martes, 15 de enero de 2013

UNA LIMA QUE DESPIERTA

Ultimamente el sol rilla mas en Lima. No me refiero solo a los nveles  de radiacion -que se alzan amenazantes-sino al grado de satisfaccion y orgullo que sentimos sus habitantes. En terminos generales disfrutamos de un animo radiante, aunque, paradojicamente, las sombras de la violencia y la criminalidad oscurezcan tanto nuestra vida diaria que la desconfianza y el temor son ya habituales en nuestras relaciones sociales.
Gracias a diversos estudios sabemos qu inquieta y que contenta a los limens. El 200, por jemplo, el Instituto de Opinion Publica de la PUCP documento quelos capitalinos estamos abrumadoramente  orgullosos de nuestra identidad (87%) y creemos quela alegria es un rasgo que nos identifica bien (80%). La misma fuente acaba de actualizar al 2012 sus hallazgos: el 48% de sus habitantes  declara estar satisfecho de vivir en ella, frente a un 16% que se siente insatisfecho.
Lo paradogico en este sleado climaes que, junto al creciente optimismo y razonables expectativas de bienestar, los limenos  padecemos una  considerable decepcion respecto de otros aspectos que influyen  negativsmente  en lapercepcion de nuestra calidad  de vida. Estudios como los de la PUCP hacen patente que la delincuencia, y la crisis de la seguridad ciudadana, el caos del transporte publico, y el mal trato y poco respeto que se han instalado cmo noirmales  en nuestras relaciones interpersonales fuera de casa son los problemas que mas agobian en los ultimos tres anos.
Los autores que comparan procesos en el mundo han hecho notar que esta paradoja no es exclusivamente limena, sino propia de las ciudades emergentes que crecen sin planificacion. Estas se desarrollan en forma tan fragmenda y desigual que son incapaces de incorporar a toda su poblacion en los beneficios  publicos generales. Se argumente, que en lo inmediato, esta brecha entre las expectativas  generadas y la realidad cruda incuban no solamente sistemas delincuenciales que estallan sin control, sino tambien las practicas discriminatorias que aqui vemos a diario y que buscan seguir marcando las diferencias a fuerza de criterios de "distincion", o simplemente de choleo".
La sociologa chilena Monica Vargas, en un ensayo publicado en  "Le Monde Diplomatique", llama a este fenomento "el miedo al otro", un temor investido de escarnio  de algunos ciudadanos hacia otros que habitan  en sectores perifericos y que no manejan los codigos  dominantes del statu quo:. A ojos de los temerosos, aquellos imprecisos "otros"  son "horrorosos"  y su presencia es consustancial a la descomposicion de la vida social.
Afortunadamente los limenos estamos despertando. Lo bueno es quelosnuevos espacios publicos estan lorando el encuentro de lo que antes emeria fragmentado. Estamos intentando conocernos mas , y condenando, por lo menos en discurso, las practicas que la cultura del miedo y la desconfianza todavia imponen ntre nosotros. Este seria el mjor regalo para la ciudad en su nuevo cumpleanos: que el optimismo imperante convierta  el discurso igualatorio en feliz realidad.














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