Jerónimo de Aliaga es uno de los personajes
ilustres vinculados con Villapalacios, que si bien no nació en esta localidad
pasó los últimos años de su vida en ella y fue enterrado aquí. Muy joven dejó
Segovia, su tierra natal, para hacer fortuna al otro lado del Atlántico. Se
estableció en Perú donde estuvo presente en los primeros actos en este país
tras la llegada de los españoles y desempeñó diferentes e importantes cargos
como: Veedor y Contador de su Majestad, Escribano Mayor del Perú, Alférez del
Estandarte Real en la defensa de la Ciudad de los Reyes, Secretario Mayor de la
Real Audiencia de la Ciudad de los Reyes, o Teniente Gobernador (regidor) de la
Ciudad de los Reyes, entre otros.
Se casó y tuvo varios hijos, y tras enviudar regresó a España donde contrajo
matrimonio con Juana Manrique, hija de Rodrigo Manrique, III Conde de Paredes.
Los dos se retiraron a Villapalacios donde vivieron sus últimos años de vida.
De la biografía de este
conquistador conocemos muchos de los datos de su etapa americana. Además, sus
herederos peruanos conservan la casa que el levantó sobre un oratorio indígena
hace 500 años y presumen de poseer la vivienda colonial más antigua de toda
América, además de pertenecer a la estirpe de uno de los personajes más
ilustres de la historia peruana. Tras su regreso a España su biografía se
desvanece y permanece casi olvidada. Actualmente en Villapalacios, su nombre
sólo es conocido por unos cuantos, pues apenas se conocen cuatro datos sobre
los últimos años de Jerónimo de Aliaga, por lo que son muchas las preguntas y
muy pocas las respuestas que tenemos sobre la biografía de Jerónimo Aliaga tras
su regreso a España.
En 1508, Jerónimo Aliaga nace en la collación de San Llorente, Segovia. Sus padres eran
Juan de Aliaga y Francisca Ramírez. Los dos están enterrados en esta localidad
natal de Segovia. Según el primer testamento de Jerónimo, este matrimonio tuvo
cinco hijos: Lorenzo de Aliaga, Alonso Ramírez, María de Aliaga y Catalina
Ramírez, además de nuestro protagonista.
1529
A los 21 años ya se encuentra en la actual Panamá, en concreto a las provincias
y reinos de Tierra Firme, llamada Castilla del Oro, según los datos aportados
por testigos en un interrogatorio celebrado en 1549, que afirman “podrá haber
veinteaños”, o “lo conozco a el dicho Capitán Gerónimo de Aliaga de diez y ocho
años a esta parte”. Estuvo en la conquista y pacificación de las provincias del
golfo de San Miguel y del río del Suegro con el capitán Pedro Gonzalo de los
Ríos, durante los seis meses que duró esta operación. Con el capitán Fernando
de la Serna participó en la conquista y pacificación de Totanaga, capturando en
persona al cacique principal de la provincia, punto que no coincide con el
testimonio de todos los testigos. Blas de Atienza, que en 1549 tiene unos 60
años y es alcalde ordinario de Trujillo, afirma que estando hace 19 o 20 años
en Panamá llegó Jerónimo de Aliaga desde España. El mismo Blas de Atienza
afirma que en ese año Aliaga le preguntó qué era necesario para participar en
una expedición. Atienza le escribió una memoria de las cosas necesarias, que
Aliaga compró.
Algunos de los testigos afirman
que la conquista se hacía en canoas por los ríos, y cuando iban por tierra iban
a píe con sus espadas, rodelas y ballestas, llevando casi siempre a cuestas su
comida y ropa y armas, dice el testigo Hernando de Montenegro.
1530 -
1532
De Panamá pasó a las tierras de Nueva Castilla en el navío de Pedro Gregorio,
en el momento en que Francisco Pizarro estaba en la provincia de Coaque. Diego
Maldonado en 1549 afirma que estando con Pizarro en esta provincia llegaron dos
navíos con gente de socorro de Tierra Firme. Lucas Martínez Begaso, en el mismo
interrogatorio, que estando con Francisco Pizarro en Coaque, “vino el Capitán
Pedro Gregorio de Tierra Firme con socorro de gente, entre la cual vino
Gerónimo de Aliaga”. Según el mismo Aliaga llegó con “mis armas e caballo y a
mi costa e minción, sin socorro ni salario alguno de su Majestad ni de otra
persona alguna”. Por último Lucas Martínez dice que “se hallaba e trabaxaba en
lo susodicho, y en las entradas, porque era mancebo e recio e traía buen
caballo”.
Desde su llegada a Coaque,
siguió a Pizarro durante las diferentes fases de la conquista del Perú: primero
por la costa, la isla de Puna,
donde permanecieron varios meses hasta que los enfrentamientos con los indios
acabaron con la detención de Tumbala, cacique principal. De allí embarcó a la
provincia de Tumbes, pasando por
diferentes localidades, comarcas y provincias, como las del valle y río de
Pocchos y Tangarara, en la
sierra. Una vez conquistada, intentaron informarse de la tierra que había
delante, pero una vez los habitantes de estas tierras les decían que estaban
desabitadas e inhabitables y otras veces superpobladas, por lo que los
confundían. No es extraño pues que muchos de los españoles embarcaran hacia
Nicaragua asustados, tras dar sus armas y caballos para que les diesen
licencia. Esta etapa costera de la conquista culminó con la fundación de la villa
de San Miguel, en la provincia de Piura.
Desde San Miguel, y tras dejar
poblado el lugar, acompañó a Pizarro tierra adentro, hacia la provincia de Cajamarca,
donde fue apresado y asesinado el líder inca Atahualpa. De allí se pasó a la
provincia de Jauja y la ciudad de Cuzco. En todas estas acciones estuvo
presente “en todo lo cual yo el dicho Gerónimo de Aliaga me hallé e serví con
mi caballo y armas, sin que en ningún tiempo ni viaje que se hiciese dexase de
hacer lo que cualquier buen hidalgo debía de hacer”. Según los datos de la
conquista y los proporcionados por el propio Aliaga, aparte de los numerosos
enfrentamientos con los indios, se “pasaron diversos trabaxos de ser y hambre y
dolencias y de otras necesidades de las cuales muchos morían en el camino”. En
efecto fueron muchas las enfermedades que los españoles sufrieron como el
paludismo, las bubas, la fiebre verrugosa, eruptiva, etcétera. Aunque no pocas
las que contagiaron a los habitantes naturales de estas tierras y que diezmaron
la población enormemente.
Aliaga firma una orden en
Túmbes como escribano de su majestad por mandato del gobernador a Hernando de
Soto para abrir información sobre el proceder de Alonso Riquelme y su
negligencia en la custodia de los navíos reales.
1533 / 1534
El 15 de diciembre de 1533 comienza la fundición de todo el oro y la plata que
se halló en el Cuzco y de cuanto se había reunido desde la salida de Cajamarca.
Se escogió una casa en la plaza de Rimacpampa y se pregonó la fundición para
que todos los que tuviesen oro y plata lo depositasen. En ese momento se nombra
a Jerónimo de Aliaga con el cargo de Veedor,
“como persona de confianza e toda fidelidad... e puso en su poder y guarda todo
el oro e plata e piedras de valor que allí se tomaron, para que dello su
Magestad hubiese sus quintos reales”, a Antonio Navarro contador, a Pedro
Sancho escribano y a Pedro de Candía se le encarga hacer las marcas de las
barras. La fundición acabó en marzo de 1534. El oro obtenido del Cuzco fue mas
cuantioso que el de Cajamarca. Un total de "700.113.880 pesos iguales a
588.266 pesos de oro de 450 maravedíes, 164.558 marcos de plata buena y 63.752
marcos de plata mala". A Aliaga le correspondieron 339 marcos plata y
8.888 pesos de oro. Hubo problemas en el reparto por el tanto por ciento que le
tocaba a la Corona.
El 15 de diciembre de 1533 fue
nombrado Veedor en Cuzco, y el 27 de junio de 1534 Escribano
de su Majestad.
El 23 de marzo de 1534 Pizarro
fundó la ciudad de Cuzco (entre el 20 y el 23 de agosto de 1535 Jerónimo de
Aliaga entregó al obispo Berlanga una escritura del Cabildo de la ciudad del
Cuzco hecho el 4 de agosto de 1534 (CDIA, X, 247–248).
Participa en la batalla frente
a Quizquiz, capital del líder inca Atabalipa, que en la provincia
de Tambo se
resistía a los españoles. Pizarro mandó allí al capitán Reyna con gente de su
confianza, entre ellos Jerónimo de Aliaga.
En Cuzco hubo discordias entre
Diego Almagro y Gonzalo Pizarro, hermano del líder de los españoles, con motivo
de si tenían que avanzar hacia Chile o no. Francisco Pizarro se traslada a esta
ciudad con 20 hombres a caballo y puso orden, uno de ellos era Aliaga.
El 11 de agosto de 1534 Aliaga
recibe tierras e indios en propiedad, en concreto la encomienda de Chuquiracua,
en la provincia de Andahuaylas o Huaylas. (Una parte para él y la
otra mitad para Sebastián de Torres).
1535
Por ausencia del Contador Antonio Navarro, tras volver a España, fue nombrado
por Pizarro y sus oficiales Contador de su Majestad en la provincias de Nueva Castilla,
cargo que junto al de Veedor sigue desempeñando el 12 de febrero de 1535,
cuando en presencia de Joan Tello, alcalde ordinario de la Ciudad de los Reyes,
Lima, y en presencia de Domingo de la Casa, escribano del rey y del consejo de
la ciudad, se presenta con testigos diciendo que
“a mi me conviene hacer cierta
información para la llevar o enviar ante su Majestad, para que le conste de los
mucho que yo he servido e trabaxado en la conquista e pacificación destos
reynos en su servicio”.
Varias veces se produce esta
presencia ante las autoridades para que tomen nota de las acciones de Jerónimo
de Aliaga. Es esta una práctica normal, según nos dice el historiador Urteaga,
entre los conquistadores que querían dejar constancia de su buen hacer en la
conquista, su lealtad, disciplina, buenas costumbres, su valor y arrojo.
Mediante una serie de preguntas que contestaban testigos presentados por el
propio interesado, se narraban sus actos. Urteaga ha estudiado las
informaciones realizadas en 1535, 1539, 1549, con respecto a Aliaga. El primero
de los testigos presentados por él fue el mismo Fracisco Pizarro, gobernador y
capitán general por su Majestad en las provincias de Nueva Castilla. Según dijo
Pizarro, conoce a Jerónimo desde hacía cinco años (1530): “de vista y habla e
conversación”. La declaración la realiza el 12 de abril de 1535.
Tras la fundación de la Ciudad
de los Reyes, actual Lima, el 18 de enero de 1535, Pizarro entrega a Aliaga un
solar para que construya su casa sobre el oratorio de Taulichusco, el último
cacique inca del valle del Rímac. En la actualidad siguen viviendo sus
descendientes, 16 generaciones después, que conservan muebles originales y
objetos, como la espada del capitán fabricada en Solingen, que estuvo en manos
de una familia chilena pero luego donó a la familia. El mismo Aliaga afirma:
“al tiempo que el Señor
Gobernador hizo el repartimiento general de los indios en estas provincias me
dio e señaló mi Repartimiento, y al tiempo que fundó esta ciudad de los Reyes
me señaló mi solar, a donde al presente yo vivo e tengo mi casa proveida como
persona de honra”.
El Obispo Berlanga hizo
en 1535 una pesquisa entre algunos vecinos de la Ciudad de los Reyes para saber
si en el repartimiento de los territorios se había reservado la parte que le
correspondía a la Corona. El interrogatorio se inició el 20 de agosto de 1535 y
terminó el 25 de octubre de 1535. Las personas consultadas para saber si se
habían realizado reservas en Los Reyes, Harenuso, Trujillo y Callao fueron:
Pedro Díaz fundidor, Gregorio Sotelo, Jerónimo de Aliaga, Antonio Téllez de
Guzmán, Pedro Bueno, Hernando de Soto, Gonzalo Hernández, clérigo, Luis de
Moscoso, Juan de Salinas y Neri Franciso.
1536
El líder Manco Inca II se sublevó poniendo en peligro la
dominación y conquista de los de Pizarro en Perú. El levantamiento fue general
en todo el territorio. Las crónicas españolas hablan de 30.000 indígenas, por
lo que sorprendió a los españoles en general. El sitio de Cuzco inmovilizó a
cerca de 200 españoles acantonados en la ciudad imperial, poniendo en situación
extrema a los hermanos de Pizarro.
Éste envía al capitán Pedro de
Cámera, con 18 o 20 hombres a caballo para saber las intenciones. Dos de ellos
fueron Nicolás de Rivera, testigo en 1539 y Jerónimo de Aliaga. En este
alzamiento fue Alférez Mayor
del estandarte Real de su Majestad en la batalla final celebrada el 13 de
septiembre de 1536. Según alguno de los testigos, como Rivera, en esa jornada:
“sirvió el dicho a su Majestad muy bien en el dicho reencuentro, matando muchos
indios y socorriendo a xptianos”, otro testigo afirma que “vió a el dicho Geronimo
de Aliaga pelear muy bien y matar indios”. En el interrogatorio de 1549, sin
embargo, se habla de tomar de los indios lo que ellos querian dar: “a causa de
que los indios eran bien tratados e reservados de trabaxo, no tomándoles más de
lo que ellos de su voluntad querían dar de bastimentos... porque en aquel
tiempo no se cargaban ni se hacían los malos tratamientos que después han hecho
a los dichos indios, y ansí lo conquistaban e pacificaban", dice el
testigo, de forma más políticamente correcta.
Las crónicas apuntan:
“El jefe incaico, que venía acompañado de muchas banderas y vestido con
vistosos atuendos de plumas y oro, con gran estruendo, al son de pututos,
tambores de guerra y antaras, después de varias horas de lucha, es herido por
arcabuz en una rodilla y luego alanceado por Pedro Martín de Sicilia, en lo que
es la actual plazuela de Santa Clara. Su muerte produjo el desorden entre los
Inca por lo que tuvieron que replegarse al cerro San Cristobal".
Tras la derrota Aliaga
conquistó y pacificó la provincia de Mama y Guaura.
Más tarde participó en
comisiones de importancia, como la que llevó a cabo en la travesía de Lima a
Cuzco para auxiliar a los Pizarro, que llevaban sitiados durante más de un año
en Cuzco. En esta jornada fue atacado por los indios que le hicieron retroceder
sin conseguir sus propósitos. En estas batallas, los españoles perdieron 30
hombres.
El 14 de julio recibe licencia
para viajar a España.
El 19 de julio, por Real Cédula concedida por Carlos V en Valladolid se concede
escudo de armas, para él y sus sucesores: Escudo partido. Primero, partido, en
oro, un castillo, de gules, y segundo, en sinople, dos tigres de su color,
empinados y asidos por las garras, y segundo, en azur, un navío con las velas
desplegadas, sobre ondas de plata y azur, bordura general de gules, con ocho
estrellas de oro, de ocho puntas. Por timbre y divisa, un yelmo cerrado con
rodetes de plata y gules, y sus trascoles de los mismos esmaltes. Por cimera,
un ave fénix, con sus dependencias y follajes colorado y blanco (este es el
escudo que aparece representado en el cuadro que abre esta página y que
reproducimos a la izquierda).
1537
Porras Barrenechea explica que según Diego Trujillo en este año había en Lima
380 españoles y tan solo 14 mujeres (Juana Hernández, la primera que llegó,
Inés Muñoz, la primera casada y Inés Bravo, la primera doncella noble). Este
mismo autor menciona una instancia y cédula a favor de Jerómino de Aliaga,
entre otros, para que venga a España “para que los casados que oviere cinco
años que están en aquella tierra lleven sus mugeres o se vengan a hazer vida
con ellas” (Reales cedulas otorgando permisos para viajar a España a aquellos
que volvian con el proposito de casarse y regresar a las Indias). No queda
claro si estaba casado o venía a casarse.
Su primera mujer fue Beatriz de Medrano, con quien tuvo un hijo: Juan, que
nació cuando ella estaba casada con Hernando o Bernardino de Sosa. Aunque es un
punto un poco oscuro, pues Juan afirma que en realidad no estaba casada con él.
El caso es que cuando nació ya había muerto de Sosa y sus padres se casaron el
día de su bautizo y fue legitimado. Otros hijos fueron Jerónimo, Alonso y
Juana.
Sin embargo hay varios autores,
como Salazar y Castro y Manuel de Mendiburu, que afirman que su mujer fue otra:
Leonor de Figueroa, nacida en Jerez de los Caballeros, Badajoz, hija mayor de
Gonzalo Rodríguez de Figueroa y María Tinoco, que pasaron al Perú con cuatro
hijas el año 1551 y las cuatro se casaron noblemente. Está claro que por las
fechas no puede ser, pues en ese año Aliaga estaba en otros menesteres y alguno
de sus hijos ya habían nacido. Más abajo veremos en qué radica el error de
estos autores.
1539
Solicita nueva petición sobre información de actos llevados a cabo en la
conquista para presentar ante su Majestad y ante los Señores de su Real Consejo
de Indias, y “ante quien viere que conviene a mi derecho”. En este momento
afirma que hacía “quince años poco más o menos que pasó de los reynos de España
a la Tierra Firme e llamada Castilla de el Oro”. En esa información pide que
“su Majestad le favoreciese a él y a sus hijos, e le gratificase e hiciese
mercedes”.
1540
Jerónimo de Aliaga estaba el 26 de junio con otros siete u ocho vecinos de la
ciudad de Lima, cuando fue asesinado Pizarro por los partidarios de Diego de
Almagro. Según nos cuentan en los interrogatorios: “descuidados e parlando en
otras cosas, y como se entendió que iban a matar a el dicho Marques salieron
todos corriendo cada uno por su partes se armar a sus casas para lo defender
como lo hizo Gerónimo de Aliaga”. Aliaga fue hecho preso y llevado ante la
presencia del líder de la revuelta:
“... viendo que no tenia
remedio, y que era muerto, el Capitan Aliaga se hizo fuerte en su casa y se
defendió hasta la noche y hasta que a todo el pueblo tuvieron rendidos y debaxo
de su mano, que no tuvo otro remedio sino darse y en ello corrió muy gran
riesgo, y ansí le tomaron sus armas y caballos y le llevaron preso a la posada
de el dicho don Diego”.
Vaca de Castro es nombrado por
el rey nuevo gobernador en estas tierras y consigue que Diego de Almagro se
retire hacia Cuzco. Vaca, desde la ciudad de Quito, manda una provisión en la
que nombra a Aliaga su Lugarteniente (Teniente de
Gobernador) de la ciudad de Lima, para que "tuviese esta
ciudad y su tierra en justicia en nombre de su Majestad y la defendiese de los
tiranos como Almagro". Tras el nombramiento es aceptado por el cabildo de
la ciudad.
Enterado Almagro del
nombramiento de Aliaga, el rebelde intentó volver a Lima para acabar con los
que no lo habían apoyado, poniendo “a mucho riesgo su persona, y de su mujer, e
hijos e hacienda”. Es de destacar entre los actos de defensa de la ciudad la toma
de uno de los galeones que venía a proveer a Diego Almagro de gente, armas,
caballos y dinero, tras atracar en el puerto de la ciudad. Aliaga mandó detener
al maestre y capitán del barco y colocó en su interior a los servidores de su
majestad, todas las mujeres casadas, y el oro y la plata que había en la
ciudad, tras pregonar que todos los que quisiesen servir a su majestad se
embarcasen.
Los de Almagro no volvieron a
la ciudad sabiendo que el galeón ya no les pertenecía. Utilizó el cargo de
Teniente de Gobernador hasta que el mismo Gobernador Vaca llegó a la ciudad.
Parece ser que el más perjudicado fue el propio Aliaga pues el ejército de los
partidarios de Almagro, al mando del capitán Pedro Álvarez Holguín, estuvo
instalado durante cuatro meses en las posesiones de Aliaga tenía en Huaylas, en
espera del ejército contrario, acabando con las ovejas, el maiz y las fuerzas
de los indios que trabajan estas tierras.
1542
En septiembre de ese añó el gobernador Vaca de Castro acompañado de Aliaga se
dirige a la provincia de Guamanga para acabar con Almagro, donde se libró la batalla
de Chupas. Aliaga perdió su caballo, muerto de un mosquetazo.
1544.
El 14 de abril en una provisión Vaca de Castro le confirma la dada por Almagro
años atrás y le otorga una encomienda en Chancay con 3100 personas a su servicios en
premio de su mérito y por los males que había sufrido durante los años
anteriores. El 5 de septiembre firma una petición como Escribano de Cámara de
sus Cesáreas y Católicas Majestades en la Ciudad de los Reyes.
1545
El 5 de agosto una escritura estipula que Aliaga edificaría una capilla en el
convento de Santo Domingo de San Juan Bautista (fundado en 1540). La capilla de
San Jerónimo, que hoy es la capilla de Santa Rosa de Lima, es la primera
capilla del lado de la Epístola. La dotó con dos misas rezadas cada semana,
vísperas y misa el día de San Jerónimo y sus aniversarios. Se ha conservado la
capilla original junto con la de Diego de Agüero, la de la Virgen del Rosario.
Según Manuel Mendiburu, Aliaga dio al convento dos vacas, una casa y tienda que
tenía, cuatro solares para que se hiciera una huerta y 50 pesos de oro de a 450
maravedís. Estos solares formaron el recinto del antiguo colegio de San Martín.
El gasto total de la obra fue 17.000 pesos.
1547
Realiza testamento en la Ciudad de los Reyes el 14 de mayo.
El 9 de octubre recibe licencia para fundar el mayorazgo de su familia, y lo
verifica en 17 de julio de 1549, disponiendo para perpetuidad el nombre de su
casa y su apellido.
1549
Este año pide por tercera vez información de sus servicios a su Majestad, así
“en el descubrimiento destos reynos, como en la conquista e pacificación, y en
las tiranías e rebeliones pasadas y en todo lo que se ha ofrecido, en todo lo
cual he servido con mucha lealtad e fidelidad”. Antonio de Rivera, afirma en
esa fecha que “es público y notoro que trata bien sus indios e tiene en ellos
clérigo que los dotrina y enseña en las cosas de la fe”.
El 17 de julio se produce la
fundación de su mayorazgo (revista del Archivo Nacional del Perú, Lima 1921)
1550
En el Cabildo de la Ciudad de los Reyes celebrado el 23 de enero, la ciudad le
nombra, junto a Fray Tomás de San Martín, provincial de la orden de Santo
Domingo, como procurador para ir a España y les da una serie de instrucciones,
aprovechando que iba con Fray Antonio de Castro al capítulo general de
Salamanca.
En lo referido a la necesidad de contar con un centro de estudios se les dice
expresamente. “Item, que porque estas partes están tan remotas de España y lo
hijos de los vecinos y naturales, enviándolos a los estudios de España (...)
hacen grandes gastos y por falta de posibilidad algunos se quedarían
ignorantes, pedir y suplicar a Su Majestad tenga bien e haga merced que en el Monasterio
de los dominicos de esta ciudad haya Estudio General con los privilegios y
exenciones y capitulaciones que tiene el Estudio General de Salamanca” (Libro
IV de Cabildos de la Ciudad de los Reyes. Recogido en Historia General del
Perú, Tomo II, Virreinato (1551 – 1596), de Rubén Vargas Ugarte, S. J., Lima,
Perú, 1971, p. 56).
Cuatro días después, el 27 de
enero, el escribano Baltasar Fernández, a petición de Jerónimo de Aliaga, firma
en el puerto de mar de la ciudad de los Reyes, Callao, varios traslados sobre
"la probanza de sus actividades en la conquista". Por estas fechas
embarca en el mismo puerto rumbo a España, nada menos que al mando de una de
las nueve naves que partieron hacia la península, el galeón de los Albos.
Los barcos llegaron el 1 de
junio a Cartagena de Indias, tras sufrir un temporal en el golfo de Darién. En
esta ciudad las autoridades embarcaron un jaguar que llevaron para diversión de
los príncipes Maximiliano y María (muy normal en esta época).
Llegados los Procuradores a España, (el 9 de septiembre atracaron en Sanlúcar
de Barrameda y el 16 a Sevilla), y no encontrando a Carlos V, determinaron
pasar a Alemania, pero sólo pudo hacerlo Fray Tomás, pues Jerónimo de Aliaga,
sintiéndose enfermo desistió de acompañarle. Hizo el viaje Fray Tomás en
compañía del celebre pacificador del Perú Pedro de la Gasca. Antonio del Busto,
no obstante, mantiene que Aliaga si viajó hasta Ausburgo y consiguió la ansiada
cédula de fundación para Lima.
1551
La gestión de los procuradores culminó de manera positiva al otorgar el
monarca la Real Cédula de fundación de la Universidad de San Marcos, en la
ciudad de Valladolid el 12 de mayo de 1551, la primera universidad que se
erigió en América.
En noviembre se celebra una junta sobre la perpetuidad de las Encomiendas.
Estuvo integrada por más de 20 asistentes entre ellos varios procuradores del
Perú que promovieron la Junta y estaban en la Corte, uno era el capitán
Jerónimo de Aliaga.
A la hora de votar, votaron en contra de la perpetuidad, según relata Bernal
Díez del Castillo, que estuvo presente: Pedro de las Casas, Fray Rodrigo de
Labrada, Pedro de la Gasca y Luis Hurtado de Mendoza, presidente del Consejo de
Indias y del Consejo de Castilla, dos oidores del Consejo de Indias y Fray
Tomas de San Martín. Perdieron la votación. Pero no se decidió nada esperando
la vuelta del emperador Carlos desde Alemania, para que tomara una decisión
última.
Según del Busto, Aliaga ya no
volvió más, pues estaba imposibilitado por haberle recrudecido cierta
enfermedad antigua. La misma que otros autores afirman le impidió viajar a
Alemania.
1554
El 9 de diciembre en representación del Cabildo, logró que por
menos de 20.000 duros se construyera un puente de palo sobre el río Rímac.
1558
En este año ya está casado con su segunda esposa, Juana Manrique de Lara, hija
de Rodrigo Manrique de Lara, III conde de Paredes y de Ana Manrique, pues fue
testigo del testamento de su suegra Ana Manrique. (también lo fue su hermano
Alonso Ramirez de Aliaga).
1559
Según consta en un documento del Archivo de Indias, solicitan licencia para
seguir teniendo sus indios y residir tiempo en España: "El fiscal con doña
Juana Manrique, mujer del capitán Jerónimo de Aliaga, vecinos de Lima, sobre la
licencia que solicitan por tener sus indios y residir tiempo en España”.
1562
Se bautizan en la iglesia de San Sebastián el 15 de febrero a dos de sus
criadas, poniéndoles por nombre Ana y Maria. Existe la creencia de que se trata
de dos mujeres llegadas de América, indias, aunque no tenemos documentos que lo
prueben. Actua como padrino en los dos casos. Las actas lo recogen así:
"Del Señor
Capitán ...Domingo 15 dias del mes de febrero año suso
dicho el Señor Gines rodriguez teniente cura bautizo a una criada del Señor
capitan Geronimo de Aliaga y de Doña Juana su muger tuvola al exorcismo e catecismo
Julio del Astero el viego y en la pila Pedro de Camargo fue comadre de
capita francisca de Molina.
"Del Señor
Capitán ...Ese dia el Señor Gines rodriguez teniente cura
bautizo a Ana criada del Señor capitan Geronimo de Aliaga y de doña Juana su
mujer tuvola al exorcismo e catecismo cristobal de molina y en la pila el Señor
licenciado Julio de Vallesteros fue comadre de capita Elvira Muñoz muger de
Andrés Gomez".
1565
El 29 de julio recibe una orden real por la que puede nombrar tenientes para que
desempeñasen por él la Escribanía Mayor del virreinato.
1568
En la relación de confirmaciones que se conservan de la iglesia de San
Sebastián aparecen mencionadas una Ana y una María, y al lado "criada, la
del capitán". También aparecen: Catalina Bautista, Isabel, criada, del
capitán.
1569
El 17 de abril realiza testamento definitivo, que invalida el que había
realizado con anterioridad, el 14 de mayo de 1547 en la ciudad de los Reyes,
antes de regresar y fallece el 21 de abril de 1569 en Villapalacios.
Fallece
el 21 de abril de 1569 en Villapalacios.
1590
El escultor sevillano Juan Martínez Montañés entrega al dominico
Cristóbal Núñez, con destino al Perú, varias obras suyas. Entre las probables
se cita: un Santo Domingo, un Santo Tomás, una Santa Catalina de Sena y el
Cristo de la familia Aliaga para la iglesia de Santo Domingo, y en la Catedral
el San Juan Evangelista que se exhibe en la capilla de la Escuela de Cristo y
la Santa Apolonía que todavía se venera en su capilla fundada por el capitán Hernando
de Santa Cruz y Padilla. Más tarde Ana Pinelo, hermana del capitán García Barba
Cabeza de Vaca, encarga al artista un "Niño Bautista" para el
monasterio de la Concepción.
1680
Se menciona una huerta, en la ribera de Villapalacios, que linda con huerta del
vínculo del capitán Aliaga, por lo que continúa su memoria en la localidad.