y los periódicos que después callaron todo. La sangre de los mineros se deslizó por las calles del pueblo y aplacó la sed del desierto. Una fiscal dio la orden del fusilamiento colectivo. La fiscal recibió órdenes del carnicero de Palacio.
La huelga de los mineros comenzó semanas antes, con los preparativos. Trescientos mil trabajadores del socavón debían desplazarse a Lima, o realizar marchas pacíficas en los pueblos y ciudades cercanos. El motivo: hace un año le venían pidiendo al Gobierno un Plan Nacional de Formalización dentro de una reforma minera y al Congreso una ley que promueva la actividad minera a pequeña escala para que puedan trabajar dignamente. El precio de los minerales había alcanzado precios históricos, inmejorable oportunidad para crear fuentes de ingreso en un país donde faltaba trabajo. El Gobierno les respondió con la mecida.
En el caso de la ancestral región del Amaru Mayu (también conocida como Madre de Dios), la persecución a los mineros se debía tan sólo a los caprichos de un ministro del ambiente con intereses particulares en la zona. Alan García, con la ayuda de Brack, pretendía sacar a todos los mineros peruanos de Madre de Dios para entregar la mitad de esa región al Brasil, dentro del plan de expansión carioca denominado IIRSSA. El proyecto Inambari es parte de eso. Es ingenuo creer que aquí está en juego el medio ambiente. Está en juego el bolsillo de Alan García. Antonio Brack, responsable de la matanza de vicuñas en años anteriores, no decía una palabra cuando las grandes mineras, petroleras y empresas gasíferas mataban ríos y tierras de las comunidades nativas y campesinas.
Había también otro motivo, igual de importante, para realizar la huelga: los últimos tres presidentes (Fujimori, Toledo y Alan García) habían entregado el país entero por cuadraditos a los traficantes de denuncios o a las transnacionales, cerrando toda posibilidad de trabajo a los mineros artesanales peruanos. En otro tiempo los hacendados, los amos de las tierras agrícolas, eran visibles y caminaban por las calles del pueblo dando órdenes a todo el mundo. Los hacendados de la aldea global, los de ahora, dueños del subsuelo, eran invisibles pero manejaban los hilos de los poderes político, religioso, judicial, militar y mediático desde lejanos países, aplastando a pueblos y organizaciones opositores. Las transnacionales extraen mineral de muy pocas concesiones. La mayor cantidad de ellas las guardan como reserva para saquearlas después. Cuando los sin empleo salieron a trabajar en esas concesiones, comenzó la persecución, las palizas, los balazos y los encarcelamientos. El fin de los nuevos hacendados era expulsar a los mineros de sus labores con leyes que mandaron elaborar en “su” Congreso, o pretendían mantenerlos en pequeños guetos económicos con contratos manejados para que sean eternamente artesanales y no tengan posibilidad de crecer. Los mineros, entonces, anunciaron la fecha del inicio de la medida de fuerza.
“Habrá huelga indefinida por decisión de las bases, es responsabilidad del Gobierno solucionar nuestro problema”, declaró Carlos Amado Romero Rodríguez, presidente de la Federación Minera de Madre de Dios (FEDEMIN)
“En este país las leyes dan oportunidad a todos, menos a los peruanos”, dijo por su parte Teódulo Medina Gutiérrez, representante de la Federación Nacional de Mineros Artesanales del Perú (FENAMARPE), cuya sede se encuentra en Nazca.
Dieciocho regiones comenzaron a movilizarse. Las provincias de Tambopata, Nasca y Chala, además de la ciudad de Lima, fueron el epicentro de las marchas. Y fue en Chala donde Alan García ejecutó una de las peores matanzas de los últimos años, similar a la de Bagua. El fusilamiento comenzó cuando los mineros decían a voz en cuello:
El conteo de las víctimas arrojó un resultado escalofriante: seis mineros artesanales muertos, todos de bala, y cuarenta y ocho mineros heridos, la mayoría de bala.
Para justificar el crimen un funcionario del Gobierno dijo que la matanza “fue durante el despeje de la carretera”. Un minero le respondió: “Nosotros teníamos permiso de las autoridades para marchar en esa calle. ¿Dónde creen que íbamos a realizar la marcha? ¿En la playa?”.
Para los pobladores del lugar, la zona donde se produjo la masacre es la calle principal de Chala. Los mineros tenían permiso para marchar allí. Para el Gobierno no es calle sino Panamericana Sur. Carretera y calle, al mismo tiempo.
Alan García remató a los heridos en los hospitales. No sólo había disfrutado quitándoles media vida al quemarles las entrañas con plomo incandescente. En un acto que linda con la locura, enterado de que los mineros trabajan con explosivos, ordenó que les sometan a todos a la prueba de absorción atómica. Para decir que se balearon entre ellos.
Los muertos piden justicia desde los cementerios. Los heridos aún luchan por recobrar la salud. En el último libro, de Tankar Rau-Rau Amaru “Crónicas del socavón” (Grupo Editorial Arteidea, 2011) es, pues, para ellos. Y es para todos los mineros artesanales del país que se fueron a los bosques de la selva, a los desiertos de la costa y a los cerros de la cordillera a generar su propia fuente de trabajo.
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