A pocos metros de la puerta de ingrso de lo que hasta hace poco fue el Mercado Mayorista Numero 1 de La Parada, aun estan en una gruta Santa Rosa y San Martin, un nacimiento y dos cuadros pequenos del Senor Cautivo de Ayabaca esperando seguramente la partida final y la transformacion total de este espacio. Ya casi todos los puestos estan vacios y, a pesar de que son cerca de las cuatro de la tarde, aun hay actividad comercial, se ven apilados sacos de papas, cebollas, limones, ninos que juegan alrededor, hombres y mujeres que descansan o guardan la mercaderia. El Mercado Mayorista esta poco a poco dejando de tener la presencia imponente que tuvo hace unos pocos meses, presencia que crecio a lo largo de losultimos cincuenta anos hasta convertirlo en el corazon de un espacio que fue (y aun lo es) punto de llegada y de inicio de una nueva vida en Lima, la ciudad capital.
El Mercado Mayorista no solo fue el terminal de un largo viaje de frutas y verduras de lo mas variado, sino tambien de un gran movimiento poblacional. Dicho mercado tenia su propio sistema, el que se construyo desde una diversidad de formas de compra, venta y relaciones diversas, a la usanza de los diferentes pueblos y comunidades del Peru, sistema al que ahora le toca reinventarse debido a su traslado. Sin embargo la actividadcomercial no se ha limitado a dicho recinto, este se expandio a lo largo de las calles, una mistura de colores, sabores, olores, rostros, snidos, sombreros, carretas y carretillas: bocinas de combis y autos que salen desde los incontables puestos de hierbas, comida, verdura fresca, utensilios de plastico, ropa, cebos de culebas cartas del tarot, jugos para ninos, musica y una infinidad de productos que cubren las mas insospechadas necesidades. El lugar parece infinito y se alimenta ademas con la llegada de cada vida y de cada sueno cargado si no es en un camion, en una carreta, en una maleta o en un quipe desde lugares cuyos nombres casi no se conocen en esta ciudad.
Desde donde se mire La Parada es un espacio estigmatizado por la violencia y el mundo del hampa. Se han tejido diversos discursos para desligitimar la cultura de este lugar, por la procedencia de quienes lo habitan , por las necesidades que solo este espacio ha sabido cubrir, por los sistemas " no modernos" utilizados en el y, sin duda, por la presencia inegable de cierto grado de violencia. Se lo ha reducido a un espacio de robo y delincuencia generalizada, pero La Parada, en cada rincn, en cada puesto, en cada moneda, en cada carretilla, es sobre todo una muestra de teson y lucha por enfrentarse a la vida, por sobrevivirla y escalar desde las posiciones menos privilegiadas a una vida digna que sea capaz de dar bienestar a cada no de los miembros de las familias que lo habitan.
A finales de los anos 60, el antropologo estadounidense Richard Patch publico un estudio sobr La Parada desde su observacion y las historias de vida que pudo cnocer a traves de la mediacion de algunas personas con mas facilidad de convivencia en el lugar, , describe las dificultades y retos para la insercion del poblador migrante en Lima, el idioma, la diferencia de clases, los criterios raciales y el proceso de asimilacion. Parte de su primera conclusion , anota "... trabajan duro y parejo en las tareas que han escogido. Consideran que el ndividuo y su familia pueden alcanzar el exito a traves de sus propios esfuerzos y son capaces de responsabilizarse a si mismos y no al destino por el fracaso. Existe una gama notable de sentido empresarial, con perspectivas limitadas por la falta de oportunidad pero impresionante por el grado de maginacion que se le dedica". A estos hombres y mujereshoy se les llama "emprendedores".
Muy temprano por la manana, apenas el sol esta dando la cara, las carretas de desayuno toman el lugar. Los platos humeantes de caldo de cabeza y mote pasan por las manoscallosas de los cargadores que estan a la espera de los camiones. La radio esta sonando, es un huaino o una cumbia que se confunde con las voces y gritos de la gente. En el chifa de Avelino, este, les cuenta a sus amigosdel periplo de su padre desde la China hasta llegar a La Parada.
Mas tarde, cuando los vendedores de todo y de nada toman la calle, la gente se agolpa frente a un hombre quien enciende un trozo de tela y luego de apagarlo lo muestra incolume, asegurandose de esta forma la venta de unos cuantos metros. Otro hombre desciende de un auto y con un paquete de camisas se dirige a un bazar cercano, un nino - seguramente su hijo- se ha quedado en el vehiculo y unos jovenzuelos le han sustraido un sobre por las ventanas: los ve desaparecer detras de un puesto de hierbas y flores, detras de un cartel que dice "curandra: pactada con el sol y la luna, la noche y el mar"."
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