viernes, 17 de enero de 2014

UNA CIUDAD ESCRITA

La ciudad la hacemos todos nosotros con nuestras acciones, desidia y creatividad, pues con ellas la intervenimos de diversos modos. Construimos áreas verdes o las desbastamos, cercamos las calles o abrimos los espacios para el encuentro. Valoramos el arte callejero como los grafitis o murales, o la saturamos de avisos publicitarios. Construimos parques  y la adornamos con juegos infantiles, o la atiborramos de cemento. La hacemos transitable, caótica, amigable o temible.

Cada ciudad tiene su historia , su ritmo, sus colores y sus olores. Por tato, llegar a una ciudad nueva  implica enfrentarnos a logicas desconocidas  que comparten sus habitantes sin siquiera  ser muy conscientes de ello. Cuando pisamos una ciudad nueva, repensamos la nuestra, pues aparecen por comparación nuestros logros y miserias.

Una iniciativa que ha llamado mucho mi atención es la que se desarrolla en la ciudad de Utrcht (Países Bajos), que consiste en intervenir los adoquines que cubren las calles de la ciudad con el fin de escribir un poema que puedan heredar las generaciones venideras.

" Tienes que empezar en algún lugar para darle al pasado el sitio que le corresponde, el presente importa cada vez menos. Cuando mas te proyectas, es mejor. Continua ahora, deja tus huellas", dicen los primeros versos del poema interminable.

Desde el 2012, todos los sábados, un albañil talla una letra de un poema que va siendo escrito -por turnos- por un conjunto de poetas de la ciudad. Se trata de una obra colectiva, pues las letras son compradas por sus habitantes, quienes hacen posible que los poetas sigan creando versos.

El utrechense que compra una letra (uno cada sábado) tiene el derecho de colocar sus iniciales en una de las caras del adoquin, junto con el numero que lo identifica, de modo que esa información sea compartida a través de una pagina wed. No solo eso: un porcentaje del costo del adoquin se destina para obras sociales.

La idea que sostiene el proyecto que comentamos es que la interminable fila de adoquines serpentee por la ciudad, generando una continuidad física y cultural entre los habitantes del presente y los que vendrán generación tras generación.

A la fecha, ya se han proyectado las calles que serán intervenidas en el mapa de la ciudad y se va reportando -ano a ano- la cifra de metros que van siendo escritos -literalmente- en las calles de la ciudad. ! Hay datos proyectados hasta el 2300.

Desde nuestra sensibilidad y temperamento limeno nos llama la atención varios matices culturales que nos diferencian de los habitantes de Utrech: la capacidad de planificar, la paciencia para ejecutar un proyecto o la iniciativa de pensar en el futuro como comunidad anclada en un espacio físico de todos, que mantiene una continuidad histórica.

Por el contrario, a nosotros, los limenos, la ciudad se nos paece  como un paisaje por l que transitamos sin reconocer claramente nuestra historia anclada en a materialidad de la ciudad: difícilmente nos reconocemos  en los vestigios arqueológicos del pasado o los monumentos del presente. Tal vez para nosotros la ciudad sea menos el espacio físico que habitamos y mucho mas los colores, olores y sabores que la pueblan y nos unen gozosos y golosos.

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